El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha arengado a los suyos tras la derrota electoral del pasado domingo 28 de mayo. En un encuentro con los diputados y senadores en el Congreso, dos días después de anunciar el adelanto electoral para el próximo 23 de julio, Sánchez ha insuflado un ánimo “necesario” a los suyos, apelando a los sentimientos más allá de destacar los logros del Gobierno de coalición, y presentando las elecciones como un plebiscito.
“Lo que se decida el próximo 23 de julio va a ser decisivo para España porque el resultado tendrá efecto para la ciudadanía en la próxima década”, ha recalcado para apelar al voto de la mayoría social en torno al PSOE. “Nuestro partido no lo fundaron siete exministros de una dictadura con la financiación de unos cuantos banqueros. Lo fundaron en un bar de Madrid 25 trabajadores. Esa es la gente que representamos, a quienes defendemos y de quienes dependemos para ganar al PP y Vox”, ha señalado con contundencia.
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Durante su intervención este miércoles en el Congreso, el secretario general del PSOE ha insistido en contraponer el modelo de un Gobierno progresista al de un posible ejecutivo de PP y la ultraderecha. “¿Ortega Smith despreciando a una mujer en silla de ruedas víctima de violencia de género se parece a España? ¿Ayuso llamando estafa al cambio climático y diciendo que se arregla con macetas se parece a España? Yo creo que España es mucho mejor que todo eso”.
A diferencia de lo que ocurrió en la anterior campaña de las autonómicas y locales, Sánchez ha entrado de lleno en el cuerpo a cuerpo, tirando de orgullo a las silgas del PSOE. En este sentido, varios diputados coinciden en señalar en que esta es la fórmula “más adecuada” para encarar estas semanas hasta el 23 de julio.
No obstante, el líder de los socialistas ha prevenido a los suyos: “La tormenta va a ser tremenda. El aperitivo de insultos que hemos tenido que tolerar, ya lo hemos visto. Hablarán de pucherazo, de que hay que detenerme como responsable de ese pucherazo. Ya lo han hecho y lo volverán a hacer [...] Os pido que respondamos a esa catarata de insultos y de mentiras con argumentos y datos”, ha enfatizado.
En cuanto a la decisión sobre el adelanto electoral, el presidente del Gobierno ha admitido que la tomó “con su conciencia” al entender que “ningún líder que merezca serlo puede mirar a otro lado cuando los suyos sufren un castigo tan inmerecido y tan injusto”. De esta forma, Sánchez, candidato indiscutible en el partido para el 23-J, ha vuelto a asumir su responsabilidad. “Me gusta ganar y me duele perder, pero tengo que confesaros que cuando más me duele perder es cuando consecuencias inmediatas recaen en personas a las que quiero y admiro. Tenía que asumir los resultados y el reto que estos resultados plantean para el país”.
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Y tras esta primera consecuencia, tal como señaló el pasado lunes cuando anunció el adelanto electoral, Sánchez ha alertado de que “todas las instituciones” donde gobernaba el PSOE ahora lo harán PP y Vox. Y ha ido más allá al calificar a los primeros de “derecha extrema”. Asimismo, ha recordado que la misión de ambos partidos es “derogar el sanchismo”, esto es, echar por tierra las principales medidas impulsadas por el Gobierno de coalición, como los sucesivos aumentos del salario mínimo, la reforma laboral, el IMV, la ley de muerte digna o la de vivienda.
Con todo, de cara a la siguiente cita con las urnas, “España tiene que decidir qué dirección toma, si quiere continuar esos derechos”, por lo que ha pedido el respaldo de “la mayoría social porque nos jugamos mucho”. En este sentido, las apelaciones a la “importancia” de las elecciones han sido constantes: “Es urgente aclarar esto cuanto antes”. Pese al “cansancio” y a la coincidencia de la fecha de las elecciones con el periodo estival, Sánchez ha apelado a los suyos en un discurso revestido de épica y emoción: “Hay que dar la batalla”.
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