El diario de 180 episodios racistas de un periodista cubano exiliado en España: “Me preguntan si me pueden tocar el pelo”

El también escritor Abraham Jiménez Enoa vive en Barcelona desde hace casi un año y medio y nunca pensó que el racismo y la xenofobia le impactaran más que el propio sistema capitalista

Guardar
Abraham Jiménez Enoa en Barcelona. (Cedida)
Abraham Jiménez Enoa en Barcelona. (Cedida)

El escritor y periodista independiente cubano Abraham Jiménez Enoa, que tuvo que dejar su país tras años de acoso y persecución por parte del Gobierno, vive en Barcelona desde poco más de 15 meses. Si hay algo que ha marcado su día a día, cuenta a Infobae España, “es sin duda el racismo”, que le ha impactado incluso más que el cambio del comunismo al capitalismo.

No me esperaba algo así, ni estaba preparado para ello, porque aunque en Cuba también hay mucho racismo, allí es más estructural”, asegura, en el sentido de que la población negra está subrepresentada en la educación superior, en la política, en puestos de dirección, en empresas, pero en la isla no se ha encontrado con experiencias de manera explícita en la calle “y en España sí”, aclara.

Te puede interesar: El régimen cubano detuvo al periodista Abraham Jiménez Enoa, columnista del Washington Post

Las escenas racistas le sucedían con tanta frecuencia que empezó a anotarlas en un documento de Word, a modo de diario, y ya acumula más de 180 en el casi año y medio que lleva en España, tal y como contó en el diario El País. Asegura que la situación es “insoportable”, aunque al ser periodista se considera un “privilegiado” por poder hablar y escribir sobre el tema mientras que la mayoría de las personas que sufren discriminación por motivos raciales no pueden denunciarlo públicamente, recuerda.

“El racismo no es solo lo que le ha ocurrido al jugador brasileño del Real Madrid Vinicius Jr. [quien fue víctima de insultos racistas el pasado domingo durante un partido de fútbol], sino que es todo, lo que ocurre a diario en las calles y lo que ocurre en los estadios”, con la diferencia de que lo que ocurre en la calle “está normalizado y eso es un problema porque se invisibiliza”, sostiene el autor de La isla oculta.

Momentos “realmente desagradables”

De todo lo vivido, Jiménez Enoa destaca un momento especialmente incómodo que le ocurrió en una cafetería en el barrio barcelonés del Raval, cuando estaba almorzando con su pareja y un señor que estaba sentado en la mesa de al lado gritó: “Barcelona es una puta porque admite a los putos cubanos”. “Lo dijo de una forma muy agresiva al escuchar nuestro acento. Fue tan desagradable que me levanté y me fui”, lamenta.

Otros episodios racistas que le ocurren con frecuencia, si bien no son tan directos como el anteriormente mencionado, tienen lugar en el transporte público, donde continuamente le piden la identificación o en supermercados cada vez que entra a comprar, pues escucha a los dependientes decir a sus espaldas que le sigan porque creen que va a robar. “También hay personas que me han preguntado si me pueden tocar el pelo, y lo tienen tan interiorizado, que no lo consideran una conducta racista”, critica.

Te puede interesar: ¿Es España un país de racistas? Respuestas a la dolorosa afirmación de VinIcius

En su opinión, España debe admitir, primero, que “es racista”, al igual que el resto de países en el mundo, porque si no se acepta “entonces te estás enfrentando a un fantasma”, asegura. “Quienes niegan el racismo son personas blancas que no lo padecen. Y no solo hay que aceptarlo, sino que es necesario dar voz a quienes lo sufren y después sancionarlo, porque discriminar por el color de piel es delito”, asegura el periodista, que también destaca la importancia de abordar el racismo desde las aulas y “revisitar la historia” por el pasado colonial español.

En el último año, según los últimos datos del Ministerio del Interior correspondientes a 2021, los delitos de odio aumentaron en España. Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado investigaron un total de 1.802 incidentes, 96 más que en 2019, lo que supone un aumento de un 5,6% y confirma la tendencia alcista de este fenómeno delictivo registrada desde 2014, interrumpida en 2020 por la pandemia de la COVID-19.

Seguir leyendo:

Guardar