‘Brokeback Mountain’, el wéstern gay que revolucionó Hollywood

La película de Ang Lee protagonizada por Heath Ledger y Jake Gwyllenhaal se encargó de dar visibilidad dentro de Hollywood a las historias de amor homosexual, que hasta el momento habían permanecido en los márgenes

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Jake Gyllenhaal y Heath Ledger
Jake Gyllenhaal y Heath Ledger interpretaron a una pareja gay en 'Brokeback Mountain' que se convirtió en icónica.

Se dice que el guion de Brokeback Mountain estuvo deambulando por las productoras estadounidenses durante años. Muchos fueron los directores que pasaron por el proyecto, entre ellos Gus Van Sant y Pedro Almodóvar, que ahora se ha sacado esa espinita clavada gracias a Extraña forma de vida, un wéstern queer en forma de mediometraje protagonizado por Pedro Pascal y Ethan Hawke en el que, de alguna manera, regresa a una de las ideas del relato de origen de Annie Proulx en el que se basaba, aunque se trate de un proyecto absolutamente personal.

En aquel momento, ya instalados en los dos mil, poner en imágenes la historia de amor entre dos vaqueros todavía resultaba arriesgada. Por una parte porque las historias de temática homosexual estaban restringidas al cine independiente, a directores precisamente como Gus Van Sant o Todd Haynes. No era habitual que una película mainstream mostrara la diversidad sexual y apostara por personajes que rompieran con la heteronormatividad. Películas como Philadelphia (1993), sirvieron para hablar de la epidemia del SIDA, para visibilizarla y desestigmatizarla, pero apenas se mostraba la relación de pareja entre Tom Hanks y Antonio Banderas. En Brokeback Mountain los protagonistas tenían que besarse y tener relaciones sexuales, ya que la atracción física constituía una de las bases de la historia. Quizás por eso, también costó mucho encontrar a los actores que quisieran interpretar a los personajes de Ennis del Mar y Jack Twist (a los que finalmente encarnaron Heath Ledger y Jake Gyllenhaal), dos jóvenes que se conocen cuando son contratados para cuidar de un gran rebaño de ovejas en lo alto de una montaña durante todo el verano de 1963 y terminan descubriendo que se sienten atraídos entre sí.

Desmontando la mitología del cine del Oeste

Sin embargo, uno de los mayores hándicaps de la película era la de desmontar el mito de la masculinidad en el género del wéstern, siempre asociado a la virilidad de los hombres a lo largo de la historia del cine. Casi se había establecido una especie de arquetipo entorno a ese estereotipo rudo y violento de actores como John Wayne y más tarde Clint Eastwood en el spaghetti, que se encargaron de fijar la imagen de macho del Oeste en el imaginario colectivo. Y Brokeback Mountain lo que pretendía era romper precisamente con todo eso y mostrar una masculinidad diferente a través de hombres que, detrás de la máscara de las apariencias, se mostraban frágiles, heridos, y se deseaban.

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Cuando Ang Lee se hizo cargo de la película tenía muy claro que la combinación entre western y represión gay era muy potente, pero también muy peligrosa para la toda una parte de la facción más reaccionaria y homófoba norteamericana, así que intentó plasmarla con delicadeza y sensibilidad. Sin embargo, tanto él como los guionistas Larry McMurtry y Diana Ossana querían arriesgarse y contar esta historia aunque molestara o incomodara.

Abriendo caminos en la representación LGTBIQ+ en Hollywood

En ese sentido, Brokeback Mountain supuso un antes y un después dentro de la cultura popular por erigirse en referente del colectivo LGTBI. Estuvo nominada en ocho categorías en los premios de la Academia de Cine de Hollywood y terminó consiguiendo tres: mejor dirección, mejor guion adaptado y mejor banda sonora. Sin embargo, son muchos los que piensan que el Oscar a la mejor película debería haber sido para ella, no para Crash, de Paul Haggis, pero los prejuicios eran todavía demasiado fuertes.

Afortunadamente es algo que se ha ido consiguiendo con el tiempo. La época de la homofobia en Hollywood parece haber terminado, aunque no fue hasta 2016 cuando una película de temática homosexual, Moonlight, de Barry Jenkins, ganó en la categoría reina. Ahora la diversidad es mucho mayor que hace a penas diez años, e incluso en las películas de Disney comienzan a haber personajes que abarcan diferentes tipos de sexualidad, así como en los blockbusters convencionales o en las franquicias destinadas al público mayoritario. Este año, la gran triunfadora de la temporada de premios, Todo a la vez en todas partes, en el fondo, también trataba de la aceptación de la sexualidad.

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