La Fiscalía tumba las denuncias de la teoría de la conspiración de los ‘Chemtrails’: “Son nubes de hielo”

Las primeras denuncias de ciudadanos llegaron en 2017, pero ahora se han incrementado por las redes sociales. La Fiscalía de Madrid ha recibido más de 50 y las archivará todas

Las estelas que dejan los aviones en el aire en una foto tomada en Zamora (Foto: @CrazyRi49930792)

La Sala de Medioambiente y Urbanismo de la Fiscalía Provincial de Madrid va a archivar todas las denuncias que están llegando por la nueva teoría de la conspiración que está de moda: los ‘chemtrails’ (unión de las palabras inglesas ‘chemical’ y ‘trails’, estelas químicas) que dejan los aviones en vuelo. Según estas denuncias, más de 50 en los últimos meses, las estelas blancas de las aeronaves serían la prueba de que nos están fumigando con el objetivo de esterilizar a la población, provocarnos enfermedades y ejecutar un plan secreto para cambiar el clima, entre otras variopintas interpretaciones.

Pero la Fiscalía lo tiene claro. Es un bulo sin ningún tipo de base científica. Recibe denuncias de este tipo desde el año 2017, pero ahora se han intensificado desde que se han disparado las búsquedas en Internet y se multiplican las menciones en las redes sociales. La Sala de Medioambiente y Urbanismo ya hace tiempo que hizo los deberes y se documentó al respecto, haciendo una petición de información a Enaire, el organismo público que gestiona la navegación aérea de España.

Y según la Fiscalía, solo hay una explicación. Las huellas que los aviones dejan en el cielo son estelas de condensación que se forman a elevadas altitudes cuando los gases calientes de la combustión del keroseno (combustible de la aviación), cargados de vapor de agua, se congelan al entrar en contacto con el aire exterior (a una temperatura de unos -40 °C) y se forman nubes de hielo, en forma de largas líneas.

Los motores de los aviones emiten vapor de agua, dióxido de carbono (CO), pequeñas cantidades de óxidos de nitrógeno (NO.), hidrocarburos, monóxido de carbono, gases de azufre y partículas de hollín y metal. De todos estos gases y partículas, el vapor de agua es el único relevante para la formación de las estelas. Hay de tres tipos: estelas de vida corta, estelas persistentes que no se extienden y persistentes que sí se extienden.

Las estelas que dejan algunos aviones en al aire (Foto: @DeusTemplar90)

Teorías de la conspiración

La Fiscalía recuerda que “determinados grupos de personas y medios de comunicación se han referido a estas estelas como estelas químicas o ‘chemtrails’ cuyo objetivo sería provocar daños en la población localizada de determinadas zonas”. Una teoría de la que se han hecho eco algunos políticos. Hace unos días el diputado nacional Pablo Cambronero (tránsfuga de Ciudadanos) registró esta pregunta al Ejecutivo central: “¿Está el Gobierno manipulando el tiempo a través del rociado aéreo de productos químicos? En caso afirmativo, ¿qué productos, modos, sistemas y medios está usando el Gobierno para esa manipulación?”.

La Fiscalía le responde en los argumentos que está utilizando para archivar las denuncias. “Estas teorías de la conspiración han sido refutadas por la comunidad científica, considerando a dichas estelas como estelas de condensación generadas por los aviones o simplemente nubes tipo cirrus”. La única consecuencia de un alto tráfico aéreo es “el crecimiento y la formación de nubes altas, similares a los cirros, que ocasionalmente pueden extenderse hasta cubrir extensiones de cientos de kilómetros cuadrados”.

Las conclusiones de la Fiscalía son claras: Las estelas que los aviones dejan en el cielo “son estelas de condensación del vapor de agua resultante en la combustión de los motores de los aviones, siendo, por tanto, simplemente nubes de hielo”. Una vez formada la estela, “su evolución y permanencia en el cielo dependerá de las condiciones atmosféricas como la temperatura y humedad del aire, así como de la cantidad de vapor de agua y de la temperatura de las emisiones de los aviones, pudiendo dar lugar en ocasiones a nubes tipo cirros”. La razón por la que las estelas “se cruzan y en ocasiones incluso forman una malla en el cielo se debe a la existencia de aerovías donde se canaliza el tráfico aéreo”.

El posible impacto de la aviación en el medioambiente se centraría en: “el aumento de la cobertura nubosa (...); la emisión de gases de efecto invernadero, que nada tendría que ver con la formación de las estelas; y la exposición al ruido de las aeronaves durante largos plazos y una molestia mayor a determinados residentes que el causado por otros medios de transporte”. Nada más.