Con seis candidatos de seis partidos distintos, lo normal es que las propuestas fluyan. Es lo que se esperaba del debate electoral que Telemadrid emitió este lunes entre los principales aspirantes al Ayuntamiento de Madrid, que se verán las caras en las urnas este 28 de mayo. Algunas propuestas se pusieron encima de la mesa (qué menos), pero el debate sirvió para revelar las filias y fobias que se viven en el Consistorio de Madrid. Había deudas pendientes.
La primera, la que Javier Ortega Smith (candidato de Vox) tiene con el alcalde José Luis Martínez-Almeida. Son los principales rivales políticos, ya que compiten por el mismo voto. “En política hay que tener palabra”, comenzó Ortega su discurso, aventurando lo que iba a venir. Porque Ortega Smith basó parte de sus intervenciones en dejar claro que el alcalde ha incumplido parte de sus promesas. Es vox populi en el Ayuntamiento que la relación personal entre ambos no es buena.
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“Se busca a este señor”, dijo el líder del Vox en la capital, sacando un cartel con la cara de Almeida para afearle que prometió derogar ‘Madrid Central’ y que no ha cumplido. El listado de agravios siguió: Almeida no ha bajado los impuestos, no ha construido las viviendas que prometió, no ha hecho los aparcamientos que venían en su programa, Madrid es la ciudad que más multas de tráfico pone... “prometen y cuando gobiernan olvidan”, sentenció Ortega.
La segunda deuda es la que tenía la candidata de Ciudadanos, Begoña Villacís, con el de Unidas Podemos-IU-Alianza Verde, Roberto Sotomayor. Era una cuita personal. Villacís recordó, emocionada, que Alejandra Jacinto (candidata de Podemos en la Comunidad de Madrid) protagonizó un escrache violento contra ella cuando estaba embarazada. “Los de tu partido se ponían en el suelo para ver si me tropezaba y me caía encima de mi tripa. Exijo que me pidas perdón”, le espetó Villacís. Un trago amargo para Sotomayor.
Este, por su parte, se jugaba mucho. Es el candidato más desconocido y algunas encuestas dicen que puede entrar en el Ayuntamiento y ser importante para que el PP no obtenga la mayoría absoluta. Sotomayor, exdeportista, jugó agresivamente. Habló de “mafias y ‘cayetanos’, de fondos buitres, del ‘caso mascarillas’ (poniéndose una en la cara), de pelotazos urbanísticos y del presunto caso de espionaje al hermano de Díaz Ayuso que derivó en una guerra civil dentro de las filas populares. Sacó todo el arsenal. “Deje de decir las payasadas que le han preparado desde ‘Villatinaja’”, le respondió Almeida haciendo referencia al chalé de Pablo Iglesias.
Pero el debate también dejó claro que se trataba, en realidad, de un enfrentamiento entre dos: entre Almeida (el gran favorito) y la candidata de Más Madrid, Rita Maestre, la que más opciones tiene en el bloque de la izquierda. La mayoría de las interpelaciones de Almeida fueron a Maestre, y los ataques de Maestre solo iban dirigidos a Almeida. El resto no existía. De hecho, Almeida apenas miró y se dirigió a la candidata socialista.
Entre tanto fuego cruzado, Ortega contra Almeida, Sotomayor contra Almeida, Rita Maestre contra Almeida, Reyes Maroto contra Almeida, y Almeida contra Rita, se intentó colar Begoña Villacís. Empezó nerviosa, pero enseguida intentó lanzar el mensaje de que los grandes logros que ha conseguido el Ayuntamiento se consiguieron porque ella ha sido vicealcaldesa. Ciudadanos “ha bajado los impuestos, ha mejorado la calidad del aire y ha desbloqueado los desarrollos urbanísticos de la ciudad”, aseguró.
Los pactos que pueden llegar
Lo más surrealista del debate fue cuando se empezó hablar de árboles talados y cuántos iba a plantar cada candidato, (Rita bautizó a Almeida como el “alcalde del cemento”). Propuestas al margen, llegó el capítulo de los pactos. Caretas fuera. Vox sabe que necesita a Almeida, por mucho que lo critique, y se comprometió a conformar Gobierno con él si los resultados electorales así lo exigen.
La izquierda, por su parte, sabe que tiene que sumar. Sotomayor (Podemos) lamentó que Más Madrid no haya querido confluir con ellos en una solo candidatura, “pero si entramos llegaremos a acuerdos”. Maestre recogió el guante: “Si los números dan habrá un Gobierno progresista en Madrid. Reyes Maroto (PSOE) fue más ambigua, pero sabe que si hay posibilidades debe pactar: “No quiero un Madrid de oportunidades perdidas”.
Almeida quiere “pactar con los madrileños”, ya que desea gobernar en solitario y no depender de Vox. “Estamos en condiciones de tener una amplia mayoría”, pero sabe que puede ser no suficiente y necesitar de nuevo a Villacís. Por eso el alcalde la preguntó abiertamente: “¿pactarás con el PSOE y Más Madrid?”, le espetó. El escenario es factible. “Hemos tenido un buen Gobierno este año, Almeida y yo no somos lo mismo. Tenemos muchas diferencias”. La de Ciudadanos tiró balones fuera.
En resumen. Se pudo ver a un Almeida institucional, tranquilo, orgulloso de gobernar con “sensatez, sentido común y eficacia”. Vox no defraudó a los suyos, a su electorado, y al final habló de ETA, la ‘ley del solo sí es sí' y de los ‘menas’ que “pegan a los niños españoles”. “Esto no es Torrente ‘apatrullando’ la ciudad”, le contestó Sotomayor, el más desubicado. Rita Maestre quiere ser la heredera natural de Carmena, a Reyes Maroto le faltó carisma, y Villacís intentó buscar su espacio. El resultado: el 28 de mayo.
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