La investigación policial continúa para esclarecer las causas del incendio que el pasado viernes arrasó un restaurante italiano en Madrid, provocando dos víctimas mortales y ocho heridos graves. La licencia de actividad del ‘Burro Canaglia’ estaba en regla, recalcan fuentes del Ayuntamiento de Madrid, por lo que las pesquisas se centran ahora en una solo dirección: la excesiva decoración que había en el restaurante y los materiales de los que estaba hecha.
Según la recreación que ha hecho la Policía Científica, bastaron entre tres y cinco minutos para que las llamas se extendieran desde del origen del fuego (al parecer una mesa cerca de la única puerta de entrada y salida del local) por todo el restaurante. La temperatura enseguida pudo rondar los 800 grados. Todo un infierno.
¿Por qué se extendieron tan rápido las llamas? Porque la decoración del local era muy especial: numerosas plantas de plástico colgadas del techo que buscaban similar un bosque artificial y bastante frondoso. También había plantas en algunas mesas, paredes y columnas. No hubo en ningún momento un cortafuegos artificial que impidiera la propagación de las llamas, que recorrieron todo el techo en pocos segundos. El local se convirtió así en una especie de incineradora de la que emanaba un humo tóxico mortal formado sobre todo por cianuro y monóxido de carbono.
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Varios testigos que salieron ilesos de la tragedia han señalado que las llamas se propagaron con inusitada rapidez por todo el local, que ocupaba 283 metros cuadrados. Aquí los investigadores sospechan que la decoración no solo no era ignífuga, sino que tenía sustancias que actuaron como acelerantes de las llamas. El techo contaba además con una malla metálica anclada que aguantaba la decoración de hojas de plástico. Esta malla se vino abajo y atrapó a varios de los comensales.
Esto dice la normativa
De hecho, muchas de las personas que estaban en el restaurante se tuvieron que refugiar al fondo del local, donde estaba la barra y la cocina, debido a que las llamas habían colapsado la entrada. Los bomberos llegaron en pocos minutos, ya que hay un cuartel a 300 metros, y pudieron empezar a sacar a heridos y otros comensales sin lesiones mientras empezaban a apagar el fuego.
La Policía Científica investiga, por tanto, el material de los elementos de decoración del restaurante. La legislación nacional regula unos mínimos exigibles en el Código Técnico de la Edificación. Esta normativa es muy clara: cuando un local abierto al público cuenta con más del 5% de su superficie cubierta con material del tipo telones, plástico o cualquier otro similar, debe asegurarse de que son ignífugos e incombustibles, y de que no son capaces, en caso de incendio, de traspasar el fuego a otros elementos.
Luego, cada comunidad autónoma o ayuntamiento puede aprobar su propia normativa, siempre y cuando sea superior. Por ejemplo, la Ordenanza de Prevención de Incendios del Ayuntamiento de Madrid establece para este tipo de establecimientos que los materiales de revestimiento sean de dos tipos: M2 (baja inflamabilidad) en techo y paredes y M3 (inflamabilidad media) en suelos. El problema es que el Ayuntamiento no da licencias de decoración (solo hace inspecciones), por lo que es el responsable del local el que debe salvaguardar que no se utilicen materiales peligrosos.
Tampoco había rociadores en el techo. No eran obligatorios. Como tampoco lo era tener salida de emergencia, lo que convirtió el restaurante en una ratonera. Las víctimas mortales son Julián, un camarero alicantino de 25 años que llevaba solo una semana trabajando en local, y Alexandra, una enfermera vasca de 42 años que estaba cenando con un grupo de amigas.
Cinco de los ocho heridos ingresados en varios hospitales de Madrid evolucionan favorablemente. Tres están hospitalizados en unidades de quemados, otros tres en unidades de cuidados intensivos (UCI) y dos en planta.