La recaudación tributaria del Estado alcanzó su máximo histórico el pasado año con 255.463 millones de euros, un aumento interanual del 14,4% en términos de caja, y una parte no desdeñable de él se produjo como consecuencia de la inflación. Los precios crecerán menos en 2023, pero lo seguirán haciendo por encima del 2%, por lo que volverán a inflar los recursos públicos con más intensidad que el crecimiento económico, la subida de las pensiones y la subida de los salarios. Así se desprende del informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) sobre el programa de estabilidad.
Según el informe, 6 puntos del crecimiento de los ingresos de 2022 correspondieron a los precios, lo que se traduce según la AIReF en un 1% del PIB. Esta cifra caerá hasta los 3,3 puntos en 2023, pero también lo hará el crecimiento de los ingresos tributarios en general, ya que solo se elevarán un 7,3% respecto a 2022. El aporte de los precios el crecimiento de los ingresos equivale al 0,6% del PIB, 7.963 euros si se calcula sobre el PIB de 2022. De esta manera, la influencia de los precios sobre la recaudación supera ambos años al del resto de los componentes, como son el crecimiento “real” de las variables macroeconómicas, entre otros.
En los últimos meses ha habido disparidad entre las cifras del Gobierno y las de instituciones como la AIReF y el Banco de España sobre el peso que la inflación ha tenido en los ingresos récord. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya detalló en el cierre del ejercicio presupuestario del año pasado que solo “cinco puntos pueden explicarse por la inflación”, es decir “una tercera parte del incremento de la recaudación” y que el mayor impulso vino por el crecimiento de la economía, del empleo y de los márgenes empresariales, por lo que las subidas de precios “no son la causa principal”. Además, el Ministerio de Hacienda asegura en el programa de estabilidad que “el previsible menor crecimiento del IPC en 2023 y años siguientes no supone un factor de riesgo para los ingresos”.
Esto contrasta con las cifras del Banco de España, ya que en un artículo publicado en marzo indicó que “algo más de la mitad” del incremento de la recaudación en los tres primeros meses de 2022 correspondió a la inflación, siendo esta la causante del “43% del incremento de los ingresos públicos tras la pandemia”. La AIReF vislumbra ahora con su informe una tesis más cercana a la de este organismo que a la del Gobierno y anticipa, como se observa en el cuadro, que el crecimiento de los ingresos por motivo “real” solo será de 1,8 puntos en 2023, un 0,3% del PIB.
Al componente de la inflación se suma otro elemento de incertidumbre: tanto la AIReF como el Banco de España identifican un crecimiento de recaudación que no se puede explicar por la buena marcha de la economía ni por otros motivos. La primera prevé que esta “variación no explicada”, como aparece en el cuadro, no tenga efectos ya en 2023, mientras que el supervisor bancario español habla de “residuos fiscales” y les atribuye un papel destacado en 2021 y 2022, aunque por el momento no ha avanzado qué podría pasar con ellos en este año.
La AIReF prevé menor peso de los ingresos sobre el PIB
Discernir qué parte del aumento de los ingresos públicos es coyuntural y cuál estructural es fundamental de cara a la reducción del déficit en los próximos años. De hecho, la buena marcha de la recaudación tributaria en 2021 y 2022 ha contribuido a rebajarlo pese al elevado gasto público y a las medidas de rebajas fiscales adoptadas para paliar los efectos de la crisis energética e inflacionista en hogares y empresas. Medidas que, según la AIReF, han supuesto una reducción de la recaudación de 8.237 millones en 2022.
La AIReF es menos optimista que el Gobierno y prevé un menor peso sobre el PIB de los recursos que recibirán las administraciones públicas en 2023 por un menor crecimiento de los impuestos de tipo renta y de las cotizaciones sociales. Según la Autoridad Fiscal, esto se debe al aumento de la reducción de rendimientos del trabajo y del mínimo de tributación en el IRPF y a una menor previsión de creación de empleo que la que espera el Gobierno. En concreto, AIReF cree que los recursos del Estado se estancarán en el 42,6% del PIB, como en 2022, frente al Gobierno que cree que se elevarán hasta el 43,4%.
De esto se deriva una previsión del déficit algo más elevada, el 4,1% del PIB en comparación con el 3,9% al que se ha comprometido el Ejecutivo. Aunque este desajuste entre previsiones se cierra en 2024, año para el que tanto el Gobierno como la AIReF esperan un 3% de déficit sobre el PIB, en cumplimiento con la entrada en vigor de las nuevas reglas fiscales comunitarias. Este cumplimiento sin ajustes adicionales se deberá, según la Autoridad Fiscal, a la retirada de las medidas temporales, como la rebaja del IVA de la electricidad, el gas y los alimentos, que restan ingresos al Estado.
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