La dimensión de ‘King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I’ (editorial Libros del K.O.) se mide en las apenas cuatro páginas que dedican José María Olmo (El Confidencial) y David Fernández (Infobae España) a Alejandra, la hija secreta del rey emérito. Es la noticia que puso el libro en el foco, pero ni siquiera para los autores se trata del hecho más relevante. Los dos confiesan haber escrito con estupor. Nada de lo que cuentan se parece a lo que sabíamos del monarca por sus biógrafos ni por los medios.
“Yo ya pensaba que era el ciudadano más privilegiado de este país porque pagábamos la seguridad, la residencia; esquiaba, cazaba; porque si comía en un restaurante no tenía que pagar. Lo que me sorprendió que este nivel de vida le parecía muy poco, insuficiente”, explica Fernández. Olmo dice haber vivido el proceso de elaboración del libro “con la boca abierta” ante la sucesión de hallazgos, que le llevan a concluir que “ha habido una gran mentira sostenida en el tiempo porque ha habido mucha gente colaborando”.
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Los periodistas presentaron ‘King Corp.’ este jueves en una de las naves de Matadero Madrid ante familiares, amigos y compañeros. Efectivamente, Alejandra o la gamberra y poderosa tapa de Artur Galocha (Washington Post) que ilustra la edición son ‘solo’ el reclamo para adentrarse en una obra valiente fruto de una rigurosa investigación que requería de un desafío más: contarlo y hacerlo entendible para cualquiera que comenzara la lectura, o de otra forma el trabajo habría servido de poco.
Pero este desafío no es sino el día a día de Olmo y Fernández, que en su compromiso por llevar al lector hasta la última página estructuran y relatan sin perder el pulso. “Juan Carlos I se levantó ese sábado con la misión de salvar la monarquía. Su legado y el futuro de su hijo Felipe VI dependían de lo que ocurriera en las siguientes doce horas”, arranca el primer capítulo, que bien pudiera parecer una ficción, pero no lo es, ni nada de lo que ocurre en las más de 350 páginas a continuación.
“Gozó de un silencio casi absoluto”
Ellos, los autores, no podían por tanto elegir el poso de su obra, que admiten habla de un imperio, un entramado que movía grandes cantidades de dinero y “lealtades” fundamentales para sostenerlo y mantenerlo en secreto, pero una obra con pasajes “muy cutres, chapuceros”. “Esa chapuza es consecuencia de la impunidad. Él pensaba que vivía en un cortijo”, apuntó Fernández en la presentación en Matadero. Es cuando abdica cuando el hoy emérito “empieza a perder lealtades”, señaló Olmo, “y de la manera más tonta fue descubierto”.
“Un fiscal suizo tuvo que ser, fuera de nuestras fronteras, tras escuchar a una mujer supuestamente despechada -Corinna Larsen-, por el que los españoles se enteraran de todo”, subrayó Fernández. Olmo también estuvo hábil para sintetizar: “El país del secreto bancario fue el que acabó con el secreto del rey”. Hasta entonces, el monarca “había gozado de un silencio casi absoluto”, pero “ese superpoder se rompe”. Salen a la superficie su “adicción por el dinero” o sus amantes. Antes de Corinna hubo otras 34.
Y que la Familia Real no era una familia. “Juan Carlos y Sofía están separados desde que Felipe tiene cinco años, desde el 73. Demasiado tiempo para que nadie lo dijera abiertamente”, denunció Olmo, quien se refirió en un par de ocasiones a la afición del rey por los relojes, que llegaba a empeñar. Algunos doblaban su asignación presupuestaria oficial anual. Fernández no se saca de la cabeza dos cuadros desaparecidos del Palacio Real, de Patrimonio Nacional y por esto de todos los españoles. Quien se los llevó, como informó en su momento la prensa -el diario ABC más concretamente-, entró “como Pedro por su casa”. ‘King Corp.’ revela dónde se encontrarían.
Con todo, Olmo “no minusvaloraría el poder que sigue teniendo” el rey emérito. Considera, o sabe bien, que “sigue habiendo gente que mueve los hilos”. De hecho, admite, “hace falta ser valiente para meterte en esto”, refiriéndose al libro. Los hay que han cuestionado la veracidad de ‘King Corp.’ ya desde que salió el nombre de la hija secreta. Sobre esto, Olmo es tajante: “No tenemos la más mínima duda de que lo que contamos es cierto. No puedes publicar algo así si no entras hasta la cocina de Juan Carlos I... y en la cocina de Juan Carlos I está Alejandra”.
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