Cumbres de Enmedio (Huelva) es el pueblo más pequeño de Andalucía. Sus 59 habitantes tienen su Iglesia, un pequeño parque municipal, una pista arenosa que hace las funciones de zona polideportiva y, como único negocio, un secadero de jamones. Pero falta lo principal, lo que daría un poco de vida a la localidad: un bar.
Reyes Páez, la alcaldesa socialista, quiere abrir un proceso de licitación para adjudicar la concesión de un local que haga las funciones de bar. Como aliciente, el Ayuntamiento corre con los gastos de consumo de agua y de luz hasta un máximo de 150 euros por factura y dispone ya de todo el material necesario: cocina completa, menaje, sillas, mesas y televisor. El autónomo que se haga cargo solo tiene que pagar un canon de 20 euros mensuales.
A 368 kilómetros al norte, en el oeste de la provincia de Salamanca, los 135 habitantes de Monsagro son más afortunados. Tienen dos bares (hace años llegaron a tener cuatro): uno en la casa rural Valle del Agadón y otro justo en el centro del pueblo, al lado del Ayuntamiento. Los dos están regentados por sendos matrimonios y sirven como punto de encuentro de los vecinos. De hecho, en uno de ellos se puede comprar además fruta, leche o pan, ya que hace las funciones de pequeño ultramarino.
Son los dos lados de la balanza de la España vaciada. Un reciente estudio de la Confederación Empresarial de la Hostelería de España releva que 1.435 municipios, el 17,7% de los que existen en nuestro país, carecen de bares. Aunque se trata de un porcentaje muy elevado, como son pueblos muy pequeños, la población que no tiene un lugar donde tomarse una caña apenas llega a los 143.000 habitantes, el 0,30% del censo nacional.
O, lo que es lo mismo, el 99,7% de la población española sí tiene acceso a bares en su localidad. Sin embargo, los pueblos sin bares radiografían a la perfección uno de los principales síntomas de la España vaciada. Casi el 88% de estas localidades tiene menos de 200 habitantes. De hecho, solo se han encontrado cuatro municipios de más de 500 habitantes que no tenga un bar o una tasca.
Teruel Existe, con representación en el Congreso, acaba de presentar una proposición legislativa para reconocer como entidades de la economía social a todos los establecimientos de hostelería que presten sus servicios en municipios de menos de 200 habitantes. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), hay 2.485 localidades españolas (el 30% del total) en este tramo de población, en los que residen 238.000 vecinos.
La formación turolense quiere modificar el artículo 5 de la Ley 5/2011 de Economía Social para incluir este tipo de negocios y que puedan recibir las ayudas incluidas en este texto normativo. En un principio, PSOE, Unidas Podemos, PP y Vox votarán a favor. En su propuesta, Teruel Existe aboga por promover la “solidaridad interna y con la sociedad”. Con el cambio de normativa, estos locales pasarían a asimilarse a entidades como cooperativas, mutuas o fundaciones, lo que conllevaría disfrutar de bonificaciones en la Seguridad Social, el pago único del paro u otros incentivos económicos.
Último reducto contra la despoblación
Para la Confederación de Hostelería, estos bares “cumplen una función esencial en la vida de la localidad, de manera que son, sin duda alguna, uno de los últimos reductos contra la despoblación. Cuando alguno de estos bares, el último bar de la localidad, cierra, el riesgo de despoblación resulta prácticamente inevitable, por la pérdida de estímulos para la vida personal y por la desaparición de un espacio y de un servicio de la vida colectiva. No es casualidad que, como hemos visto anteriormente, la valoración de las funciones sociales de los bares aumenta conforme disminuye el tamaño de la localidad”.
Castilla y León concentra casi la mitad de la población que vive en municipios sin bares (70.441 habitantes, 49,3% del total), sin duda alguna como consecuencia de que es la comunidad con mayor número de municipios de menor tamaño de población. Le siguen Cataluña, Aragón, Castilla-La Mancha. En el otro extremo, cinco regiones tienen algún bar en todos sus municipios: Baleares, Canarias, Galicia, Madrid y Murcia.
Las dos primeras, debido a la importante presencia del turismo, que incrementa la oferta establecimientos hosteleros en su territorio; en el caso de Galicia “la explicación puede deberse a que los municipios integran un conjunto de núcleos de población (no hay municipios de pequeño tamaño), y tanto Madrid como Murcia, debido a que tampoco tienen municipios con poca población”, explica el estudio.
Si se analizan las provincias, 35 de las 50 que hay en España tienen algún municipio sin bares, encabezando Burgos, Salamanca y Zamora el ranking de número de vecinos que viven en localidades que no tienen ni un solo establecimiento en la que tomarse un café, un vino o una cerveza. De estas 35 provincias, 16 tienen al más del 1% de su población en localidades sin bares, encabezadas en este caso por Zamora, Soria, Ávila, Palencia y Salamanca, que superan el 3,5%.
“Los bares de proximidad tienen gran importancia en la vida personal y comunitaria”, explica el estudio. Es verdad que en estos pequeños pueblos muchas veces falta médico, farmacéutico, escuela e incluso internet, pero el bar es el lugar donde se socializa: “favorecen las relaciones directas, evitan el aislamiento y la soledad, aportan seguridad al entorno y favorecen la cohesión social y la integración”.
Un portavoz de Hostelería de España “valora muy positivamente” la propuesta de Teruel Existe de incluir estos locales en la ley de economía circular. “En general, la hostelería es un elemento que favorece la cohesión social y evita la soledad de las personas. Este hecho es especialmente importante en los pequeños municipios, y aquellos que pertenecen a la conocida como ‘España vaciada’. En todas estas zonas los bares y restaurantes cumplen una función que va más allá de la que a priori se les atribuye de lugares de ocio. En estos pequeños pueblos los bares son el lugar de reunión, donde se lleva el control de las personas, si faltan, si alguna necesita algo, son el único espacio de convivencia para muchos de los habitantes de relacionarse con alguien, en muchos sitios cumplen las funciones de centros sociales. En muchos sitios el cierre de un bar supone la desaparición del pueblo”
Los datos del INE revelan que el decrecimiento del sector es irreversible. En los últimos cinco años España ha perdido 7.416 bares, aun así al cierre de 2022 seguían sirviendo cañas o poniendo cafés 175.890 locales, una media de un bar por cada 270 habitantes. El proceso de despoblación de algunas zonas y el envejecimiento de la población son algunas de las causas, aunque la caída ha sido más acusada desde 2020, cuando la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus se llevó por delante muchos negocios.
Galicia y Castilla y León son los que más bares han perdido. En cierta medida es lógico porque son dos de las cuatro comunidades que más despoblación han sufrido en la última década. Llama la atención que la tercera comunidad con bares cerrados sea Madrid (873 en términos absolutos). “El número de establecimientos en Madrid es mucho mayor que en otras zonas, por lo que ese baile de cifras es más normal. Otro dato curioso en Madrid es que se han cerrado más bares desde 2019 y, sin embargo, crece el número de restaurantes, por lo que puede haber una pequeña tendencia la cambio de modelo, seguramente más concentrado en los núcleos urbanos”, señalan desde Hostelería de España.