Todo sigue igual en la Fórmula 1. El Gran Circo cruzó el charco por primera vez esta temporada para disputar la quinta cita de un campeonato que domina Red Bull con puño de hierro desde el inicio. Nadie puede toser a sus dos pilotos. Ambos se han repartido todas las victorias de la temporada, dos para Pérez y tres para Verstappen, la última de ellas, sobre el asfalto de Miami, incontestable. Ni siquiera una desafortunada Q3 durante el sábado, que le condenó al noveno lugar de la parrilla, pudo evitar la victoria del holandés. Alonso ya predijo durante la previa que Verstappen llegaría a los puestos del podio alrededor de la vuelta 25 y al de Red Bull le sobraron 10.
Únicamente necesitó 15 giros para remontar desde la novena hasta la segunda posición. Un ritmo endiablado que ni su compañero de equipo fue capaz de soportar. El segundo triunfo de Checo Pérez en Miami deberá esperar. Igual que la gesta de convertirse en el primer mexicano que lidera el Mundial de Fórmula 1 desde 1967. Pérez y Verstappen batallaron desde la distancia hasta que el neerlandés salió de boxes en la vuelta 46 +pegado a su compañero de equipo y con neumáticos nuevos. Ni tres vueltas tardó en adelantar al mexicano. Nada pudo hacer Pérez. El ritmo de Max fue incontestable durante toda la carrera.
Alonso vuelve a tocar metal
Y por detrás de ellos, Alonso. El asturiano llagaba tras un finde semana en el que las nuevas configuraciones no ofrecieron el rendimiento esperado en el AMR 23. El monoplaza sufrió, y de qué manera, en los libres del viernes y Fernando decidió volver a las antiguas, las mismas con la que se había subido al podio en las tres primeras carreras de la temporada. Y lo que funcionó entonces, también carburó en Miami, en una pista cuyo pavimento era la mayor preocupación de los pilotos de cara al domingo. La posibilidad de lluvia amenazaba un trazado donde la degradación podía ser mayor. En ese escenario, los Aston Martin también se hubieran movido como pez en el agua, pues son uno de los equipos que mejor cuidan sus neumáticos.
La lluvia no llegó, pero sí lo hizo un nuevo podio para Fernando. La tercera plaza no corrió nunca peligro, y eso que esta vez no hubo abandono alguno, con todos los gallos en la pista. El asturiano Alonso celebró el podio número 102 de su carrera en la Fórmula 1 y se queda a uno de igualar a Raikkonen como quinto piloto con más trofeos en la historia de la competición. Su escudería, Aston Martin, se confirma como el segundo mejor coche de la parrilla, pero el español quiere más. “No me conformo, a principio de temporada esto era increíble, pero ahora quiero algo más. Quizás en Mónaco o en Barcelona tengamos una oportunidad”, declaró al término de la carrera.
Carlos Sainz sigue con su evolución
Todas las dudas y malas sensaciones que sufrió Sainz en el Gran Premio de Bakú, quedaron atrás en Miami, donde se vio a un Carlos renovado, con mejor ritmo que su compañero de equipo y, poco a poco, más cerca de los hombres de cabeza. Durante la primera parte de la carrera se agarró al alerón trasero de Fernando e incluso llegó a superarle tras una buena parada en boxes, sin embargo, nada pudo hacer para aguantar la posición cuando Alonso le dio caza.
A partir de ese momento, su Ferrari comenzó a mostrar una degradación atroz. Sainz fue perdiendo ritmo y distancia con un Russell que le adelantó en un visto y no visto. El madrileño, eso sí, logró retener el quinto puesto a pesar de la penalización de cinco segundos por superar el límite de velocidad en el pit lane durante su parada. Superó a Hamilton, cuya remontada desde el decimotercero puesto se quedó en el sexto lugar, por delante de Charles Leclerc, que vivió uno de sus fines de semana más duros.
Una vez finalizado la cita en Miami, la Fórmula 1 se dará un respiro de dos semanas hasta su próximo Gran Premio. Será en Imola, un circuito marcado por las escuderías en el calendario porque es el trazado donde introducirán más mejoras a sus monoplazas. La prueba italiana promete emociones fuertes y, quizás, algún cambio de posición en el podio.