Rodri Hernández ha puesto el broche de oro a su mejor temporada como profesional en el partido de los partidos: la final de la Champions League. El centrocampista español se ha convertido en el protagonista del duelo entre el Manchester City y el Inter de Milán y en el héroe de la hinchada inglesa. Un disparo suyo desde el interior del área ha dado la primera Copa de Europa al conjunto dirigido por Pep Guardiola. Un gol que ha valido una Orejona para el City y un MVP de la final para él.
Pero la figura de Rodri trasciende de este gol y de la cita de Estambul. Y es que si existiera un jugador que todo entrenador quisiera tener en su equipo, ese sería el pivote citizen. No sólo por su talento dentro del terreno de juego, que le sobra, sino por la personalidad que demuestra día a día fuera de él. En un mundo tan extravagante como lo es el del fútbol, donde se ve a jugadores muy jóvenes seducidos por la fama, emerge la figura de Rodri, un ejemplo de sencillez. El del Manchester City es un futbolista de los de antes. Juega con la camiseta metida por dentro del pantalón, no lleva tatuajes ni peinados despampanantes y lo que es más llamativo: en pleno siglo XXI no tiene redes sociales.
Vive alejado del ruido mediático que a otros jugadores les encanta. Rodri terminó el grado de ADE a la vez que compaginaba su carrera futbolística. Pocos saben que siendo jugador del City cogía aviones entre semana para ir a Castellón, realizar un examen y volver por la tarde a Mánchester. Una etapa que ha fomentado su sencillez y humildad. “El entorno de estudiante me ayudó mucho, me permitía despejarme, no todo en la vida es fútbol. Sé que es mi profesión, pero me gusta ocupar el tiempo en más cosas y estoy contento por ello”, ha reconocido Rodri en más de una ocasión.
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La sencillez con la que vive es la misma que refleja en el terreno de juego. El último ejemplo, su exhibición ante el Real Madrid en las semifinales de Champions. Fue el mejor de su equipo tanto en la ida como, especialmente, en la vuelta y Guardiola así lo quiso reflejar tras conseguir el billete para Estambul: “Ha sido el mejor de la eliminatoria, sin él no hubiéramos logrado clasificarnos para la final”. El técnico español afirmó con palabras lo que plasmó Rodri en el terreno de juego: tuvo un 90% de acierto en el pase, ganó 7 de los 9 duelos que disputó, aportó dos pases clave que generaron sendos goles y en el apartado defensivo realizó con éxito todas las entradas llevadas a cabo. Liberado por la reubicación de Stones en el doble pivote cuando el City tenía la posesión, Rodri, que se había mantenido alejado de los focos durante la previa, acabó iluminando el Etihad.
Viaje de ida y vuelta con el Atlético
Muchas de las cualidades actuales de Rodri las desarrolló en su etapa como jugador del Atlético de Madrid. En la cantera rojiblanca, adonde llegó con 12 años, coincidió con Fran Alcoy, su primer entrenador. El extécnico rojiblanco explica para Infobae España en qué se parecían el Rodri del pasado con el del presente: “Siempre ha estado bien situado en el terreno del juego. En infantiles entendía el fútbol posicional como lo hace ahora y no todos los jugadores son capaces de ello. De hecho, cuando le explicábamos algo táctico, Rodri siempre razonaba el procedimiento y lo entendía a la primera. Siendo tan joven, era capaz de comprender todo sin necesidad de repetírselo”.
Fuera del verde, Rodri ya era ese futbolista con las ideas claras, sencillo y humilde que es actualmente. “Era un chico muy centrado, inteligente, con grandes valores”, afirma Fran Alcoy, que también destaca sus virtudes dentro del rectángulo de juego: “Era un guerrero en los entrenamientos, aunque más que a entrenar, venía a mejorar, absorbía los conocimientos tácticos como una esponja. Se veía que, si las lesiones le respetaban, podía llegar al alto nivel y convertirse en lo que es actualmente, el mejor pivote del mundo y sucesor de Busquets”.
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Pese a sus cualidades tácticas, abandonó la cantera rojiblanca rumbo al Villarreal debido a su corta estatura. “Tardó en desarrollar, pero se veía que iba a llegar. Sus padres son muy altos”, cuenta Alcoy. Tras dos temporadas en el primer equipo groguet, el Atlético pagó 20 millones y recuperó al jugador. En el Metropolitano, bajo las órdenes de un Simeone que le entregó las llaves del centro del campo, Rodri sólo vivió una temporada antes de que Guardiola lo llamara a filas. Tiempo suficiente para que absorbiera otra faceta: la defensiva. “Con el Cholo mejoró mucho su capacidad defensiva y mentalidad ganadora. Guardiola también la tiene, pero el argentino se la inculcó en el Atlético”, sostiene el técnico que le dio la alternativa como colchonero.
Con Guardiola ha alcanzado la madurez futbolística
Su desembarco en Mánchester, previo pago de 70 millones de euros, fue por petición expresa de Pep Guardiola, que veía en Rodri el jugador ideal para desarrollar su estilo de juego. Bajo las órdenes del técnico catalán, ha pulido todas las facetas, especialmente la “asociativa”, como considera Fran Alcoy, hasta convertirse en el futbolista total que es actualmente. Incluso ha mejorado su capacidad goleadora y disparo lejano, llegando a marcar siete goles la pasada campaña.
Rodri es la prolongación de Guardiola en el terreno de juego. El primero en acudir a la banda para recibir indicaciones y el que mejor mantiene la calma en medio de la tormenta. Suele decirse que en la vida nunca se deja de mejorar y Fran Alcoy sostiene dicha afirmación: “Rodri aún no ha alcanzado su techo, tiene margen de mejora. Está en la edad ideal para seguir evolucionando”. Lo seguirá haciendo siendo fiel a sus valores. Alejado del ruido mediático y sin llenar portadas, pero haciendo lo que mejor sabe: jugar al fútbol. Su primera Champions llegó en Estambul con y él fue el héroe.
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