“Me he dicho que podía ganar sin perder ningún juego, que podía ser más fácil de lo pensado, pero un partido puede cambiar en todo momento, pero al principio del partido me sentía invencible”. Esta declaración de intenciones nada más debutar y ganar en Roland Garros demuestra que Carlos Alcaraz ha llegado a París con la firme determinación de pisar fuerte. Su favoritismo para ganar el segundo Grand Slam del curso en el tenis y suceder a Rafa Nadal en el palmarés es innegociable desde el día uno, con un estreno más que convincente ante el italiano Flavio Cobolli (6-0, 6-2, 7-5). París es La vie en rose para el español ahora mismo, desatado en la tierra batida y número 1 del mundo. Sin embargo, la capital francesa despertó sensaciones muy distintas en Alcaraz hace dos años, cuando todavía no estaba en la cúspide del deporte de la raqueta.
Era noviembre de 2021 y el jugador murciano marchaba en el puesto 35 del circuito masculino. Por aquel entonces, Alcaraz todavía se contentaba con ganar torneos Challenger y ATP 250. En esos momentos, ni siquiera estaba en París para disputar Roland Garros, sino el Masters 1000 de París-Bercy. Fue la pista dura de la segunda competición tenística más importante que se celebra en la ciudad gala la que albergó la que el propio protagonista definió el pasado mes de abril como la derrota más dura de su carrera. Para más inri, se la propinó un jugador local: Hugo Gaston, 103 del ranking en aquellos días.
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El duelo no pudo ser más juvenil, con el de El Palmar con 18 años en el carné de identidad y el de Toulouse con 21. Todo parecía indicar que Alcaraz, que venía de eliminar al también francés Pierre-Hugues Herbert en primera ronda y al ya prometedor italiano Jannik Sinner en segunda, se llevaría la victoria ante un rival procedente de la previa. Así pareció indicarlo buena parte del primer set, cuando le rompió dos veces el saque a Gaston para colocar en el marcador un 3-1 primero y un 4-2 después favorable para sus intereses. Entonces, el guion del encuentro cambió para siempre.
El Alcaraz más derrumbado que se recuerda
Cuando todo parecía preparado para una victoria plácida de Alcaraz, Gaston entró en el partido llevado en volandas por la grada, eminentemente local y volcada con su tenista. El fervor del público fue crucial para que uno de los suyos reaccionase y le diese la vuelta a la primera manga, que acabó cayendo de su lado por 6-4. A Carlitos no le quedaba otra que rehacerse e intentar llevar el duelo al tercer set. Estaba totalmente decidido a conseguirlo: activó el modo avión y voló en el segundo parcial, colocándose 5-0.
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Le quedaba apenas un juego para devolverle el envite a Gaston. Pero, otra vez, el dominio del encuentro se le fue de las manos a Alcaraz: de forma inexplicable, cedió siete juegos consecutivos y el partido ante el francés, que también se llevó el segundo set por 7-5. El hundimiento del español, que no supo mantener la cabeza fría ante el apoyo que recibía su adversario y la animadversión que le llegaba a él, fue total. Tanto es así que le pudo la presión y rompió a llorar.
Sentado con el rostro oculto tras una toalla, las lágrimas de Alcaraz fueron de pura impotencia. No podía creerse que el billete para cuartos de final se le hubiese escapado en sus narices, engullido por un ambiente hostil al que ni siquiera pudo sobreponerse con su empuje habitual. Así terminaba su aventura en el Masters 1000 parisino, aunque la de Hugo Gaston no duraría mucho más: fue eliminado a continuación por el ruso Daniil Medvedev, entonces y hoy número 2 del mundo.
La historia ha cambiado mucho para Alcaraz y Gaston desde su hasta ahora único enfrentamiento. El español tiene un grande en el bolsillo (US Open 2022), es el mejor tenista del mundo en la actualidad y amenaza con seguir engordando en París un historial ya muy notable a pesar de su juventud. En cuanto al francés, no ha ganado ningún título como profesional, su puesto más alto en el ranking fue el 58 (en julio de 2022: ahora es el 109) y se despidió del presente Roland Garros a las primeras de cambio este martes (derrota por 6-1, 7-6 [4] y 6-4 ante el eslovaco Alex Molcan, 86 del mundo). Son las vueltas que da la vida y, en este caso, el tenis.
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