El futbolista Dani Alves va a cumplir cuatro meses en la prisión barcelonesa de Brians II, acusado de abusar sexualmente de una joven en los baños de una discoteca la pasada Nochevieja. Su vida penitenciaria es discreta, recluido en una celda individual del módulo 13 (destinado a presos de delitos sexuales) de una cárcel que ha visto cómo los índices de violencia se han incrementado mucho en el último año.
Brians II no es una excepción en una tónica generalizada en los nueve centros penitenciarios que hay en Cataluña (las competencias están transferidas). Solo en 2022 se registraron 577 agresiones (un 57% más que el año anterior) y 654 tentativas (una subida del 83%). Si nos centramos solo en Brians II, el balance es de 111 agresiones y 99 tentativas, convirtiendo este centro en el segundo más peligroso de toda Cataluña, según un detallado estudio que ha hecho el sindicato CSIF. De hecho, en Brians II se producen el 20% de todas las agresiones de las prisiones catalanas. Los ataques han subido aquí un 180%.
El pasado mes de marzo varios funcionarios de Brians II se encerraron en el despacho del director del centro para denunciar el aumento de las agresiones que sufren los trabajadores y la falta de personal. En el caso concreto de esta prisión, hay cerca de 600 funcionarios para un total de 1.400 internos. “Pero más del 30% de la plantilla se va a jubilar en los próximos cinco años y hace falta una renovación y un plan serio para atajar las agresiones. Seguimos sin ser agentes de la autoridad y no todas las agresiones tienen la respuesta disciplinaria que se merecen”, explican desde CSIF.
En Brians II el 60% de las agresiones acaban en denuncia. Desde CSIF reconocen que la situación es complicada, ya que esta prisión tiene el triste honor de encabezar el ranking de agresiones graves en toda Cataluña: 16 trabajadores de este centro sufrieron un ataque que puso en peligro su vida. Y es que el número de funcionarios agredidos que necesitan atención médica no ha hecho más que crecer en toda Cataluña. Si en el año 2017 fueron 174 los trabajadores atacados, la cifra subió a 250 en 2019 y a 509 en 2022.
La llegada de Dani Alves al módulo 13 de Brians II ha puesto en el foco mediático esta prisión. Las fuentes consultadas señalan que aunque las agresiones a trabajadores han crecido mucho, la seguridad de los internos está garantizada. Alves no está en “un módulo especialmente conflictivo” y su vida es bastante “rutinaria” dentro de prisión. No trabaja ni participa en ningún taller, y mata el tiempo en el gimnasio, echando algún partido de fútbol en el patio de la prisión, y preparando su defensa con sus abogados, “que le visitan a menudo”. Poco más.
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Hay mucho “postureo” sobre su figura, señalan las mismas fuentes. “Se ha publicado en prensa que organizó dentro de la cárcel una especie de batucada, y es mentira. También hemos leído a presos del módulo 13 que salen de permiso y quieren su momento de gloria en la tele diciendo que le conocen y que está más triste y peor. Todo mentiras. Se ha adaptado bien, dentro de lo complicado que estar recluido”.
Nuevas pruebas médicas a la víctima
Alves sigue preparando su defensa para intentar convencer al tribunal que lleva el caso que nunca hubo agresión sexual y que las relaciones que mantuvo con la chica que le denunció fueron consentidas. Aquí las versiones difieren. El futbolista ha dado varias. En un primer momento, en un video que grabó tras lo sucedido, aseguró que no conocía a la joven y que seguramente le acusaba para aprovecharse de su fama.
Después, una vez ya iniciado el proceso judicial, Alves explicó ante la jueza que fue él quién entró en el baño en primer lugar y que la presunta víctima se quedó a su lado mientras él hacía sus necesidades. En teoría no pasó nada. Hubo luego una tercera declaración. Alves admitió entonces que la denunciante le practicó una felación. Pero las muestras de semen recogidas por la Policía en el cuerpo de la víctima, coincidentes con el ADN del brasileño, provocaron que el futbolista volviera a dar una cuarta explicación de lo sucedido: hubo “penetración vaginal”, aunque en todo momento se trató de sexo “consentido”. El deportista aseguró que había mentido para salvar su matrimonio. La víctima, en cambio, siempre ha declarado que fue agredida en contra de su voluntad.
La defensa del futbolista cree que las cámaras de la discoteca y los informes forenses que quiere presentar juegan a su favor. De momento, la Audiencia de Barcelona ha resuelto a su favor y aceptado un recurso para que un médico forense designado por el futbolista examine a la joven de 23 años que le denunció por violación. Alves está acusado de agredir a la mujer la madrugada del pasado 31 de diciembre en el baño de un reservado de la discoteca Sutton. El jugador volvió a Barcelona el 20 de enero y tras ser detenido por los Mossos pasó a disposición judicial, siendo finalmente enviado a prisión.
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