Echar la lágrima es inevitable: la mejor época de la historia del tenis masculino cada vez está más cerca de terminarse. La baja hasta final de año de un Rafa Nadal que ya apunta que se despedirá del circuito ATP en 2024 obliga a admitir que el paso del tiempo es inexorable para todos. Ocho meses después de que Roger Federer colgase la raqueta, el español se aparta de ella por sus problemas físicos, con la confianza de que sea algo momentáneo, y deja al irrepetible Big Three tenístico reducido a una sola unidad: Novak Djokovic, al que, sin sus dos grandes rivales, se le allana más el camino para convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos.
Desde que en enero ganó su décimo Abierto de Australia, el de la redención tras ser deportado del país en 2022 por el covid, el serbio cuenta con el mismo número de Grand Slam que Nadal en su haber: 22. Ya más que superados los 20 grandes entorchados de Federer, la primera oportunidad para que se produzca el desempate entre ambos llega en esta edición de Roland Garros. Un torneo en el que Nole, que debuta este lunes frente al estadounidense Kovacevic (114 del mundo), iba a partir como uno de los grandes favoritos al triunfo sí o sí, aunque ahora con más razón dada la ausencia de Nadal. Eso sí, sólo lo ha conquistado en dos ocasiones (2016 y 2021) y la tierra batida no está dándole ningún tipo de alegrías este 2023.
La gira de arcilla ha arrojado muchas dudas sobre el estado actual de Djokovic, con una lesión en el codo que ha empañado buena parte de su concurso: cayó en octavos de final en Montecarlo (Musetti), en cuartos del ATP 250 de Banja Luka (Lajovic) y en idéntica ronda en el Masters 1000 de Roma (Rune), ausentándose de Madrid. No parece que el segundo grande de la temporada llegue en el momento más propicio para el de Belgrado, con un aviso a navegantes en competición inmediatamente anterior a su participación en París: la nueva generación de tenistas te obliga a no bajar la guardia nunca.
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Jugadores como Carlos Alcaraz, de nuevo número 1 del mundo desde el 22 de mayo, Daniil Medvedev, Casper Ruud, Stefanos Tsitsipas, Andrey Rublev, Holger Rune, su último verdugo, o Jannik Sinner, entre otros, son una amenaza total para el balcánico en estos momentos. Cualquiera de ellos podría retrasar el récord que ansía Nole, aunque a él nunca se le pueda descartar de antemano en cualquier torneo de prestigio que se precie. Tampoco en tierra. Para muestra, Roma es uno de los tres Masters 1000 que más veces ha ganado a lo largo de su carrera junto a Miami y París (ambos en pista dura): seis, la última en 2022.
Wimbledon y US Open, plazas más apetecibles
Pase lo que pase en tierras galas, quizá el favoritismo de Djokovic sea mayor cuando la hierba y Wimbledon hagan acto de presencia en el calendario. Para entonces, ya habrá cumplido los 36 y se plantará en Londres como vigente campeón del tercer Grand Slam del año, cuyo trofeo ha levantado 7 veces: 2011, 2014, 2015, 2018, 2019, 2021 y 2022. Es fácil advertir lo poco que ha fallado el serbio en el All England Tennis Club durante los últimos años, así que la posibilidad de que se haga con su grande número 23 en la Catedral del tenis es muy real.
Si Djokovic tampoco consiguiese el hito en julio (hay que tener en cuenta que ahora mismo ya es el tenista con más títulos de Masters 1000 de la historia: 38), tendrá que esperar hasta finales de agosto-principios de septiembre para intentarlo de nuevo. La oportunidad llegaría en la pista dura que tantas alegrías le ha dado, concretamente en la del último Grand Slam del curso: un US Open que hasta la fecha se ha llevado 3 veces (2011, 2015 y 2018). El defensor del título en Nueva York es, en estos momentos, Alcaraz. Un recordatorio añadido de lo que toca sudar la gota gorda con los ídolos juveniles en estos momentos.
Mucho más lejos queda en el horizonte el siguiente Abierto de Australia, en el que quién sabe si no habrá vuelto ya Nadal. No obstante, la decena de títulos de Djokovic en Melbourne (2008, 2011, 2012, 2013, 2015, 2016, 2019, 2020, 2021 y 2023) le convierten en el jugador más galardonado de la historia del torneo y en su principal baza cada vez que lo disputa. Por tanto, los focos volverán a centrarse en él con fuerza al poco de arrancar 2024.
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Las jóvenes promesas vienen pisando fuerte y la gloria también les sonreirá a ellos antes o después. Aun así, Djokovic sabe que sus oportunidades de récord de entorchados también en los Grand Slam son mucho más claras ahora que sus dos mayores adversarios no compiten. Cómo negar lo evidente, sobre todo con Nadal, que le arrebató 5 de esas competiciones.
US Open 2010, Roland Garros 2012, US Open 2013, Roland Garros 2014 y Roland Garros 2020 cayeron del lado del manacorense. Federer, por su parte, le ganó una sola final de este calado a Djokovic (US Open 2007). El resto de tropiezos del serbio en los duelos decisivos por un grande llegaron ante Andy Murray y Stan Wawrinka por partida doble (US Open 2012 y Wimbledon 2013 en el primer caso; Roland Garros 2015 y US Open 2016 en el segundo) y frente a Medvedev (US Open 2021).
Claro que Novak Djokovic también le pide ya al reloj que no marque las horas. Sin embargo, sigue en pie, dispuesto a contener lo máximo posible a una Next Gen cada vez más arrolladora en las pistas y a continuar agrandando su leyenda. Todavía puede ser quien más sobresalga en el tenis a nivel masculino y en general, puesto que el récord absoluto de Grand Slam que ostenta Margaret Court (24 en el circuito femenino) es otro a su alcance. Ahora le toca al juego definir si la pelota verde cae o no del lado de la red de Nole.
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