Vinícius destroza a Osasuna y el Real Madrid se proclama campeón de la Copa del Rey en Sevilla

El equipo de Ancelotti supera al conjunto rojillo con dos goles de Rodrygo y un Vinicius estelar. Los blancos levantan su vigésimo título copero mientras que los de Arrasate se quedan por segunda vez a las puertas de la historia

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El Real Madrid levanta la Copa del Rey tras derrotar a Osasuna en la final, disputada en Sevilla.
El Real Madrid levanta la Copa del Rey tras derrotar a Osasuna en la final, disputada en Sevilla.

Otra final y otro título para el Real Madrid, esta vez una Copa del Rey, la vigésima en sus vitrinas, la primera desde 2014, también con Carlo Ancelotti en el banquillo. El equipo blanco doblegó a Osasuna (2-0), que se quedó a las puertas de la gloria por segunda vez en su historia, con un doblete de Rodrygo –MVP del partido– y un ejercicio de poderío extremo de Vinícius Júnior, protagonista principal en La Cartuja. Con el dúo brasileño a los mandos volvió a descorchar de nuevo una generación que ha convertido en rutina el llevarse el trofeo de cada cita a la que se presenta, sea cual sea el escenario y la competición.

Arrasate, consciente de la empresa a la que se enfrentaba, quería una final larga, que los suyos llegasen con opciones de pelear por el título hasta el final. Por ahí pasaba, seguramente, el único camino para que su Osasuna entrase en la historia, el sueño de abrazar el primer trofeo en la historia del club. La gloria rojilla estaba en resistir las embestidas del Madrid. Pero el deseo de Jagoba no entraba en los planes que tenía Vinícius, decidido a ser protagonista desde bien pronto. Tanto que no esperó ni dos minutos para fabricar el primer golpe de los de Ancelotti. Lo asestó Rodrygo, asentado ya definitivamente en el once, tras otra jugada de fantasía de su compatriota. Desbordó primero a Moncayola, luego a Rubén Peña y metió el balón al corazón del área para que el 21 blanco fusilase a Sergio Herrera.

Era la carta de presentación de un Vinicius que fue una tortura para la defensa de Osasuna, incapaz de frenar a un jugador que ya es para muchos el más desequilibrante del planeta. Argumentos no les faltan: no hay un futbolista que desborde tantas veces y con tanta facilidad como él. El brasileño echó por tierra en 106 segundos todo lo maquinado por Arrasate en la previa y en un abrir y cerrar de ojos el Madrid ya había conseguido lo que a priori iba a ser lo más difícil, derribar la resistencia rojilla.

Rodrygo celebra el primer gol en la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Osasuna.
Rodrygo celebra el primer gol en la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Osasuna.

Pese al mazazo, Osasuna aguantó el tipo, reponiéndose casi de inmediato, hasta el punto de rozar el empate en un exceso de confianza de Militao que cerca estuvo de aprovechar Abde. La picadita del marroquí la sacó bajo palos Carvajal. No renunció nunca el equipo navarro a su estilo, a presionar cuando pudo en campo rival, a buscar esas segundas jugadas y esos centros laterales que tanto rédito le han dado esta temporada. Mientras tanto, el Madrid, con el partido enredado en la ida y vuelta, no parecía sentirse del todo cómodo pese a la ventaja. Intrascendentes Valverde y Tchouameni, tampoco hubo mucho rastro de Kroos en la final, el único hombre de toque en la medular que planteó Ancelotti, con Modric renqueante y Ceballos lesionado a última hora.

Torró da vida a Osasuna

En esas transiciones emergió de manera permanente la figura de Vinícius, un martillo pilón por el costado derecho, un auténtico quebradero de cabeza para Moncayola, Rubén Peña, David García, Aridane o cualquier jugador rojillo que se atreviese a desafiarlo. En otra de sus tantas internadas tuvo el segundo Benzema, más errático de la habitual en Sevilla. Centro de Vinicius, dejada con el taco de Rodrygo y chut del francés que salvó Sergio Herrera, héroe rojillo en el camino hasta esta final. Perdonó más de la cuenta el Madrid, que rondó el gol durante toda la primera mitad. La más clara, una folha seca de Alaba que se estrelló en el travesaño.

Lucas Torró y varios jugadores de Osasuna, tras marcar el tanto del empate en la final de la Copa del Rey.
Lucas Torró y varios jugadores de Osasuna, tras marcar el tanto del empate en la final de la Copa del Rey.

Se enfurruñó al final del primer acto Vinicius, amonestado una vez más y envuelto en varios encontronazos con David García y el Chimy Ávila, y regresó el Madrid más aturdido de la cuenta tras el paso por los vestuarios. Y ahí, en ese escenario de dudas, es cuando más castiga Osasuna, que se metió de lleno en la final con un potente disparo de Lucas Torró desde el frontal. Imposible para Courtois. Empataron los de Arrasate y se vino abajo, literalmente, la grada rojilla, con una avalancha que afortunadamente no pasó a mayores.

Respuesta y doblete de Rodrygo

Pero el subidón de Osasuna duró exactamente 12 minutos, los que tardó Vinícius en volver a ser determinante. Otra acción suya por la derecha y otro gol de Rodrygo, el segundo, éste ya definitivo. Esprintó de nuevo el 20 del Madrid y, sobre la raya, puso una pelota que no alcanzó a despejar David García. Remató el intento de despeje Kroos y el rebote le llegó a Rodrygo, que no falló ante Sergio Herrera. Osasuna, de nuevo a remolque, puso todo lo que tenía sobre el césped: primero el Chimy Ávila, después Kike y Rubén García.

Rodrygo, tras marcar el segundo y definitivo gol del Real Madrid frente a Osasuna en la final de la Copa del Rey.
Rodrygo, tras marcar el segundo y definitivo gol del Real Madrid frente a Osasuna en la final de la Copa del Rey.

Pero no hubo manera para los navarros, que miraron a los ojos a los blancos hasta el final, como quería su técnico. Ya con el título casi abrochado, Vinícius pudo rematar la faena definitivamente en una fallida asistencia a Benzema tras una acción que invitaba más al disparo que al pase. Poco importó: el brasileño ya había destrozado a Osasuna para darle la Copa al Madrid. Corona para Vinícius, gloria para el Real, que espera ahora al Manchester City en las semifinales de Champions, y honor y orgullo máximo para los de Arrasate.

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