La Fórmula 1 ha cruzado el charco para vivir su quinta prueba del Mundial. Ha aterrizado en Miami, ciudad plagada de personalidades que se dan cita en el paddock para vivir el Gran Circo desde dentro. Con el Hard Rock Stadium de fondo, han presenciado la que hasta el momento ha sido la clasificación más emocionante de lo que va de temporada. Las esperanzas españolas estaban más centradas en Carlos Sainz que en Fernando Alonso. El piloto español de Ferrari ha dado un paso adelante, dejado atrás los problemas del último Gran Premio de Bakú y ha recuperado el gran ritmo que tuvo en Australia.
El asturiano parecía haberse intercambiado los papeles con Carlos. El cuarto puesto y las buenas sensaciones generadas en Bakú quedaron algo tocadas tras los últimos entrenamientos libres, en los que Aston Martin obtuvo su peor resultado en lo que va de temporada. Alonso fue duodécimo y Stroll decimocuarto. “Ninguno está cómodo con el comportamiento del choque”, comentaba Pedro de la Rosa. Y estaba en lo cierto. Ambos tuvieron problemas de manejabilidad después de varios cambios en un alerón trasero que, por segunda carrera consecutiva, no mostró el rendimiento esperado.
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El accidente de Leclerc lo cambió todo
La parte buena para Fernando era que las malas sensaciones se habían producido en los entrenamientos libres, tanda que no tiene ninguna trascendencia para la carrera. En la clasificación, lo importante, todo cambió. La sesión arrancó con normalidad y únicamente la eliminación de Hamilton en la Q2 puso un poco de sorpresa sobre la pista estadounidense. A excepción del piloto británico, todos los gallos se colaron en la última tanda de la sesión clasificatoria, que escondía un desenlace inesperado. De inicio, Verstappen se pasó de frenada en su primer intento y tuvo que abortar la vuelta lanzada. Ya solo le quedaba un intento al piloto holandés.
Y parecía que sería en esa última vuelta cuando se llevaría el gato al agua. Sin embargo, Leclerc se cruzó en sus planes. El piloto monegasco se fue contra el muro sufriendo un accidente, el segundo del fin de semana, que marcó el desenlace de la Q3. La dirección de carrera decidió sacar la bandera roja e impedía así a Verstappen salir a dar otra vuelta. Todo ello terminó dando la pole a un Checo Pérez que, al contrario que su compañero de equipo y Leclerc, no falló bajo presión.
Alonso y Sainz, beneficiados
Esa bandera roja también benefició a los dos pilotos españoles. A Fernando Alonso le permitió lograr el segundo puesto tras dar otra lección de pilotaje. Mientras su compañero de equipo no pudo pasar de la Q1, el asturiano fue superando sobradamente todos los cortes y logró esa décima decisiva que marca la diferencia en la Q3. “La verdad es que ha sido una buena clasificación. Hemos estado con altibajos desde Bakú, pero tras experimentar y probar configuraciones nuevas en los Libres 3, volvimos a las antiguas y el coche regresó a la vida”, explicó Alonso al finalizar la clasificación.
Inmediatamente detrás del piloto asturiano saldrá un renovado Carlos Sainz. Superados los problemas del pasado Gran Premio, el piloto de Ferrari ha recuperado su mejor ritmo y cada vez está más cerca de Aston Martin y Red Bull. La carrera del domingo promete emoción a raudales, con tres pilotos latinos copando las tres primeras posiciones –hecho inédito en la historia de la Fórmula 1– y con Leclerc y Verstappen relegados al séptimo y noveno puesto de la parrilla respectivamente. La esperada 33 de Alonso o la segunda de Sainz pueden llegar en Miami.