“El fin justifica los medios”, se encarga de repetir Amaia Salamanca (Madrid, 1986) durante la conversación telefónica que mantiene con Infobae España. No tanto porque ella ponga el dicho en práctica en su cotidianidad, sino porque su personaje de Bienvenidos a Edén, Astrid, parece haber cultivado una aplicación propia de la filosofía acuñada por Nicolás Maquiavelo o Sun Tzu. En la guerra, como en el amor, cualquier acción tiene una raíz, un motivo sustancial, que vindica todo tipo de comportamiento. Hay conflictos armados entre países que nacen de las aspiraciones colonialistas de sus líderes y corazones rotos que publican infinidad de stories en Instagram para llamar la atención de su amado/a tras el despecho.
Las motivaciones de Astrid cogen forma en la segunda temporada de la serie de Netflix que se estrena este viernes en España. En ella, “se responden algunas de las incógnitas de la primera parte, que estaba más enfocada a presentar la isla y los personajes” y se profundiza en las relaciones de los habitantes de Edén, un enclave no tan paradisíaco en el que el misterio, y el peligro, siguen latentes. “Hay una rebelión con la que ella quiere acabar”, afirma Salamanca. A través de la fuerza, intentará recabar información y recomponer el orden.
La serie producida por Brutal Media consiguió entrar entre las diez más vistas de la plataforma tras el estreno de su primera temporada, confirmando que las tramas locales de Netflix tienen cabida en el mercado internacional, como ocurrió con La Casa de Papel o con Élite. “Si las audiencias son buenas, mejor, pero al final estás metida en ese personaje y tienes que seguir haciéndolo lo mejor posible”, indica, quitándole peso.
La actriz considera que, en los nuevos episodios de Bienvenidos a Edén, su personaje es “más vulnerable” porque pierde lazos sentimentales que tenía previamente atados. “Vemos a una Astrid más sola”, indica. Ahí es cuando, cegada por el miedo, construye una rocosa personalidad “que puede llegar a ser implacable”. En Edén, “se acaban las fiestas y las redes sociales” y comienza una lucha por la supervivencia.
¿Surrealismo, realidad o ficción?
En las distopías se encuentran los comportamientos humanos más felinos e inertes. Black Mirror, El cuento de la criada o incluso sagas como Los juegos del hambre, en la que la muerte era un simple juego de niños. Los individuos son complejos, calculadores, sensibles, narcisistas. Todo a partes iguales, como los quesitos del Trivial Pursuit. Que su conducta parta de un complejo órgano de células del que se sabe mucho, o demasiado poco, hace que “la realidad termine superando a la ficción”. Al menos para Amaia Salamanca. “Muchas veces la gente ve la serie y dice ‘esto no me lo creo’, pero es al revés, suceden cosas que están más allá del entendimiento humano”, argumenta.
La reciente polémica de la hija-nieta-madre-abuela-hijo-padre... de Ana Obregón ha generado una mesa redonda de la gestación subrogada y los vientres de alquiler, una práctica ilegal en España y para la que la personalidad televisiva ha tenido que viajar a Miami. En Bienvenidos a Edén, Astrid recluta a adolescentes con los que no comparte ADN y se convierte en su madre adoptiva. Quieran o no ellos. “Esto estaba escrito mucho antes de que se generara toda esta controversia”, comenta la intérprete entre risas distantes. “La ficción da mucho juego y es, precisamente, para que la gente piense en ese tipo de situaciones”.
Salamanca evita mojarse o hacer algún comentario jugoso, se limita a afirmar que “no tiene una opinión tajante al respecto” y lo achaca a “cada caso”, pero sí entiende la conversación que se ha generado en torno a la nieta de la familia Obregón. “Como personas, todo va evolucionando más rápido que las leyes, entonces se van creando estas polémicas porque no sabemos cómo reaccionar a lo que todavía no está legislado”, sugiere.
Aunque la aspiración maternal de Astrid no aparezca en las portadas de papel couché, para la actriz ha sido gratificante poder abordar, de nuevo, a un personaje con ambiciones complejas. “Dices que es malvada, pero yo no lo veo así, nadie se levanta por la mañana diciendo ‘qué villana soy’, sino que crees que lo que haces está relacionado con tus motivaciones, con tu infancia, con lo que has vivido”, explica. Nunca había interpretado a una mujer con escasa empatía en la pantalla, pero Salamanca prefirió no abordar el personaje desde lo que ya estaba creado. “Intentas despegarte”, afirma en relación a los referentes, “no quieres copiar cosas que ya se hayan hecho y quieres crearlo todo desde cero”.
Intercambio generacional
Rodada en espectaculares localizaciones en Lanzarote, Bienvenidos a Edén cuenta con un elenco que incluye a Amaia Aberasturi, Lola Rodríguez, Begoña Vargas o Belinda, entre muchos otros. Tras intensos meses de grabación, Salamanca afirma que, entre el equipo, son “como un Gran Hermano”. “Aunque la mayoría de los personajes sean adolescentes en la ficción, “la serie tiene cabida más allá de ellos”. La intérprete dice que no suele dar consejos a no ser que se los pidan directamente, más bien es ella “la que tiene que preguntarles” cosas, sobre todo en relación a la promoción en redes sociales. “A mí eso ya me pilla en otra generación”, comenta.
La encargada de dar vida a Astrid en la pantalla considera que la nueva entrega que llega a Netflix el 21 de abril “está mucho mejor que la primera, tiene más empaque, más consistencia y es más fácil de ver”. Aunque habrá que esperar al estreno de los nuevos episodios para comprobar si la historia en Edén continúa, a Amaia le gustaría “que fuese una serie de largo recorrido”. “Cuando terminas la segunda necesitas una tercera”, concluye.
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