Dolores Bastida Navarro murió el 13 de noviembre. En un seguro de vida, había plasmado su última voluntad: que su funeral, en el pueblo catalán de Cardona, se oficiara en castellano. El domingo 14, la familia reunida en la Iglesia de Sant Miquel i San Vicenç de la localidad barcelonesa, despedía a la finada, fallecida a los 95 años.
A las 10.30 de la mañana, después de un arranque en castellano, el sacerdote de la parroquia continuó sus palabras en catalán. La familia se indignó, protestó y se enfrentó al párroco. Este volvió a hablar en castellano, pero cuando se acercaba al final del responso, volvió al catalán. La familia decidió detener el funeral y abandonar el templo… levándose el féretro.
Desde allí, la comitiva se dirigió al cementerio y enterraron a Dolores Bastida.
La versión de la familia es corta y contundente: “A las 10:30 horas de hoy 14/11/2021, el sacerdote de la iglesia de Sant Miquel i Sant Vicenç de Cardona (Barcelona) se ha negado a cumplir la última voluntad de Dolores Bastida Navarro, consistente en la celebración de su funeral en castellano, y a pesar de las repetidas peticiones de la familia a través de Altima - Cardona [la funeraria]. Finalmente, ante la intransigencia del clérigo, la familia se ha visto obligada a abandonar el templo con el féretro antes de terminar el acto religioso, y dirigirse al cementerio. Los familiares estamos consternados ante este acto de intolerancia”.
El mensaje ha sido colgado en una web. Y el texto anterior se puede leer en castellano e… inglés. Junto al texto, algunas fotos. Entre ellas un afiche donde se lee: “Nunca Más”.
Además, la hija de la fallecida, también llamada Dolores, ha relatado al diario Abc cómo vivieron aquéllos momentos: “Mi madre contrató en vida un seguro de decesos y había varios apartados”, uno de ellos relativo a las últimas voluntades.
“Allí”, continúa el relato Dolores, su madre “expresó que quería que su misa de funeral fuera en castellano. En la compañía de seguros nos dijeron que cuando ocurriera el deceso en la funeraria tomarían nota. Cuando ella ya nos dejó, fuimos a la funeraria y llenamos un formulario, donde pusimos de nuevo que queríamos la misa en castellano”.
Pero la historia cambió al día siguiente del fallecimiento de Dolores Bastida: “Al día siguiente fuimos a hacer la misa a la iglesia de Cardona y allí el sacerdote empezó hablando en catalán. Yo avisé a los de la funeraria, que estaban también allí, y ellos hablaron con el sacerdote. Este paró, se fue y al cabo de unos minutos volvió con otro misal en las manos. Sí, siguió en castellano un rato, pero cuando acabó de leer los Evangelios, volvió al catalán».
Un cura que apoyó el referéndum en Cataluña
El sacerdote protagonista de esta historia es Carles Pubill. Este clérigo fue uno de los 400 sacerdotes que en septiembre de 2017 se adhirió a un manifiesto con el que se respaldó el referéndum ilegal en Cataluña el 1 de octubre de ese año y que concluyó con la suspensión de la autonomía de esta Comunidad. Pubill y el resto de religiosos consideraban en el aquel escrito que la consulta era “legítima y necesaria”.
La familia de Bastida Navarro ha elevado una queja al Obispado de Solsona, de quien depende la Iglesia de Sant Miquel i San Vicenç de Cardona. El Obispado ha salido en defensa de Pubill: “El sacerdote hizo la parte que pudo en catalán. A él nadie le había avisado de que tenía que hacer el funeral en castellano y solo tenía preparados los libros en catalán”.
Los responsables jerárquicos de este cura han explicado que “en los funerales hay dos libros, el de los difuntos y el misal normal de la liturgia. Cuando comenzó la misa en catalán, una persona de la funeraria se acercó al altar a decirle que tenía que ser en castellano. Entonces el padre Pubill fue a la sacristía a por los libros, pero solo encontró el de los difuntos. En ese momento no localizó el misal de la liturgia en castellano”.
La justificación concluye. “Hizo lo que pudo. Dio toda la misa en castellano, menos una pequeña parte que la hizo en catalán porque no tenía el libro. Con que le hubieran avisado quince minutos antes, habría dado toda la misa en castellano, pero se lo dijeron con la misa empezada. Creo que ha sido un problema de falta de comunicación de la funeraria, que no se lo comentó al sacerdote antes de la misa, como se hace en estos casos».
En la misma línea se ha pronunciado el propio sacerdote: “Hice la parte que podía en castellano, seguí en catalán e iba a acabar en castellano. No me avisó ni la familia ni la funeraria. No entiendo todo este alboroto, si me hubieran avisado con tiempo, lo habría hecho como querían porque yo ya he hecho muchas otras misas y funerales en castellano. Aquí en Cardona hay muchos castellanoparlantes”.