EH Bildu aguanta el veto del PSOE a la espera de ser decisivo tras el 23-J

La coalición abertzale sigue con la mano tendida y pide no ser “excluida” frente a los intentos de los socialistas para evitar que se les asocie con los independentistas en el marco de las elecciones generales

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El coordinador general de EH
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, interviene durante una rueda de prensa posterior a la reunión de la Mesa Política. (Unanue/Europa Press)

Negociar los gobiernos locales y autonómicos de los próximos cuatro años con el horizonte electoral de fondo no es un reto fácil. Aún menos ante vetos motivados por la presión política y mediática. No obstante, EH Bildu sigue sin mover ficha con la mirada puesta en el 17 de junio, cuando se constituirán los nuevos ayuntamientos surgidos de los comicios del pasado 28 de mayo, pero sobre todo, en el 23 de julio, cuando se celebrarán las elecciones generales.

Las elecciones autonómicas y municipales arrojaron unos resultados históricos para la coalición abertzale, a pesar de que gran parte de la campaña estuvo centrada en sus listas por la inclusión de 44 exetarras (siete de ellos condenados por delitos de sangre, aunque renunciaron a tomar posesión de sus cargos en caso de resultar elegidos). Tanto en el País Vasco como en Navarra, EH Bildu fue la fuerza que más concejales obtuvo.

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En el marco de estos resultados, la coalición abertzale fue la fuerza más votada en Vitoria, la capital vasca, y en la diputación de Gipuzkoa, y la segunda en Bilbao, San Sebastián y Pamplona. Asimismo, a un año de las autonómicas en el País Vasco, ascendió un puesto hasta la tercera posición en el parlamento navarro al sumar un escaño.

Pero la presión de la derecha sobre el PSOE por su relación con esta fuerza, a menos de dos meses de unas elecciones “decisivas”, podría dar al traste con las aspiraciones de EH Bildu de obtener el bastón de mando en plazas importantes como Vitoria o Pamplona. Si bien, la continuidad de la socialista María Chivite al frente del Gobierno de Navarra podría estar en juego al necesitar esta una nueva abstención de la formación soberanista, como ocurrió en 2019.

EH Bildu sigue apostando por facilitar gobiernos progresistas

Ante la cita del 23 de julio, el dilema para EH Bildu radica en “¿qué es mejor para el país, que gobierne el PP o que gobierne un Gobierno más progresista?”, recordó este jueves su coordinador general, Arnaldo Otegi, además de sostener que “a este país no le conviene un gobierno de la derecha”.

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El presidente del Gobierno, Pedro
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la portavoz parlamentaria de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, durante una sesión de control al Gobierno. (Eduardo Parra/Europa Press)

EH Bildu, que facilitó la gobernabilidad de Pedro Sánchez y ha alcanzado pactos puntuales con el Gobierno de coalición para sacar adelante en el Congreso diferentes iniciativas sociales y económicas de calado, mantiene su apuesta por “cerrar el paso de la derecha” siempre que dependa de su voto, tanto a nivel local y autonómico como a nivel nacional, insisten fuentes de dicho partido.

La cuestión es si se abstendrá finalmente en la investidura de Chivite, prevista para después de la generales, si los vetos a su formación se materializan con la posible pinza de los socialistas, el PNV y el PP en el País Vasco, y a la espera de lo que suceda el 23-J. “Habrá que ver cómo evolucionan los acontecimientos”, apostillan estas fuentes.

El PP ofrece sus votos “gratis”, pero pide formar parte de los gobiernos

Y es que, con el horizonte electoral de fondo y tras la campaña del 28-M embarrada por la derecha a cuenta de ETA, los de Alberto Núñez Feijóo han vuelto a la carga al ofrecer sus votos al PNV y PSE-EE en el País Vasco para “frenar” a EH Bildu. Así lo dijo el líder popular el pasado martes y lo reiteró más tarde el presidente del Partido Popular vasco, Carlos Iturgaiz.

La oferta del PP a PNV y PSE-EE evitaría que EH Bildu alcanzara las alcaldías de Vitoria, Oion, Kuartango y Zigoitia (Álava) y Durango (Bizkaia), así como la presidencia de la Diputación de Gipuzkoa. No obstante, pese a ofrecer sus votos “gratis”, los populares exigirán formar parte de los diferentes ejecutivos y las alcaldías de Laguardia y Labastida.

La incógnita sobre el Gobierno de Navarra

Por otra parte, en Pamplona, donde la primera fuerza es UPN, los socialistas no parecen estar dispuestos a facilitar la alcaldía a EH Bildu (segunda fuerza con un concejal menos que UPN), al tiempo que también descartan apoyar la candidatura más votada. “Somos la alternativa a la derecha y al independentismo. Inicio hoy mismo esta importante tarea”, apuntó Elma Saiz, la candidata del PSN en el ayuntamiento de la capital navarra.

En el contexto de estos movimientos despunta con fuerza la incógnita sobre la gobernabilidad de la comunidad foral. Chivite (PSN) podría conservar su cargo si reedita el actual pacto de gobierno con Geroa Bai y Contigo Navarra (la candidatura respaldada por Podemos), pero tendría que necesitar la abstención de los nueve diputados de EH Bildu.

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Tras el inicio de la ronda de contactos para la investidura, la propia presidenta en funciones dejó claro este jueves que “no vamos a llegar a un acuerdo de gobierno con EH Bildu”, pero cabe destacar que en la anterior legislatura, el PSN tampoco contactó con la coalición abertzale para pedirle su apoyo en la investidura. No obstante, como en el Congreso, esta formación se ha convertido en un socio parlamentario indispensable para la aprobación de los tres Presupuestos del Gobierno de Navarra.

Ante la presión de la derecha sobre el PSOE, en medio del clima electoral, de cara a que se les asocie con los independentistas, estos últimos siguen con la mano tendida. “Es tiempo de hablar y acordar, no de exclusiones”, apostilló la candidata de EH Bildu en Navarra, Laura Aznal. Lo cierto es que asumen que la investidura de Chivite se pospondrá hasta después de las generales para “no condicionar” y, en este punto, el escenario que arroje las elecciones generales también será fundamental, ya que la coalición abertzale podría volver a ser clave para facilitar un hipotético gobierno progresista.

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