Vedat Muriqi vive su mejor momento dentro del fútbol. Asentado en el Mallorca tras la exitosa cesión de la temporada pasada, lidera el ataque del conjunto bermellón con doce goles. “No hay manera de no querer al sinvergüenza”, confesó Aguirre sobre el delantero kosovar, que es uno de esos jugadores que todo técnico querría tener en su equipo. En Mallorca ha pulido muchas de sus cualidades, como su juego de espaldas a la portería, aunque otras como su gen luchador ya le venían predeterminadas desde que era un niño.
Su niñez estuvo marcada por la Guerra de los Balcanes, conflicto bélico que afectó a las seis exrepúblicas yugoslavas: “Cuando hablo de mi infancia, siempre digo lo mismo. Ningún ser humano debería ver ni vivir lo que es una guerra, es lo peor que puede pasar. Llega un momento en el que uno prefiere morir antes que seguir viviendo entre tanta desgracia. Lo único positivo es que te hace más fuerte tanto física como mentalmente. Aprendí a sobrevivir, aunque no me gusta que se apiaden de mí cuado hablo de la guerra”, explicó Muriqi en una entrevista en El Larguero.
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El exilio fue su única opción
A finales de los años 90, la familia de Muriqi se vio obligada a formar parte de un éxodo masivo de ciudadanos kosovares hacia Albania. Fue la única alternativa que tuvieron: “Los soldados entraban a las casas, robaban y mataban. Recuerdo que cuando vinieron a la mía nos dijeron que si queríamos nos podíamos quedar, pero que iban a poner una bomba. Tuvimos suerte de no perder a ningún familiar y que durase poco la guerra, en Ucrania aún no tienen esa fortuna”, aseveró el atacante bermellón.
También rememoró su peor recuerdo durante el conflicto: “En la guerra, lo más importante es la comida. Había muchos niños en mi familia y eso es lo que priorizábamos. Daban muy poca comida para cada familia y nosotros éramos casi 50 personas viviendo en una habitación durante dos meses. Mi padre intentaba conseguir algo más de comida, pero era imposible. Nos tuvieron que ayudar nuestros vecinos. No se lo deseo a ningún ser humano”, aseguró.
Comprometido con el Mallorca
Tras haber superado infinidad de obstáculos a lo largo de su vida, Muriqi ha encontrado en Mallorca su lugar en el mundo. A la isla llegó cedido durante el mercado invernal del curso pasado y seis meses después pasó a formar parte del club bermellón, con el que quiere respetar su contrato: “Cuando llegué tenía muchas dudas porque mi anterior fichaje no me fue bien. Pero estoy muy feliz aquí, quiero acabar mi carrera en el Mallorca. A mi representante ya le he dicho que me deje tranquilo con ofertas de otros clubes. Tengo contrato aquí hasta 2027 y quiero acabarlo”, confesó Muriqi.
Y quiere hacerlo por todo lo alto. El kosovar está convencido de que puede ganar un título con el cuadro balear: “Juego con el Mallorca para ganar un título. Ganar partidos está bien, pero lograr una copa con un equipo que es como tu casa es algo diferente”, relató un Muriqi que ya mira a los ojos a ídolos bermellones como Aduriz, Pandiani o Webó y sueña con alcanzar a Eto’o. El delantero kosovar ya le ha superado en precio de traspaso. Tras el pago de ocho millones fijos más variables, se ha convertido en el fichaje más caro de la historia bermellona. Muriqi quiere seguir escribiendo la suya dejando sus señas de identidad. Las mismas que han forzado el carácter luchador del guerrero Muriqi.