Cinco años después de que Pedro Sánchez llegara a la Moncloa, aupado por la primera y única moción de censura que ha prosperado en la democracia, el secretario general del PSOE tiene por delante un nuevo reto mayúsculo en medio de una situación especialmente delicada. La consigna es seguir sumando páginas a su manual de resistencia frente a los vientos que auguran un cambio de ciclo en el mapa político español y europeo.
“Es cierto que hay fuerzas muy poderosas que ya están empujando en esa dirección, como está ocurriendo, por cierto, en otras muchas partes de Europa y del mundo. Pero España no es inmune lógicamente a esa corriente reaccionaria. Pero os digo una cosa: en España podemos pararla, por nuestros hijos y por nuestras hijas”, explicó este miércoles en el Congreso.
Te puede interesar: Sánchez, hacia el 23-J: “Nuestro partido no lo fundaron siete exministros de una dictadura”
El presidente del Gobierno reunió a los diputados y senadores del grupo socialista para trasladar un mensaje claro y levantar el ánimo de una formación en situación crítica. Lo hizo dos días después de anunciar la convocatoria anticipada de elecciones generales para el próximo 23 de julio, y tres días después de la derrota que sufrió el PSOE en las urnas, perdiendo gran parte de su poder territorial, tanto a nivel autonómico como local.
Una moción de censura contra todo pronóstico
72 horas después de las elecciones del pasado domingo, “el clima de ahora es vamos a pelear”, como resume un diputado y exdirigente socialista después de la arenga del presidente, que aprovechó el cónclave socialista en la Cámara Baja para inaugurar la batalla hacia el 23-J. Y, casualidades del destino, el momento por el que atraviesan los socialistas y, especialmente su secretario general, no es ajeno a una de las efemérides de las que más presumen: la victoria de Sánchez en la moción de censura.
Te puede interesar: El adelanto electoral zanja cualquier alternativa a Sánchez y lo reafirma como candidato indiscutible
El 1 de junio de 2018, el panorama político dio un giro de 180 grados, sacudiendo los cimientos del país, después de que Pedro Sánchez desbancara a Mariano Rajoy de la Moncloa gracias a una mayoría alternativa a la del PP (en este punto, Podemos tuvo un papel clave). Este hecho fue consecuencia directa de la sentencia de la primera época del caso Gürtel, que condenó a la formación conservadora como responsable a título lucrativo.
Era la primera vez que se condenaba a un partido por corrupción en democracia, un motivo que aunó a fuerzas de diferentes sensibilidades para apoyar al candidato de la moción impulsada por el PSOE. Puestos a recordar, Pedro Sánchez había vuelto a ser elegido secretario general del PSOE justo un año antes, resurgiendo de sus cenizas en las que quedó tras dimitir por su oposición a la abstención en la investidura de Rajoy en 2016.
Te puede interesar: Los barones del PP quieren evitar la negociación con Vox para no afectar a Feijóo
En el marco de esta historia al frente del partido, además de las situaciones adversas que ha tenido que sortear como presidente del Gobierno con la pandemia de la covid y la crisis energética por la guerra en Ucrania, Sánchez aupó a los suyos para la siguiente batalla, la del 23 de julio. La sensación de derrota en el partido no se quita, pero tres días después del 28-M y ante la siguiente cita electoral, no queda otra: “Hay que dar la batalla”, señalaron varios diputados a la salida de la reunión del grupo parlamentario.
El 23-J, una dicotomía para los españoles
“Si nos movilizamos, en España no va a suceder lo que estamos viendo en otras naciones. Así que vamos a ganar las elecciones el próximo 23 de julio”, enfatizó Sánchez. El líder del PSOE quiso dejar claro que la formación entrará en el cuerpo a cuerpo con el PP, a quien ya califica de “derecha extrema” y eleva al mismo nivel que a la formación de Santiago Abascal.
“Hay que saber si los españoles y españolas quieren que al frente del Gobierno esté una fuerza socialdemócrata, comprometida con Europa, o un tándem de derechas extremas que copian al alimón, como hemos visto este pasado 28 de mayo, los métodos y las proclamas que hemos visto en Washington, en Budapest o en Brasilia”, apostilló.
En este sentido, Sánchez quiso preparar a los suyos para una precampaña que se prevé dura: “Y la tormenta, ya lo hemos visto, va a ser tremenda. El aperitivo de suciedad, de insultos, de mentiras que vamos a tener que superar el próximo 23 de julio, pues hemos tenido un primer registro el pasado 28 de mayo”.
Al margen de la arenga de ayer, otra muestra de ello son los dos vídeos lanzados por el PSOE tanto este martes como este miércoles. En el primero, se acusa al PP de “mentir” cuando gobierna al recordar el 11-M, el Prestige y el accidente del Yak 42, mientras que en el segundo contrarrestan las críticas de la derecha por la fecha de las elecciones, en plenas vacaciones, al echar en cara que Feijóo hizo lo propio en Galicia un 12 de julio.
No parecía fácil en los días previos a aquel 1 de junio de 2018 como tampoco lo parece ahora. Este miércoles, Sánchez se aferró a la historia del PSOE para sortear los “pronósticos adversos” cuando faltan menos de dos meses para que las elecciones generales se celebren, pero también a la suya propia: ”Bueno, yo desde 2015 llevo unos cuantos”, ironizó.
Seguir leyendo: