Cuando buscas María Guardiola en Google, el primer resultado es ‘hija de Pep Guardiola’, una auténtica estrella en las redes sociales que acumula cientos de miles de seguidores. Con un gigante como Google e Instagram jugando en su contra, María Guardiola ha luchado contra todos los elementos para firmar un buenísimo resultado, demostrando su objetivo a los votantes populares: la Extremadura de Monago no fue una ilusión.
Vara -y las encuestas- hasta el domingo tenían claro que repetiría al frente de la Junta de Extremadura. No obstante, nadie contaba con la estrategia silenciosa que ha demostrado llevar Guardiola. La estrategia de la hormiga -poco a poco-, la gestión de las redes -las suyas no las de la influencer- y los paseos por cada uno de los pueblos extremeños para darse a conocer ha resultado fructífera.
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El PP, el 28-M ha empatado en representantes y se ha quedado a poco más de 60.000 votos de superar al PSOE, una formación y un líder, Fernández Vara, que nunca la vieron como una rival a batir. El propio presidente de la Junta se refería a ella como “la candidata del otro partido” para evitar darle publicidad. Ella respondió con Rosalía, poniendo a todo volumen “Dí mi nombre”. Vara, consciente de la situación crítica del PP derivada de la designación a dedo por parte de Madrid en la época de Casado y con una estructura interna y electoral oxidada, nadie podría pensar que una desconocida Guardiola iba a dar la campanada.
Ahora, sin mayorías absolutas y como único socio posible a Vox, Guardiola se enfrenta a una nueva batalla política e ideológica. Unas alianzas con las que se siente incómoda, después de reivindicar algunas de las banderas de la centralidad y ser muy crítica con la ultraderecha. Hace unos meses, en plena precampaña electoral, Guardiola fue entrevistada por TVE y logró detallar, sin miedo ninguno, las diferencias entre su PP y la ultraderecha. Enumeró cuatro puntos.
“Violencia de género. Las cosas se llaman por su nombre y existe aquí y desgraciadamente en otros lugares de España. Es una lacra con la que tenemos que luchar”, expresó la candidata. Además reconoció su compromiso y respeto con el colectivo LGTBI, defendió el derecho al aborto y cargó contra la ultraderecha por su criminalización contra la inmigración. Estas palabras no sentaron muy bien en Vox que fue tachada de “roja peligrosa”. Ahora, la candidata popular pide responsabilidad al PSOE para evitar tener que pactar con Vox.
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Su campaña la ha basado en un pilar fundamental: la llegada del AVE a Extremadura. Una campaña que ha preparado durante los últimos meses, después de sufrir la presión de los barones del PP cuando veía que ‘mataban’ a su mentor político, Pablo Casado.
Guardiola trabajó antes de licenciarse en Empresariales en Cortefiel y repartiendo guías telefónicas. En el año 2011, con la llegada de Monago a la Junta de Extremadura, María Guardiola desembarcó en la política institucional al frente de la secretaría de Hacienda y Tecnología del gobierno autonómico. En 2015, con la pérdida del gobierno regional pasó a la concejalía de Cáceres de Economía y Desarrollo Tecnológico.
Ahora, a pesar de no gustarle sus socios, de querer gobernar, deberá pactar con la ultraderecha tras la negativa de Vara de abstenerse para permitir un gobierno de Guardiola, una María Guardiola que ha ganado a Google, a Instagram y hasta el todopoderoso Guillermo Fernández Vara.
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