Hace seis años, Walter Tavares apuraba sus opciones de hacerse un hueco en la NBA. Las mayores alegrías que pudo ofrecerle la mejor liga de baloncesto del mundo se limitaron a su categoría de desarrollo, donde sobresalió: poca o ninguna incidencia tuvo en Atlanta Hawks y Cleveland Cavaliers. Mientras tanto, nadie parecía acordarse demasiado del caboverdiano en Europa. Nadie excepto el Real Madrid. La bombilla se encendió debido a una plaga de lesiones de los blancos en el juego interior y el africano acabó en la capital de España en noviembre de 2017. Un adelantamiento tan veloz como sagaz al Barcelona, que quería ficharle más a futuro, y de resultados de sobra conocidos hoy: protagonismo prácticamente inmediato como madridista y crecimiento sostenido temporada tras temporada hasta llegar a un dominio más arrollador que nunca el presente curso.
La guinda, jugarretas del destino, ha contribuido a ponerla el Barça. El equipo en el que bien pudo militar Tavares y al que el gigante propinó este viernes 20 puntos, 15 rebotes y 4 tapones para un histórico 39 de valoración en las semifinales de la Final Four de la Euroliga. Una actuación sinónimo de enciclopedia, puesto que ya es la segunda mejor de todas las habidas en un único partido de la fiesta de la canasta continental tras la que protagonizó Shane Larkin con Efes en 2019 (43 de PIR). Casualidades de la vida, quien quizá sea ya el pívot más determinante del Madrid baloncestístico desde Arvydas Sabonis superó en la tabla de récords a un Nikola Mirotic que también se marcó un 39 en 2022. Aunque sin el premio colectivo de la victoria, al igual que un año después.
El poderío de Tavares en la zona le ha convertido, además, en uno de los tres jugadores con mayor número de rebotes en un encuentro de Final Four, igualado con dos interiores de aúpa en sus tiempos: Maceo Baston (Maccabi 2006) y David Andersen (CSKA 2005: eso sí, en el partido por el tercer y cuarto puesto). También está ya en la conversación de los mejores taponadores que se han visto en el fin de semana decisivo de la Euroliga: sólo Baston (6 en 2006), Ekpe Udoh (5 con Fenerbahçe en 2017) y Gregor Fucka (5 con el Barça en 2006) lograron más en un solo duelo, con hasta cinco jugadores igualados en guarismos con Edy.
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La capacidad de intimidación de Tavares gana partidos desde hace mucho, como demuestra el hecho de que haya sido elegido tres veces Mejor Defensor de la Euroliga. La última, este 2023, en el que ha vuelto a formar parte de un Mejor Quinteto de la máxima competición europea del que ya lleva tres temporadas consecutivas sin salir. Con las 4 nominaciones seguidas que atesora al Primer Equipo de la Euroliga o al Segundo (2019), sólo un mito como Nikola Vujcic fue más distinguido que el de Cabo Verde entre los pívots.
Un curso europeo de miedo
En la antesala de la final, Tavares promedia 11,2 puntos, 6,8 rebotes, 2,3 tapones, 1,5 asistencias, 0,9 robos y 17,9 de valoración en el escenario europeo. Lo cual significa que supera su promedio anotador de siempre en la Euroliga (9,3), que está a punto de rebasar su media reboteadora (6,9) y que tapona, pasa y roba balones mejor que nunca (1,9, 1 y 0,7 respectivamente). Por tanto, estamos ante la temporada más sobresaliente que se le recuerda al africano en el Viejo Continente, y la valoración también lo constata: hasta la fecha, promediaba 15,7 créditos de PIR en toda su carrera continental.
Lo que más luce en el relato del Tavares más superlativo es el presente. Su designación como último MVP del Mes de la Euroliga (abril y mayo) fue más que justificada tras una serie de playoffs para el recuerdo ante el Partizan de Belgrado. Épica incluida, porque llegó a ausentarse de la eliminatoria por lesión antes de asaltar Belgrado con 26 puntos y 11 rebotes en el tercer partido. Entonces, sus 41 de valoración igualaron la segunda mejor marca de PIR de la historia en un encuentro de la postemporada europea: concluyó con el tercer mejor promedio de siempre en los cruces (26,8).
Este nivel descollante se mantuvo con creces en un partido de tanta enjundia como lo es un Clásico de Final Four. En las filas azulgranas, Sanli, Mirotic, Vesely y Nnaji (ordenados de menor a mayor valoración: -7, -2, 2 y 6) fueron incapaces de hacer sombra a Tavares (Mike Tobey ni siquiera tuvo la oportunidad de intentarlo). Bien secundado por Randolph y el canterano Ndiaye en los minutos de los que dispusieron, el ‘22′ del Madrid lideró un concurso bajo tableros fatal para Jasikevicius y los suyos.
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Fue la enésima clase magistral en las cercanías del aro de un Tavares abonado a los récords individuales en la 2022-2023: valoración (el ya mencionado 41), puntos (los 26 de Belgrado), rebotes totales (18 contra el Mónaco en diciembre), asistencias (6 ante Valencia Basket en noviembre), tapones (también 6 frente al Bayern de Múnich en diciembre), tiros de 2 convertidos (11 en el tercer partido contra Partizan), tiros libres anotados (7 en el cuarto partido de playoffs) y rebotes defensivos (11 hace unas horas).
Sólo Olympiacos se interpone en el camino de Walter Tavares para alzar una nueva Euroliga con el Real Madrid. Ya la conquistó en 2018, a los pocos meses de llegar a la capital española: aun con peso en aquella plantilla, Luka Doncic lo eclipsaba todo por aquel entonces. Cinco años después, el equipo le pertenece a un coloso que oposita a MVP de la Final Four si hay alirón blanco en el Zalgirio Arena de Kaunas. A sus hombros volverán a subirse todos este domingo para intentar hacer realidad el sueño de la Undécima del baloncesto merengue.
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