Cultivar en el interior de una fábrica en pocos días lo que la naturaleza es capaz de crear por sí misma en cientos de años. Esta es la idea de una empresa estadounidense que ha puesto sus ojos en Extremadura, y en las 3.000 horas de sol que ofrece al año, para fabricar una de las piedras preciosas más cotizadas del mundo: el diamante. Ya lo hace en Estados Unidos, pero ahora Diamond Foundry, compañía estadounidense surgida en Silicon Valley hace una década que tiene al actor Leonardo DiCaprio como inversor, quiere abrirse al mercado europeo desde la localidad cacereña de Trujillo.
Desde que protagonizase en 2006 la película Diamante de sangre, Dicaprio, tan reconocido actor como profundo activista, se sintió repugnado por la obtención de diamantes en África en condiciones de semiesclavitud para financiar conflictos armados, por lo que decidió invertir, una década después (2015), en Diamond Foundry.
La compañía plantea una inversión de 670 millones para construir en más de 30.000 metros cuadrados una industria en la que implantará tecnología puntera para ‘cultivar’ este caro y codiciado mineral que puede suponer un revulsivo en el sector tecnológico. Porque aunque Diamond Foundry se ha dedicado hasta ahora a la fabricación de diamantes sintéticos para joyería (tiene su propia marca de joyas), los ‘extremeños’ se destinarán a uso industrial. Se harán en láminas o chips de cristal de diamante y se usarán como semiconductores para circuitos o chips, lo que permitirá mejoras en el campo de la electrónica y la alta tecnología, especialmente el 5G y los coches eléctricos, por sus excepcionales propiedades de dureza y conductividad térmica. Los ‘diamantes de Di Caprio’ podrían convertirse, incluso, en una buena alternativa a los microchips tal y como se conocen hasta hoy, escasos y muy demandados en la actualidad, que se fabrican fundamentalmente con silicio.
Para crear los diamantes extremeños se instalarán 600 reactores que funcionarán gracias una planta fotovoltaica de autoconsumo de 120 megavatios con 60 megavatios de baterías que construirá Powen Energías Renovables, promotor también del proyecto, junto a la fábrica. “Es algo absolutamente puntero y una oportunidad para reindustrializar España”, destaca Rafael Benjumea, responsable de Powen. Serán, en definitiva, diamantes que crecerán gracias al sol de Trujillo.
La compañía fue fundada en 2012 por los emprendedores Martin Roscheisen y Jeremy Scholz y ha logrado recaudar cerca de 100 millones de dólares por parte de inversores que ven en esta tecnología una alternativa viable de obtener diamantes para la industria joyera al margen de las minas, muchas de ellas situadas en países en vías de desarrollo bajo pésimas condiciones laborales.
El proyecto industrial extremeño cuenta con el apoyo de la Junta de Extremadura y el Ministerio de Industria, necesitará en torno a un año y medio de trámites administrativos y permisos y dos años de construcción, pero podría empezar a funcionar antes del primer año de obras, ya que se edificará por módulos. Estiman unos 300 empleos directos en la zona.
Fue en junio cuando se firmó el acuerdo entre Industria y la Junta de Extremadura y la empresa estadounidense, dando así trabajo directo a cerca de 300 personas. Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, declaró entonces que “la región extremeña es el mejor lugar del mundo para poder llevar a cabo este proyecto” y puso en alza sus recursos naturales, algo que DiCaprio ha sabido valorar, como hace con otras tantas de sus empresas, en las cuales invierte, sobre todo, si crean proyectos innovadores que protejan el medio ambiente, cuiden de especies en peligro de extinción y asegura el futuro de comunidades amenazadas.
Además de ser actor y defensor del medio ambiente, también es empresario. Ha invertido en empresas de comercio justo como Runa, una marca que distribuye tés orgánicos y bebidas energéticas naturales hechas a base de una planta originaria de Ecuador llamada guayusa. Alrededor de 3 mil familias indígenas la cultivan y la empresa las contrata directamente. El objetivo es asegurar el futuro de estas comunidades.
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