Cuando Juan Carlos I aterrizó este jueves en el aeropuerto de Peinador (Pontevedra) procedente de Londres, dos personas le esperaban a pie de pista: Pedro Campos y su mujer Cristina. Campos, de 73 años, no solo es un buen amigo del emérito, es el mejor anfitrión que hay para que el monarca pueda organizar sus escapadas a Sanxenxo (que se van a convertir en algo frecuente) y disfrutar de una de las grandes pasiones de su vida: navegar y competir en su barco preferido, el ‘Bribón’.
Porque la biografía de Pedro Campos Calvo-Sotelo no se entiende sin el mar y las velas. Además de ser el presidente del Real Club Náutico de Sanxenxo desde 1999 (ha sido reelegido siete veces), es el regatista más premiado de España. Campos tiene 16 campeonatos del mundo (cinco de ellos conseguidos de manera consecutiva) y once Copas del Rey. También ha sido condecorado con la Medalla de la Real Orden del Mérito Deportivo, la máxima distinción deportiva de nuestro país.
Hijo de un ingeniero de Endesa que fue dueño de las famosas termas de Cuntis, el mayor balneario de Pontevedra, Campos procede de una familia numerosa (tiene diez hermanos). También es sobrino segundo del que fuera presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo-Sotelo. Aunque estudió ingeniería naval, no terminó los estudios para convertirse primero en regatista (ganó su primera competición con tan solo 18 años), y después en armador de barcos, una faceta con la que ha hecho fortuna. De hecho, consiguió fusionar su empresa con el gigante ‘North Sails’, la mayor velería del mundo.
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A principios de los años 80 conoció al rey. Los presentó un buen amigo de ambos, Josep Cusí. Este era entonces el armador del ‘Bribón’ y socio en algunos negocios con el monarca, y decidió que debía juntar en la tripulación del ‘Bribón’ a dos grandes regatistas como ya eran Campos y Juan Carlos I. Ambos han ganado juntos muchos trofeos y a Campos se le atribuye que el emérito pueda seguir navegando a pesar de sus problemas de movilidad gracias a la adaptación técnica que hizo en sus barcos para que Juan Carlos I quede encajado para que no tenga que moverse demasiado y mejorar así su seguridad a bordo del buque.
En el ámbito personal, Campos está casado en segundas nupcias con Cristina Franze, una mujer brasileña 30 años más joven que él que se presenta en las redes sociales como terapeuta y astróloga. Ambos se casaron en 2017 en un enlace en el que no faltó su amigo Juan Carlos. Campos tiene dos hijas, Begoña y Paloma, de su anterior matrimonio.
El laureado regatista ha ofrecido su casa de Nanín para que el monarca esté tranquilo, pueda navegar estos días y visitar a un reducido grupo de amigos, a los que se conoce como ‘el clan de los gallegos’. Es el anfitrión ideal. Campos y su mujer son un matrimonio discreto que ha dispuesto toda la segunda planta de su chalé pontevedrés para que el emérito pueda estar a gusto durante su estancia. Este mismo jueves, día de la llegada del monarca, los periodistas desplazados pudieron apreciar cómo la furgoneta de distribución de una conocida marisquería de la zona entraba en la casa. Como comida de bienvenida, Campos ofreció a su ilustre invitado varios de sus platos preferidos: percebes, nécoras y el txangurro preparado con albariño.
Zarzuela, es decir, su hijo Felipe VI, ha pedido a su padre que esta segunda visita a Sanxenxo sea más discreta que la que hizo en mayo de 2022. Ni recepciones, ni ‘photocalls’, ni declaraciones a la prensa. La Casa Real quiere que estos días en Galicia el emérito tenga un perfil mediático más bajo. No hay agenda oficial. Lo único que parece claro es que Juan Carlos I tiene previsto participar el próximo sábado y domingo, si las condiciones climáticas y su estado físico lo permiten, en una regata. El sábado tiene previsto cenar en el Club Náutico de Sanxenxo con varios amigos, según ha publicado el digital Vózpopuli.