La inflación impacta más en la España vaciada y está impulsada por los márgenes empresariales

El director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, expone que los márgenes empresariales han contribuido un 73% a la inflación y que los salarios no recuperarían el poder adquisitivo perdido

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Un agricultor trabaja en su explotación en un municipio rural español. (Jesús Hellín/Europa Press)
Un agricultor trabaja en su explotación en un municipio rural español. (Jesús Hellín/Europa Press)

La inflación ha impactado con más fuerza en los hogares ubicados en la llamada España vaciada y en los que disponen de menor renta. Esta es una de las principales conclusiones del Cuadernos de Información Económica publicado este miércoles por Funcas, en el que expone que las comunidades autónomas con la mayor parte de los municipios despoblados han sido también las que soportaron mayores incrementos de precios en 2022.

El centro de estudios afirma que el crecimiento de los precios en el último año en las seis principales regiones despobladas están por encima del 8,4% de la media nacional. En concreto, calcula que el IPCH, indicador alternativo al IPC para medir los precios según la cesta de consumo de cada comunidad, aumentó un 9,89% anual en Castilla-La Mancha; 9,2% en Castilla y León; 8,96% en Extremadura, 8,91% en Galicia; 8,64% en La Rioja y 8,62% en Aragón. Al revés, las regiones con menor IPCH fueron Madrid (7,14%), Canarias (7,38%) y País Vasco (7,39%), sin contar las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

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Que estas regiones sean las más perjudicadas se debe a que el peso medio de alimentos, energía y carburantes en su cesta de consumo se encuentra por encima de la media nacional y estos son, precisamente, los componentes que más se han encarecido. Según el INE, la inflación de los alimentos escaló hasta el 11,6% anual en 2022, la de la electricidad un 26,8% y la de los carburantes un 22,4%. Por ejemplo, los alimentos pesan un 26,9% en la cesta de consumo de Castilla-La Mancha en contraste con el 20,8% de Madrid. Además, si se suma el peso de alimentos, energía y carburantes, solo estos tres ocupan el 42,8% de la cesta de la región castellanomanchega, porcentaje que solo llega al 31,6% en Madrid.

Funcas explica que la elevada dispersión poblacional unida a un reducido número de pueblos de tamaño grande provoca un elevado peso en carburantes. Por otra parte, el clima continental que afecta a la mayor parte de estas comunidades explica “un elevado peso del gasto en energía” por tener más necesidad tanto de calefacción como de aire acondicionado. También influye tener una población más envejecida y mayor proporción de personas solas mayores de 65 años.

De hecho, el centro de estudios calcula que los hogares formados por una sola persona mayor de 65 años se enfrentan a valores medios de IPCH superiores a los de parejas más jóvenes con o sin hijos, así como a los hogares monoparentales. Además, “un patrón relevante en todas estas estructuras familiares es que el IPCH es claramente superior en los hogares residentes en zonas rurales”, en concreto, en los municipios de menos de 10.000 habitantes.

Por otra parte, el proceso inflacionista de 2021 y 2022 ha “golpeado con mayor fuerza” a los hogares con menor capacidad de gasto. Según Funcas, el incremento del IPCH medio que registraron los hogares en la primera decila de renta, la más pobre, en 2021 duplicó al de los hogares de la última decila, la más rica: el 5,1% frente al 2,5%, teniendo en cuenta que la media general del año fue el 3,1%. En 2022, como consecuencia de un mayor avance del crecimiento de los precios, se produjo un aumento de 10 puntos en el porcentaje de hogares que se enfrentaron, de media, a un IPCH superior a la inflación, llegando a afectar a los hogares que gastan hasta 32.500 euros anuales.

Los márgenes empresariales apuntalan la inflación

En otro artículo de la publicación, el director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, explica que el aumento del deflactor del PIB entre el segundo trimestre de 2021 y el primero de 2023 (un 10,1%) se debe, sobre todo, a “la recuperación de los márgenes empresariales”, que se habían visto afectados “muy negativamente” por el parón de la actividad durante el confinamiento. Aunque siguen registrando distintas realidades por sectores, con resultados “boyantes” en energía y comercio al por mayor mientras no se han recuperado en la construcción y algunas ramas manufactureras.

En menor medida han contribuido hasta ahora el alza de los costes laborales, el otro principal canal de transmisión interna de la inflación. En concreto, detalla Torres, el 73% de la inflación en términos de deflactor del PIB se debe al excedente bruto de explotación por unidad de producto, el 17% responde a los costes laborales unitarios y el 10% restante a los impuestos netos de subvenciones.

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Partiendo de este análisis, las perspectivas de inflación que avanza Funcas son un crecimiento del deflactor del PIB del 4,7 %, 3,5 % y 2,6 % para 2023, 2024 y 2025. La previsión, si bien todavía superaría el objetivo del 2 %, es “relativamente cauta”, ya que “implica que los salarios no recuperarán el poder adquisitivo perdido desde el inicio del brote de inflación”. La moderación de los márgenes empresariales es también “un supuesto prudente, ya que quiebra la tendencia alcista de los últimos tiempos”, avisa Torres.

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