La sequía meteorológica iniciada en 2022 está mermando las cosechas del campo español y ya hace mella en el empleo que genera el sector, llevándolo a uno de sus niveles más bajos de ocupación de la serie histórica. Según los datos publicados por el INE de la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de personas que trabajan en el sector de la agricultura cae desde finales de 2021 (salvo un ligero repunte en el último trimestre de 2022) y suma solo 748.200 ocupados en el inicio de 2023, un descenso del 9,6% respecto al mismo periodo del año anterior.
Este número de ocupados en el sector agrario es el menor para un primer trimestre desde 2015, cuando la EPA contó 717.400 ocupados, cifra solo superada a la baja en el año 2013, con 716.500 ocupados, teniendo en cuenta que la serie histórica de la EPA para este nivel de desagregación llega hasta 2008. La tendencia de descenso en el empleo agrario contrasta con la buena marcha general del mercado laboral, impulsada sobre todo por los servicios y la industria, lo cual permite contar con casi 20,5 millones de ocupados, un 1,83% más que el año anterior.
A la rebaja en la ocupación se suma además un descenso continuado de la población activa del sector, también al contrario que en la foto del conjunto de sectores. Esto se traduce en que cada vez hay menos personas que trabajen o que estén disponibles para hacerlo en el sector agrario: 885.200 personas en el primer trimestre de 2023, la menor cifra de la serie histórica, en contraste con 1.001.200 personas que figuraban en los últimos meses de 2021. Otra muestra de la crisis que atraviesa el sector es que las personas inactivas que anteriormente trabajaron en la rama agraria han superado a los parados en el primer trimestre de 2023: 138.300 inactivos frente a 137.000 parados (un 11,5% menos que el año anterior).
Desde las organizaciones agrarias UPA y COAG atribuyen estos malos datos de empleo a la sequía, sobre todo a “una exigua campaña del olivar”. La recogida de la aceituna se prolonga habitualmente durante gran parte del invierno, entre los meses de diciembre y febrero, y es intensiva en mano de obra. Sin embargo, “este año, en diciembre, gran parte de los tajos habían terminado”, aseguran desde UPA a Infobae España. En la misma línea apunta Andrés Góngora, responsable de Relaciones Laborales de COAG y agricultor de frutas y hortalizas, que cifra en un 50% la merma de la cosecha del olivar de 2022 por la sequía.
La persistencia de la falta de precipitaciones sumada a las altas temperaturas, lo cual deriva en una mayor evaporación y menos humedad en el suelo, continuará afectando al empleo agrario en los próximos meses, ya que habrá una reducción de cultivos que ocupan mucha mano de obra. Góngora explica que ya se están sembrando “bastantes menos” campañas de primavera que inician su plantación en marzo, como la sandía y el melón. Menos siembra implica menos cosecha, menos recolección y menos mano de obra.
No obstante, la reducción dependerá de cada zona, siendo una de las más afectadas el Guadalquivir, donde la confederación hidrográfica ha recortado un 88% los derechos totales de riego. “Esta situación no es extrapolable a todo el territorio nacional, pero tendremos un 50% menos de superficie seguro”, defiende el agricultor. Para UPA, la situación es de “preocupación máxima”.
Medidas excepcionales para los trabajadores del campo
El número de trabajadores por cuenta ajena (asalariados) en la agricultura es cada vez mayor en comparación con el número total de ocupados del sector como consecuencia de una progresiva desfamiliarización de las explotaciones. Según la EPA, el 63% de las personas ocupadas en la rama agraria eran asalariadas en el primer trimestre de 2023 (471.300 personas), frente al 58,33% de hace una década.
Los asalariados del campo son el colectivo más numeroso, seguido de los trabajadores por cuenta propia (276.900), de los empresarios sin asalariados o trabajadores independientes (210.200) y de los empleadores (52.500). En cifras residuales quedan los trabajadores que ayudan en la empresa o negocio familiar (11.500), que décadas atrás eran muy frecuentes. Esta composición del sector da cuenta de la importancia de tomar medidas para los trabajadores que no podrán iniciar su actividad por la falta de cultivos, más allá de las bonificaciones ya puestas en marcha para autónomos y empresarios agrarios.
Góngora sugiere rebajar las peonadas exigidas para cobrar el subsidio del Programa de Empleo Agrario (más conocido como PER) en las comunidades autónomas que existe y articular los ERTE “para que puedan cobrar algún tipo de subsidio” en las regiones sin PER. “Hay que tener la posibilidad de un sistema especial de ERTE para agricultores, trabajadores de almacenes que reciben la mercancía y trabajadores de la industria de transformación, que van a tener problemas al no haber materia prima”, explica el representante de COAG.
El pasado 21 de abril, CCOO Industria también emitió un comunicado reclamando al Gobierno medidas urgentes para los trabajadores por cuenta ajena del sector agropecuario. Entre otras medidas, demandaron la ampliación a todo 2023 y a más territorios del Real Decreto-ley 4/2022, el cual impuso medidas urgentes de apoyo al sector por causa de la sequía en Andalucía y Extremadura en materia de Seguridad Social y de requisitos de acceso al subsidio agrario y a la renta agraria.