Bajar impuestos, entre ellos el IVA, está siendo una medida recurrente para paliar los efectos de la crisis energética e inflacionista pese a que supone una elevada factura a las arcas del Estado. Además, reducir este impuesto indirecto en la mayor parte de bienes y servicios termina favoreciendo más a quienes más consumen: los ciudadanos de rentas altas, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
El microsimulador desarrollado por este organismo concluye que si el IVA bajara un punto en todos los bienes y servicios de la cesta de la compra, el 10% más pobre de los ciudadanos solo aprovecharía la mitad del ahorro, el 5,8%, frente al 10% que le es atribuible por peso poblacional. Mientras, el 10% más rico absorbería el 15,4% del ahorro, más de cinco puntos por encima de lo que le corresponde.
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El ahorro que provoca reducir el IVA es, sin embargo, mayor en proporción cuanto menor es la renta. Quienes están en la decila 1, con una renta media disponible por unidad de consumo de 3.650 euros anuales según el INE, se ahorrarían un 1,63%. Los que están en la última decila, aquellos con una renta media de 43.012 euros, se ahorrarían solo un 0,48%.
Según la AIReF, el coste de las medidas temporales que actúan sobre los precios para paliar los efectos de la inflación en los hogares “no está focalizado, en general, en los hogares de menor renta”. El coste de la reducción del IVA sobre el gas y la bonificación del transporte público es absorbido “en mayor medida, por los individuos con mayor nivel de renta”. En el caso de los alimentos, el reparto es más homogéneo entre los hogares de rentas intermedias, pero se siguen beneficiando más los hogares de renta alta en comparación con los de menores ingresos.
Analizando los beneficios de bajar el IVA en cada uno de los productos y servicios de la cesta de la compra, se observa que las rentas bajas solo se benefician más que las altas si son las que más consumen un determinado producto o servicio. Según la herramienta de la AIReF, estos son los principales productos en los que el 10% más pobre aprovecha más el ahorro de bajar el IVA que el 10% más rico: pan; leche entera; margarina y otras grasas vegetales; azúcar; bebidas energéticas; ciertos tabacos (no cigarrillos); gas licuado; carbón y otros combustibles sólidos; audífonos; servicios de teléfonos fijos, de teléfonos móviles y relacionados con internet; servicios funerarios y servicios de cuidado de personas dependientes en su hogar.
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A las mismas conclusiones han llegado ya desde otros organismos y centros de estudios, como Esade, que detalló en un estudio del 30 de marzo de 2023 sobre la bajada del IVA de los alimentos que cinco de cada diez euros que el Estado dejó de recaudar “fueron a parar al 40% de hogares con mayor capacidad económica”. También apuntaron en dicho estudio que el impacto total de esta medida es “modesto en comparación con el tamaño del shock inflacionario”. Todos los alimentos -también los rebajados- han seguido encareciéndose, un 12,9% en abril según el INE.
La rebaja del IVA de los alimentos y de la ayuda a los carburantes para profesionales finaliza el 30 de junio, aunque el presidente del Gobierno; Pedro Sánchez, aseguró el miércoles en el Congreso que habrá “nuevas medidas sociales” cuando estas decaigan.
Coste de reducir el IVA y ayudas de 200 euros
El Gobierno calcula que dejó de ingresar unos 1.509 millones de euros por IVA en 2022 como consecuencia de las rebajas fiscales sobre los consumos energéticos, ya que la recaudación habría crecido un 16% interanual sin rebajas en vez del 13,92% (hasta los 82.595 millones). Para 2023, la AIReF estima que dejará de percibir otros 3.145 millones por la reducción del IVA de la electricidad y del gas y a estos se sumarán otros 782 millones por la bajada del IVA de los alimentos hasta junio de 2023.
En conjunto, la AIReF avisa de que el paquete de medidas “no está focalizado en los más vulnerables” y destaca que la única medida temporal que beneficia más a rentas bajas y medias son las dos ayudas directas de 200 euros, más allá de las que han pasado a tener carácter estructural (el incremento de las cuantías del Ingreso Mínimo Vital, de las pensiones no contributivas y del bono social térmico).
Las ayudas de 200 euros no han tenido el éxito que se esperaba. La primera, concedida en 2022, solo llegó a 599.081 personas, aunque quería llegar a 2,7 millones. Respecto a la segunda, que pretendía llegar a 4,2 millones de hogares, la AIReF ha rebajado a 600 millones (la mitad) su estimación del presupuesto que finalmente se gastará por el menor nivel de solicitudes.
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