La Premier League se planta ante las casas de apuestas y retirará su publicidad de las camisetas

La liga inglesa de fútbol decide dar un paso así de forma voluntaria para reducir los anuncios sobre el juego. La medida no entrará en vigor hasta el final de la temporada 2025-2026

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Declan Rice celebra un gol
Declan Rice celebra un gol con el West Ham.

La vinculación entre el deporte y las casas de apuestas lleva en tela de juicio desde hace tiempo, y la decisión anunciada este jueves por la Premier League es un hito más para intentar marcar distancias entre ambos mundos. Una de las ligas de fútbol por excelencia, y por ende una de las competiciones deportivas más importantes del mundo, ha anunciado que retirará la publicidad vinculada al juego de las camisetas de sus equipos.

Tal y como cuenta la Premier en un comunicado, la medida fue acordada con sus equipos: 18 de 20 dieron el visto bueno, según The Times. Supone que, de aquí a tres años, la publicidad de las casas de apuestas desaparecerá de la parte frontal de las camisetas de los futbolistas. El cambio no se aplicará hasta el final de la temporada 2025-2026 para que así los clubes puedan terminar sus contratos de patrocinio con las marcas vinculadas al juego.

Sí que se podrá mantener la publicidad de este tipo de negocios en las mangas de las camisetas, en las vallas publicitarias de los estadios y en los canales digitales, por ejemplo. Sin embargo, las casas de apuestas desaparecerán del lugar donde más visibilidad podían adquirir en los partidos de la Premier para ayudar a reducir la publicidad relacionada con estas.

Se trata de un paso adoptado de forma voluntaria por la competición inglesa, antes de que se revise la relación entre el juego y el deporte (en pos de minimizar su impacto negativo en la sociedad) por parte del Gobierno británico. Así, es la primera liga deportiva de Reino Unido que ha emprendido una acción de este calado.

Y es muy posible que no sea la última, ya que la propia Premier League asegura que está trabajando con otros deportes en el desarrollo de un nuevo código relativo al patrocinio responsable en cuanto a lo que respecta a las casas de apuestas.

El juego y la Premier

Ahora mismo, hay ocho equipos de la Premier que tienen como patrocinador principal a una marca vinculada con el juego. Se trata de Bournemouth, Brentford, Everton, Fulham, Leeds United, Newcastle, Southampton y West Ham.

Seis de estos clubes tienen acuerdos publicitarios a largo plazo con casas de apuestas. Quienes más avanzada tienen la posibilidad de desvincularse de este ámbito en términos de esponsorización son el Fulham y el Newcastle, cuyos compromisos terminan este mismo año. Además, Aston Villa y Wolverhampton también anuncian casas de apuestas, aunque en las mangas de su camiseta.

Ninguno de los equipos pertenecientes al llamado Big Six (Manchester City, Liverpool, Manchester United, Arsenal, Chelsea y Tottenham) da bola al mundo del juego en sus camisetas.

Demarai Gray, del Everton, disputa
Demarai Gray, del Everton, disputa un balón con Tyrell Malacia, del Manchester United.

Las casas de apuestas han resultado ser muy lucrativas para la Premier antes de tomar una decisión de la trascendencia de la actual. En la temporada 2019-2020, los clubes ingresaron 69,6 millones de libras (81,2 millones de euros) por los contratos publicitarios relativos al juego. Además, la Championship, segunda categoría del fútbol inglés, es patrocinada por un operador de juego, Sky Bet: 40 millones de libras (47,6 millones de euros) llegan a la liga gracias a esta marca.

Puede que el cambio adoptado ahora sea la avanzadilla para que se dé un veto gubernamental, como el que ya se aplica en España o Italia. Antes de que este se pusiese en marcha, siete de los 42 equipos de la Primera y Segunda División españolas contaban con una casa de apuestas como patrocinador principal.

Es más: este tipo de negocios llegaron a acaparar más del 77% de los patrocinios (31 de 40 clubes) en LaLiga, frente al 40% en el que se mueve la liga inglesa. El Gobierno actuó al respecto hace dos temporadas en España, mientras que el Ejecutivo británico lleva más de dos años estudiando el asunto. Ahora la Premier se ha anticipado por su cuenta a una prohibición que puede estar al caer.

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