La vida sigue igual en la Fórmula 1. Nada cambia. Max Verstappen y Red Bull consiguieron en el GP de Mónaco una nueva victoria esta temporada, cuarta para el piloto y sexta para la escudería, que refleja la enorme superioridad del RB19 sobre el resto de monoplazas. Ni un trazado desfavorable para las características de su coche, ni la lluvia y el caos en la segunda mitad de la carrera pudieron frenar el dominio incontestable de Verstappen. Tras el neerlándes, Alonso fue el primero de los mortales en ver la bandera de cuadros. El piloto español y Aston Martin dejaron escapar las pocas opciones de victoria tras realizar dos pit stop en dos vueltas.
El primero, ya con la lluvia mojando el asfalto de Mónaco, para cambiar de duros a medios y el segundo para montar intermedios y solucionar el error en la elección de los neumáticos de la primera parada. En ese momento se desvanecieron las oportunidades de apretar a Verstappen que en una sola parada hizo lo que Alonso, y la mayoría de los pilotos, resolvieron en dos. A partir de ahí, Max tuvo el horizonte y la espalda despejada para gestionar las ruedas y llegar sin problemas hasta el final de la carrera.
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Aston Martin lo hizo todo bien hasta que llegó la lluvia
Era sobradamente conocido que la estrategia en Montecarlo es fundamental. Alonso y Aston Martin decidieron desmarcarse de Red Bull y llevar a cabo un plan diferente al de Verstappen. Iniciaron la carrera con neumáticos duros para alargar la parada lo máximo posible a la espera de lo que pudiera suceder en Mónaco, que es mucho. En la salida todo salió según vaticinó Fernando ayer tras la sesión de clasificación. “No tenemos en mente atacar en la primera curva”. Y así fue. Ocon apretó a Alonso en la arrancada, pero el español, pese a rozar los muros, aguantó la posición.
La idea inicial de Fernando funcionó. Se mantuvo a una distancia prudencial de Verstappen y gestionó sus neumáticos para estirar todavía más la parada. El de Red Bull, mientras tanto, con gomas más blandas que Alonso, centraba sus esfuerzos en no degradar las ruedas y poder retrasar su paso por boxes. Bajo esa tensa tranquilidad convivieron ambos pilotos hasta que la lluvia hizo acto de presencia. Aston Martin no anticipó su llegada y cometió el gran error. Le montó a Fernando neumáticos medios cuando el asfalto de Montecarlo, resbaladizo, ya reclamaba intermedios. Conscientes de su fallo, tuvieron que realizar otra parada solucionar el error. El segundo puesto no corría peligro porque Ocon estaba lejísimos, a más de 20 segundos, pero se esfumaron de golpe las opciones de triunfo.
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Ferrari sigue siendo Ferrari y Hamilton se quedó sin récord
Todo sigue igual en Red Bull... y en Ferrari. La escudería italiana volvió a equivocarse con la estrategia en un fin de semana en el que han ido de más a menos. Enterraron las opciones de podio de Sainz con una temprana parada para protegerse de Hamilton cuando el español rodaba a buen ritmo. Posteriormente, Carlos sufrió un deja vú del Gran Premio de Australia: Gasly le adelantó tras un fallo y vivió la mitad de la carrera pegado a su alerón trasero, pero sin conseguir adelantar al piloto francés.
Al contrario que Ferrari, Mercedes fue de menos a más. Su gran estrategia permitió a Hamilton y Russell ir escalando posiciones hasta el punto de tener opciones de podio. Lo que nadie contaba era con el gran rendimiento de Ocon y su Alpine. El francés se defendió con todo y privó a Hamilton de conseguir su octavo podio en Mónaco e igualar así el récord histórico de Ayrton Senna. Tras la carrera pasada por agua, la Fórmula 1 no descansa y el fin de semana que viene se traslada a Montmeló, otro de los circuitos señalados por Aston Martin. El trazado es de los que mejor se adapta a las características del AMR 23, aunque el punto negativo para ellos es que han coincidido en la línea temporal con un desatado Max Verstappen.
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