Con total discreción, como había solicitado su familia, el cadáver de José Antonio Primo de Rivera ha sido exhumado esta mañana de su tumba en el Valle de Cuelgamuros (antes conocido como el Valle de los Caídos). La familia del fundador de La Falange había elegido expresamente este día, cuando se cumple el 120 aniversario de su nacimiento, para sacar sus restos de la basílica del Valle y transportarlo al cementerio madrileño de San Isidro.
No eran ni las siete de la mañana cuando dos coches fúnebres han llegado al Valle para comenzar el proceso de exhumación. El fuerte dispositivo policial desplegado solo ha permitido a los familiares entrar en la basílica. Estos habían pedido que no hubiera medios de comunicación ni ningún miembro del Gobierno.
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La exhumación del falangista llega cuatro años después de que el cadáver de Francisco Franco fuera exhumado del mismo Valle en octubre de 2019 y medio año después de que los restos mortales de Gonzalo Queipo de Llano, general golpista, fueran igualmente exhumados de la basílica de la Macarena de Sevilla. La próxima actuación será en la cripta del Alcázar de Toledo, que alberga los restos del golpista Milans del Bosch y el general franquista José Moscardó.
Tras la recuperación del féretro, para lo que ha sido necesario retirar una losa de granito de 3.500 kilos, el prior de la abadía benedictina, Santiago Cantera, ha rezado un responso antes del traslado al cementerio de San Isidro, ubicado en el madrileño distrito de Carabanchel, donde están enterrados otros familiares del fundador de la Falange, como sus hermanos Miguel y Pilar y su tío Fernando. El féretro de Primo de Rivera ha salido de El Escorial cerca de las 13 horas.
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La familia ya llevaba meses negociando con el Gobierno la exhumación del cadáver de Primo de Rivera. La nueva Ley de Memoria Democrática, que entró en vigor en octubre de 2022, regula que sólo podrán reposar allí las víctimas de la Guerra Civil, pero nunca en lugar preeminente, como ocurría en este caso, ya que la tumba del fundador de la Falange estaba junto al altar mayor, donde estaba también la de Franco. Primo de Rivera podría haber seguido en cualquier cripta anexa en Cuelgamuros, pero su familia ha preferido trasladarlo al madrileño cementerio de San Isidro.
Quinto entierro
Este será el quinto entierro del fundador de Falange, que fue fusilado en la cárcel de Alicante en 1936 y enterrado en una fosa común. Dos años después, sus restos mortales se colocaron en un nicho, en el mismo lugar. Una vez finalizada la guerra civil, en 1939, fue exhumado de nuevo y llevado desde Alicante hasta el monasterio de El Escorial. Allí fue recibido por Franco y enterrado junto al altar mayor. Años después, en noviembre de 1959, cambió otra vez de ubicación, el día antes de que se inaugurase el Valle de los Caídos, y quedó enterrado en un lugar de honor en la basílica.
El cementerio de San Isidro inició el pasado viernes pequeñas obras de reacondicionamiento para preparar la llegada del cuerpo. La familia tiene seis sepulcros allí. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, ha asegurado que el traslado supone “un paso más en la resignificación” del Valle de los Caídos para que allí “no se enaltezca a ninguna persona, a ninguna ideología que evoque a la dictadura”.
A pesar de que la familia ha pedido intimidad, varios grupos falangistas se van a concentrar este lunes en el cementerio de San Isidro para recibir los restos mortales. Aunque no hay una convocatoria oficial, a mediodía está previsto que se concentren decenas de simpatizantes del líder falangista, según han indicado a la agencia Europa Press fuentes del partido.