Cómo conocer la personalidad de Fernando Sánchez Dragó a través de cinco de sus libros

Elegimos cinco títulos dentro de su extensa obra que nos permiten acercarnos a la identidad literaria del controvertido autor

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El escritor Fernando Sánchez Dragó
El escritor Fernando Sánchez Dragó en una de sus visitas al programa 'El Hormiguero'.

Escribió muchos, más de cuarenta volúmenes, la mayoría de ellos ensayos y buena parte dominados por un fuerte carácter autobiográfico. La trayectoria de Fernando Sánchez Dragó en el terreno de la literatura comenzó de forma temprana y en ella vertió sus intereses tanto intelectuales, espirituales y políticos correspondientes a cada una de las etapas de su vida. Estos son cinco de los libros que marcaron su trayectoria.

Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España (1978)

Gracias a este exhaustivo ensayo en forma de trilogía ganó el Premio Nacional, lanzándolo a la fama de manera inmediata debido a su éxito editorial masivo. En él trató de vincular las leyendas ibéricas con el inconsciente colectivo hispano a través de una serie de mitos fundacionales que nos llevan de las cuevas prehistóricas a la época prerromana, pasando por el Camino de Santiago, los caballeros templarios, la trashumancia, la tauromaquia y otros emblemas de lo que podría considerarse la idiosincrasia de nuestro país. Su visión no estuvo exenta de escándalo, algunos la consideraron fascista, antisemita, machista, adjetivos que casualmente le han seguido acompañando toda su vida. También se argumentó que sus elucubraciones no estaba basada en ningún fundamento sólido.

El camino del corazón (1990)

Una especie de libro de viajes en el que el autor pone de manifiesto su fascinación por la cultura oriental y por las religiones budistas, taoístas o hinduistas. El protagonista sería una especie de alter ego del propio Sánchez Dragó, un hombre decepcionado con Occidente que inicia una especie de viaje transformador a Oriente para empaparse de su sabiduría ancestral. El aventurero pasará por Turquía, Irán, Pakistán, la India, Indonesia, Afganistán y Vietnam durante la guerra. Una novela que habla sobre el poder liberador de los encuentros místicos y está llena de peripecias y aventuras a modo de La Odisea. La obra fue finalista del Premio Planeta en 1990, galardón que finalmente ganó gracias a La prueba del laberinto, dos años más tarde.

El sendero de la mano izquierda: un código de conducta (2002)

En él Sánchez Dragó resume su filosofía de vivir a través de una serie de preceptos basados en la experiencia propia. Como suele ser habitual en el autor, encontramos muchas dosis de subversión e incorrección a través de su característica mezcolanza entre el ensayo, la elucubración filosófica, la poesía y pensamiento propio, la alta y la baja cultura, en torno a estos mandamientos que promulga para establecer cuál es su propia moral para encontrar la felicidad. Una especie de testamento en vida en el que intentó verter todas las ideas que habían estado presentes con anterioridad en sus obras.

Muertes paralelas (2006)

Una de las grandes obsesiones del escritor fue la muerte de su padre. Cuando era pequeño pensó que había sido asesinado durante la Guerra Civil por los republicanos, pero más tarde se enteró de que había muerto a manos de los sublevados contra la Segunda República. Por eso, ya adulto se obsesionó con investigar estos sucesos por su cuenta, algo que completó con la escritura de este libro en el que establece un paralelismo entre el asesinato de su progenitor y el de José Antonio Primo de Rivera, García Lorca, Miguel Hernández o Buenaventura Durruti.

Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción (2010)

Si la polémica le había acompañado hasta el momento, en esta ocasión se generó un rechazo frontal ante algunos de los apartados de este volumen que nace como una conversación entre el escritor y el dramaturgo Albert Boadella. Fue donde admitió haber tenido relaciones sexuales con menores, insultándolas y llamándolas ‘zorritas’ o ‘putas’. En esa época se encontraba dirigiendo el programa de Telemadrid Las noches blancas y estuvo a punto de ser despedido, aunque finalmente gracias a la mediación de Esperanza Aguirre, entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, continúo en la cadena.

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