Pedro Sánchez se compromete a “abolir la prostitución” en España

Durante su discurso de clausura del 40º Congreso del PSOE, el presidente del Gobierno y secretario general del partido, ha afirmado que erradicará una práctica que “esclaviza a las mujeres en nuestro país”

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a sus seguidores durante el 40 Congreso Federal del PSOE, celebrado en Valencia.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a sus seguidores durante el 40 Congreso Federal del PSOE, celebrado en Valencia.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, se comprometió ayer públicamente a abolir la prostitución en España. En el discurso con el que clausuró el 40º Congreso del PSOE, Sánchez afirmó que llevará “a término el compromiso de abolir la prostitución, que esclaviza a las mujeres en nuestro país”.

Sus reflexiones vienen al caso de los debates mantenidos durante el Congreso, celebrado este fin de semana en Valencia. En la ponencia marco, el Partido Socialista ha defendido: “Desde el PSOE estamos comprometidos con la consecución de la abolición de la trata de seres humanos, y muestra de ello es el impulso de una ley contra la trata de seres humanos y en particular con fines de explotación sexual impulsada por el gobierno progresista. En este sentido, proponemos considerar la trata como un motivo justificado para solicitar asilo en nuestro país, tal y como hacemos ya con la persecución por motivos de género, orientación sexual o violencia de género”.

Tras recordar todos los avances sociales conseguidos durante los gobiernos sociales de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, Sánchez argumentó que se continuará en esa línea de conquistas “aboliendo la prostitución o derogando la reforma laboral [del PP]”.

El PSOE ha defendido durante los tres días de Congreso que, “según datos aportados por la ONU, España encabeza la lista de los países de la Unión Europea” al registrar que “un 39% de los hombres han acudido a la prostitución al menos una vez en su vida, con mucha distancia respecto a los demás países, que se sitúan cerca del 19%”, la media UE. Asimismo, los socialistas sostienen que “la estrecha relación con los procesos migratorios ha convertido” a España “en puerta de entrada a Europa y, al mismo tiempo, país de destino y de tránsito para las víctimas de trata”.

Fue la ex vicepresidenta del Gobierno Carme Calvo quien ya el viernes defendió estas tesis que hoy ha hecho suyas el presidente del Gobierno con el compromiso de emprender las medidas legislativas que desemboquen en la abolición de la prostitución.

Un Congreso de ¿unidad?

El PSOE ha pretendido cerrar heridas este fin de semana en Valencia. Heridas abiertas hace cinco años, cuando la vieja guardia laminó a Pedro Sánchez de la Secretaría General del PSOE cuando el hoy presidente del Gobierno se negó a facilitare, en su calidad de jefe de la oposición, la investidura de Mariano Rajoy (PP) como responsable del Ejecutivo.

La fractura concluyó con la celebración de unas elecciones primarias en las que la que Susana Díaz, quien fuera presidenta de Andalucía, se enfrentó a Sánchez. Con el apoyo de los pesos pesados del PSOE, Díaz perdió de forma clara ante Sánchez, que se hizo con las riendas del partido y luego del Gobierno tras, primero, ganar una moción de censura contra Rajoy, y, luego, ganar las elecciones de noviembre de 2019.

El presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez (c), junto a los expresidentes del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero (i) y Felipe González (d), el sábado durante el Congreso Federal del PSOE. EFE/Biel Aliño
El presidente del Gobierno y Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez (c), junto a los expresidentes del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero (i) y Felipe González (d), el sábado durante el Congreso Federal del PSOE. EFE/Biel Aliño

El sábado, los expresidentes Felipe González, el más crítico con Sánchez en los últimos años, y José Luis Rodríguez Zapatero arroparon a Sánchez. Bien es cierto que González lo hizo en las formas –con un abrazo afectuoso al presidente del Gobierno y líder del PSOE- pero no en el fondo. El que fuera presidente del Gobierno de España entre octubre de 1982 y marzo de 1996 reivindicó su derecho a opinar en el seno del partido y defendió el “régimen del 78″, el que nació tras cuarenta años de dictadura franquista y que parte de la izquierda radical quiere abolir.

Defensa de la socialdemocracia

El esperado discurso de Sánchez transitó por la defensa a ultranza de la socialdemocracia, de los valores de justicia, igualdad y solidaridad y el europeísmo. Frío, contenido y rígido en el guión, Sánchez defendió los logros alcanzados por su Gobierno pese a la pandemia del Covid-19 que comenzó dos meses después de que asumiera el poder.

Así, defendió que España es hoy el segundo país del mundo que, según todos los indicadores internacionales, mejor ha combatido la pandemia, que a finales de año se llegará al 90% de población mayor de 12 años vacunada y que ha conseguido recuperar los niveles empleo previos a la expansión del virus y del confinamiento duro que se impuso durante tres meses en marzo de 2020. “Orgullo de país, orgullo de España”, dijo para ilustrar lo que siente por los logros, según él, conseguidos en la gestión de la pandemia.

Puso lo que consideró logros irrefutables en contraposición a las soluciones “neoliberales del PP” tras las crisis financiera de 2018, “de la que no nos empezamos a recuperar hasta 2018. Aquello fue, sencillamente, un ejercicio de inmensa insolidaridad″.

De forma permanente, el presidente del Gobierno recordó el legado de sus antecesores socialista, González y Zapatero, para situarse en el mismo plano y defender que las mismas críticas que sufrieron ellos de la derecha, las sufre ahora él y el PSOE que lidera. Recordó cada uno de los avances de González para equipararlos a los suyos, y cada uno de los avances de Zapatero, para equipararlos a los suyos. De esta forma, Sánchez cerraba no sólo la fractura que mantenía al PSOE en una depresión constante desde hace cinco años, sino que se sacudía cierto sentimiento de impostura y se situaba al nivel de los dos grandes líderes del partido desde que se instauró la democracia en España tras la muerte de Franco en 1975. Se erigía en heredero de González y Zapatero.

La ultraderecha

Sánchez advirtió, por último, del riesgo del auge de la ultraderecha y los fascismos no sólo en España, sino en toda Europa. Recordó el ataque, hace una semana, a una sede sindical en Roma (Italia) por parte de grupos fascistas y advirtió que “ese es un riesgo que tenemos en España”.

El presidente del Gobierno, que obtuvo el respaldo del 95% de los compromisarios del 40º Congreso a la nueva Ejecutiva del PSOE, insistió en que la ultraderecha “quiere el poder sin democracia”, cuestiona de forma profunda “el pacto constitucional” y está provocando y atrayendo hacia sus postulados al centro derecha y a la derecha democrática, en referencia a la ultraderecha de Vox y el centro derecha del Partido Popular.

Reseñar, por último, que Sánchez hizo en todo sus discurso una defensa cerrada de la socialdemocracia, donde situó al PSOE de forma clara, como baluarte fundamental de las democracias europeas, reivindicando que lejos de ese un postulado acabado, es el más justo, solidario y vigente en Europa desde hace más de un siglo y el que “más ha hecho avanzar a España en toda su Historia.”

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