La sequía, que se sigue profundizando en España, se ha colado en la campaña electoral con temas como los trasvases o las restricciones de agua y la situación ya empieza a ser preocupante para buena parte de la población. Según los datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hecho público este martes, el 53,1% de la población consultada se muestra muy preocupada por la escasez de lluvias.
No es para menos, porque a pesar de las lluvias de los últimos días en numerosos puntos del país y de que continuarán en las próximas jornadas, siguen sin ser suficientes para paliar la sequía de larga duración que ya ha entrado en su tercer año. La reserva hídrica continúa en descenso y se sitúa en el 48,2% de su capacidad total, según informó este martes el Ministerio de para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Los embalses almacenan actualmente 27.033 hectómetros cúbicos de agua, por lo que ha disminuido en la última semana en 384 hectómetros cúbicos (el 0,7% de la capacidad total actual de los embalses).
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El pasado 11 de mayo el Consejo de Ministros aprobó un plan extraordinario de 2.190 millones de euros con el objetivo de paliar los efectos de la sequía que incluía 636 millones de euros en ayudas directas para los sectores agrícola y ganadero, especialmente afectados por la falta de lluvias. Sin embargo, organizaciones como Greenpeace consideran que esas medidas “son un parche” y no van a servir, aseguran, para atajar “ni esta sequía ni las futuras que vienen”.
“Estamos apartando a la agricultura familiar”
Greenpeace, que pide un plan de choque “urgente y efectivo” contra la sequía, aboga por un cambio profundo en el sistema agroalimentario, pues este sector es el mayor consumidor de agua en España al acaparar el 82% del total consumido. “Se trata de un modelo basado principalmente en regadío intensivo industrial, y eso es muy grave, porque estamos desplazando nuestra agricultura tradicional y familiar, nos estamos cargando las explotaciones pequeñas”, señala a Infobae el responsable de campaña de aguas de Greenpeace, Julio Barea. Desde la organización aseguran que es necesario plantear una “reducción drástica del regadío”, dado que cada vez hay menos disponibilidad de agua.
Greenpeace destaca también la necesidad de elaborar un plan para reducir la superficie de regadío, principalmente el intensivo e industrial de forma que se prime el agua para consumo humano, además de mejorar el control del uso ilegal del agua. La organización lleva años denunciando la existencia de “más de un millón de pozos ilegales” que, según sus cálculos, están sustrayendo el equivalente a lo que consume “una población de 118 millones de personas” más del doble de los habitantes que tiene España.
La organización ecologista también insiste en que se descarte la construcción de más infraestructuras hidráulicas como embalses o trasvases y que las desaladoras “se limiten a situaciones excepcionales”. “España es uno de los países con más embalses y en cuanto de deja de llover, en tres meses estamos sin agua, no son soluciones”, añade.
Otras de las medidas que proponen es que no se otorguen concesiones ni autorizaciones a nuevas instalaciones de ganadería intensiva o a la ampliación de las existentes y reducir de forma progresiva, empezando este año, la cabaña ganadera en intensivo, con el objetivo de alcanzar un 50% menos para 2030.
Por último, Greenpeace reclama a las administraciones que aumenten el presupuesto destinado a la gestión forestal, para “avanzar en la adaptación de los bosques mediterráneos al cambio climático, y por tanto, en la protección del suelo y del agua”.
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