Vox, ante el desafío de ser decisivo este 28-M y salir fortalecido frente al PP de cara a las generales

El partido de Santiago Abascal será determinante para que la derecha pueda hacerse con varios gobiernos autonómicos y de capitales de provincia. Un buen resultado reforzaría su posición de socio indispensable de los populares si desean volver a La Moncloa

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El presidente de Vox, Santiago Abascal, participa este viernes en el cierre de campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, acompañado por el candidato de la formación a la Presidencia de Castilla-La Mancha, David Moreno. (EFE/Ismael Herrero)
El presidente de Vox, Santiago Abascal, participa este viernes en el cierre de campaña de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo, acompañado por el candidato de la formación a la Presidencia de Castilla-La Mancha, David Moreno. (EFE/Ismael Herrero)

Para Vox, los del 28-M no son unos comicios más. La formación de ultraderecha quiere este domingo consolidar su peso en el mapa político nacional y normalizar su presencia en las instituciones. Las encuestas le son favorables y señalan que el partido liderado por Santiago Abascal será decisivo para la formación de gobierno en numerosas comunidades autónomas y ayuntamientos importantes. De confirmarse los pronósticos, Vox empleará sus buenos resultados para mandar un claro mensaje al Partido Popular con la vista puesta en las elecciones generales: “sin nosotros Feijóo no llegará a la Moncloa”.

Los de Abascal buscan replicar el gobierno de Castilla y León, donde cogobierna junto a los populares, en la mayor cantidad de territorios posibles, especialmente ante el previsible derrumbe de Ciudadanos. Con este objetivo, Vox ha diseñado una campaña con el foco puesto en las plazas que considera claves y han dejado –prácticamente– de lado aquellas donde saben que la suerte ya está echada, como es el caso de la Comunidad de Madrid, donde la mayoría absoluta de Ayuso se da casi por descontada.

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De esta manera, Abascal ha centrado su presencia en la Comunidad Valenciana, la plaza más peleada de estas elecciones y donde se prevé que el gobierno se decante por tan solo unos pocos miles de votos, y en Castilla-La Mancha, que fue el escenario escogido por la formación para llevar a cabo su acto de cierre de campaña, con la asistencia de más de 500 personas. Desde la plaza del Ayuntamiento de Toledo, su líder ha asegurado que no van a aceptar “ni regalos ni chantajes” tras este domingo y ha marcado diferencias con el partido de Alberto Núñez Feijóo. “Mientras que el PP quiere un cambio de 360 grados, para que todo siga igual, Vox quiere un cambio radical”, dijo Abascal.

Posibilidades en La Rioja, Extremadura y Aragón

Otra de las comunidades en las que el partido de ultraderecha no ha escatimado esfuerzos para movilizar a su electorado ha sido La Rioja. Allí, las encuestas auguran que el Partido Popular volverá a ser la primera fuerza, tras perderla en 2019 ante el PSOE, pero sólo podría gobernar pactando con Vox. Esa es la razón por la que Abascal ha acudido a la comunidad en dos ocasiones durante los 15 días de campaña electoral.

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También en Extremadura la suma de fuerza se pronostica muy ajustada y Abascal sabe que su formación será decisiva para acabar con el gobierno de Vara. Sin embargo, la media de las encuestas apuntan a que el socialista podrá seguir al frente de la comunidad con el apoyo de Unidas Podemos. Por su parte, en Aragón podría darse el tercer gobierno del PP desde la vuelta de la democracia. Aquí los de ultraderecha serán nuevamente indispensables para desalojar a Lambán, aunque posiblemente no logren la representación necesaria como para exigirle a los populares su entrada al gobierno autonómico.

Murcia, la venganza de Vox

La formación de Abascal tiene una espina clavada con el PP en Murcia y, especialmente, con el presidente de la comunidad, Fernando López Miras, quien usó a los diputados expulsados de Vox para consolidar una mayoría alternativa tras la moción de censura fallida que presentó en su contra Ciudadanos, allá por 2021. A pesar de que, según las encuestas, el Partido Popular mejorará los resultados obtenidos hace cuatro años, no le alcanzará para gobernar en solitario y deberá pactar con los de Abascal. La ultraderecha le cobrará caro su apoyo.

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