La excepción ibérica sólo se ha activado cuatro de cada diez días en lo que va de este 2023 como consecuencia de la caída de los precios del gas por debajo del límite establecido por el Gobierno en esta medida. Pese a ello, el Ejecutivo ha alcanzado un acuerdo con Bruselas para prorrogarla hasta el próximo mes de diciembre, aunque la propia ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha señalado que “si el gas natural se mantiene en los precios actuales, probablemente no se active el mecanismo”.
Para saber por qué no ha entrado en funcionamiento es necesario entender cómo funciona el mercado eléctrico en nuestro país. El sistema del mercado mayorista de electricidad -también conocido como pool- hace que el precio del último kilovatio necesario para casar oferta y demanda decida el precio del 100% de la energía. De esta forma, cuando hay que recurrir a una tecnología de alto coste, como el gas, el impacto se traslada al resto de energías -nuclear, hidráulica, fotovoltaica o eólica- que son tradicionalmente más baratas. En España, una gran parte de la energía se gestiona en ese mercado y una parte extra tiene precios referenciados a este mercado. Por lo tanto, el precio que ahí se fija es determinante para las facturas de los consumidores.
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Para evitar el encarecimiento que este sistema provoca, el Gobierno puso en marcha la excepción ibérica que marca un precio de referencia para el de 40 euros/MWh al precio del gas que se utiliza para la generación eléctrica. Desde diciembre de 2022, el tope de 40 euros se encareció de cinco en cinco euros mensuales hasta llegar a los 55 euros/MWh en marzo, mes en el que el Ejecutivo prorrogó esta medida y modificó los incrementos mensuales previstos: en abril el límite se fija en 56,1 euros/MWh y se incrementará en 1,1 kWh cada mes, cerrando el ciclo en diciembre con un valor de 65 euros.
Esto implica que cuanto mayor sea el límite, menos probable será que entre en funcionamiento este mecanismo, que lleva desde el pasado 27 de febrero sin aplicarse e incluso en días anteriores a esa fecha el valor del mecanismo de ajuste era negativo, lo que suponía un descuento en los precios de mercado, ya que los ingresos procedentes de la interconexión con Francia superaban el importe de la compensación a las gasistas -es decir, la remuneración que se efectúa a estas empresas si el coste real por cada hora que se genera electricidad con gas supera al límite fijado-.
Aplicación en el futuro
Lo cierto es que las previsiones de los precios vaticinan que la excepción ibérica no entre en funcionamiento, al menos, en el medio plazo. El precio del gas natural TTF en el mercado holandés para entrega en junio ha caído por debajo de los 30 euros/MWh por primera vez en más de dos años. En esa caída de precios tiene mucho que ver las altas temperaturas que se han vivido en las últimas semanas, así como el acaparamiento de gas por parte de los estados europeos que llenaron sus reservas al comienzo del invierno ante el temor de un corte del suministro ruso. El gas natural no alcanzaba un precio tan bajo en el mercado europeo desde hace dos años, cuando comenzó a subir, sobre todo desde el mes de septiembre de 2021, con los primeros retrasos de entregas de gas de Gazprom, el mayor suministrador de Europa.
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Los precios continuaron al alza mientras se agravaba el conflicto entre Rusia y los países occidentales y empezaban los movimientos de tropas en la frontera de Ucrania, y se dispararon con la invasión de marzo de 2022 y durante los meses siguientes. En agosto de ese año marcó su máximo histórico en más de 350 euros por MWh, en un momento de fuerte demanda desde Europa para afrontar el invierno con sus reservas lo más llenas posibles. El precio del gas natural tienen una fuerte estacionalidad y suele bajar mucho en primavera y verano. Este año, las temperaturas del invierno han sido más suaves de lo esperado y los países europeos tenían sus reservas prácticamente al 100% para estar preparados ante una eventual decisión rusa de cortar el suministro.
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