Camavinga, el inesperado lateral clave ante el City y ya indiscutible para Ancelotti: “Todo el mundo habla de Vinicius, pero...”

Real Madrid y Manchester City pospusieron el desenlace de la semifinal al partido de vuelta en Mánchester después de un primer combate trepidante entre dos equipos que empataron a derechazos. Ambos cuando menos se esperaban. Cuando más dominaba el City, Vinicius fusiló a Ederson y cuando más controlada tenía la situación el Real Madrid, Kevin De Bruyne hizo lo propio a Courtois. Ambos goleadores se llevaron todos los elogios, e incluso el futbolista belga fue nombrado mejor jugador del partido por la UEFA. Coparon todos los focos, al igual que hizo Haaland durante la previa. Pero eso no hizo que se apagara un Eduardo Camavinga cuya figura brilla con luz propia.

En el partido que más estrellas por metro cuadrado reunía, el francés se consagró como un jugador capaz de rendir en cualquier posición incluso en partidos de máxima exigencia. Su compatriota Thierry Henry, leyenda del fútbol galo, se rindió ante su despliegue en SkySports: “Todo el mundo habla de Vinicius, pero ya sabíamos lo que podía hacer y lo hizo porque jugó en su posición. Sin embargo, Camavinga no ha jugado en su vida como lateral izquierdo, únicamente lo lleva haciendo un par de meses. Pese a venir de jugar en el centro del campo, se le vio fuerte en defensa. Estuvo sobresaliente”, apuntó Henry que, cuando le dijeron el ganador del MVP del partido, no dudó en mostrar su desacuerdo: “¿De Bruyne? Quiero mucho a De Bruyne, marcó un gran gol, pero debió ser Camavinga. Esa es la diferencia entre las personas que votaron y los exjugadores”, finalizó el francés.

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Guardiola sabía que Camavinga no es un lateral izquierdo puro. Conocía que la lesión de larga duración de Mendy obligó a Carlo Ancelotti a llevar al francés al costa izquierdo, eso unido a las escasas ayudas defensivas Vinicius, provocó que el entrenador cityzen decidiera volcar todo su torrente ofensivo sobre su banda. Por ahí se juntaron De Bruyne, Bernardo Silva, Gundogan y en contadas ocasiones Kyle Walker, ya que el lateral inglés estuvo más pendiente de frenar a Vini que de prodigarse en ataque.

Pero a Camavinga no le importaron ninguno de esos inconvenientes, él es un competidor nato. Se puso el mono de trabajo y sacó a la palestra todas sus cualidades que han llevado a Ancelotti a usarle como lateral. El galo fue el jugador del Real Madrid que más entradas exitosas realizó -5- y no sólo fue un muro defensivo, también cumplió con la exigencia que le demandó su entrenador durante la previa. “Él sabe que con balón es lateral, pero sin la posesión, debe ser centrocampista”.

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Dicho y hecho. Camavinga puede con la exigencia de Ancelotti y todo lo que se le ponga por delante. A su gran actuación defensiva, añadió una demostración de poderío y velocidad para romper líneas y transportar el balón de su campo hasta el área rival. Así, de sus botas, se originó el gol del Real Madrid. Tras una pared con Modric, el francés condujo ante la impotencia de un Bernardo SIlva cuya persecución fue en vano, y cedió para que Vinicius fusilara a Ederson.

En la segunda parte, Ancelotti realizó un cambio táctico y el Madrid fue otro. Pasó de ser dominado por el City, a poder alargar sus posesiones y llegar con más asiduidad sobre el arco de Ederson. ¿Qué variante introdujo el técnico italiano? La respuesta está en la posición de Camavinga, vital para la gran puesta en escena de su equipo anoche. Kroos y Modric cayeron más al costado izquiero y Camavinga se colocó más en el medio. Su potencia e imponente físico ofrecieron una salida más limpia directa al equipo blanco. Ni si quiera su error en el gol del City, empaña un partido en el que se quitó la etiqueta de jugador del futuro y se puso la de presente.

La eliminatoria se decidirá la semana que viene en Mánchester y Camavinga, con un gen competidor innato, ya está mentalizado: “Tenemos que ir al Etihad a ganar por nuestros aficionados”. El francés brilló con luz propia y a su manera. En silencio, sin aglutinar los focos, sin una mala cara y compitiendo hasta la extenuación en la posición que Ancelotti le diga. El italiano cuenta con un trabajador incansable.

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