Sergio Rodríguez levanta al Real Madrid ante el Partizan en una remontada que vale el billete para la Final Four de la Euroliga

La actuación del base canario en la segunda mitad del quinto partido de los playoffs europeos enchufó también a Sergio Llull y Rudy Fernández. Los tres resultaron fundamentales para que los blancos cambiasen el signo de un duelo en el que coquetearon seriamente con la eliminación (98-94)

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Sergio Rodríguez celebra una canasta
Sergio Rodríguez celebra una canasta del Real Madrid en Belgrado (Euroleague)

Sergio Rodríguez tenía a buen recaudo el tarro de las esencias del Real Madrid de baloncesto para destaparlo a lo grande en el quinto partido de los playoffs de la Euroliga contra el Partizan de Belgrado. El base canario, ya capital en los partidos de Serbia, decidió recuperar su versión todavía más eléctrica, la que le convirtió en uno de los jugadores más mágicos de Europa, para llevar en volandas a los blancos a una nueva Final Four (espera el Barça; Olympiacos y Mónaco en la otra semifinal). Su éxtasis en el último cuarto contagió a sus compañeros y al público del WiZink Center minutos después de que el fantasma de la eliminación llegase a sobrevolar la calle Goya (98-94).

El Chacho insufló el alma tan necesaria para encuentros de este tipo a los otros dos grandes exponentes de la vieja guardia que quedan en la plantilla madridista: Sergio Llull y Rudy Fernández. El primero pareció mutar en aquel jugador que fue MVP de la Euroliga durante un inolvidable curso 2016-2017 por unos momentos, los de la verdad. Mandarinas incluidas, esas que tanto se echaban de menos. El segundo se dejó literalmente el hombro por la causa. Poco importaba: por el escudo, ya lo avisó, lo que haga falta.

Del 69-76 con el que se inició el último cuarto al 97-88, máxima del Madrid, a dos minutos del bocinazo. Érase un club a una remontada pegado. El cuento de nunca acabar cuando de los de Concha Espina se trata. Hubo que apretar los dientes hasta que el reloj se quedó sin tiempo (triple de LeDay para colocar a Partizan a tres, 97-94; instant replay con suspense y un tiro libre fallado por Hezonja), pero bendito sufrimiento. Va en el ADN madridista. Nada sería lo mismo sin esa competitividad extrema capaz de cambiarle la cara a un equipo efectivamente blanco, pero del susto, no mucho antes de que la casta marcase el camino a Kaunas.

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El Partizan soñó con el pase

Tenemos que hablar de Kevin. En este caso, Punter. El escolta norteamericano ha estado en todas las fotos en las que ha podido (faltó en el tercer y cuarto partido) de la eliminatoria: anotó el triple de la victoria para los serbios en el primer encuentro; se enzarzó con Sergio Llull en el segundo, el de la vergüenza por la pelea que empezó precisamente por ese pique, y mandó callar al WiZink Center en el quinto y definitivo duelo. Quién sabe si acordándose de un Raúl que hizo lo mismo que él pero en el Camp Nou y que, de hecho, se las tuvo con Punter a pie de pista hace unos días. Sea como sea, el regreso del anotador del Bronx envalentonó a los de Zeljko Obradovic, y mucho, a golpe de tiro exterior.

Musa en el quinto partido
Musa en el quinto partido entre el Real Madrid y el Partizan de Belgrado (Euroleague)

16 puntos llevaron la firma de Punter en la primera mitad (28 a la conclusión del encuentro), con hasta 6 triples en el segundo cuarto que obligaban al Madrid a invocar al Séptimo de Caballería por enésima vez en su historia. Cuando más negra se vio la cosa fue al poco de volver del descanso: el electrónico del Palacio de los Deportes llegó a señalar un 41-59 (+18) favorable al Partizan. Sumando de tres en tres, el conjunto balcánico dominaba a placer la situación. Por su parte, el Madrid tropezaba una y otra vez con el muro de la duda tras aguantar el tipo en el primer cuarto, sin visos de poder sobreponerse a la jugada maestra de cada día de la pizarra de Obradovic.

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El entrenador más laureado de la historia de la Euroliga quería sacar a Tavares de la ecuación madridista y, durante un buen rato, lo consiguió. Los problemas de faltas llevaron al gigante africano a abandonar el partido a mediados del segundo cuarto, con 3 en su cuenta. No era el único en peligro en un Madrid que vivió casi más pendiente del arbitraje que del juego en los dos primeros cuartos: 2 personales de Randolph, Rudy y Hanga y también 3 de Ndiaye.

El canterano senegalés protagonizó la primera gran demostración de trapío madridista de la noche, con una garra bajo tableros que demanda una mayor confianza en él de cara al futuro. Más allá del hambre de otro mirlo blanco para la colección, tan sólo quedaban los arrebatos de Williams-Goss y la efectividad de Musa desde el tiro libre (menudo empacho del mismo en la primera mitad: ¡hasta 18 en un solo cuarto!). Entonces, llegó la hora del Chacho.

Ndiaye en el quinto partido
Ndiaye en el quinto partido entre Real Madrid y Partizan de Belgrado (Euroleague)

Quizá el mate de Hezonja para inaugurar la segunda mitad viniese provocado por el recuerdo de las palabras del veterano Rodríguez en Belgrado: “Me dijo que si agachaba la cabeza, me la iba a levantar”. Sin embargo, el auténtico cambio de chip del Madrid llegó cuando los tiros de 3 también empezaron a darles alegrías a los de Chus Mateo: Hanga, Musa, el Chacho... Así, se pasó de rozar la veintena de diferencia favorable al Partizan a echarle el aliento al rival serbio cada vez con más intensidad. Ni Punter aparecía ya tanto ni Lessort campaba a sus anchas por la zona. Además, Tavares volvía. Sin guardarse nada, pero sin obligar a su equipo a depender de él.

El sistema, en esta ocasión, era del Chacho. Con 19 puntos (16 en la segunda parte y 13 en 10 minutos decisivos que parecieron sacados de sus temporadas más gloriosas, junto a 6 asistencias: 4 en el segundo tiempo), asumió en primera instancia toda responsabilidad cuando más quemaba la bola y más se necesitaba sumar para compartir después la carga con todo aquel que quiso subirse al carro. Las estrellas del pasado (Llull, Rudy) y las del presente (Tavares, Hezonja). Enfrente, un Partizan que se agarraba a Exum (otra acción dolorosa para él en el Palacio: aquella en la que el hombro de Rudy quedó mermado), Punter y LeDay, pero que finalmente se sumó a la lista de equipos sin respuesta a la eterna pregunta: ¿por qué el Madrid siempre vuelve?

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