Pablo Iglesias regresa a la vida pública española como “periodista crítico”

El ex líder de Podemos participará en tertulias políticas en radio y escribirá columnas en un medio digital tras abandonar la política en mayo después de la debacle electoral que sufrió en Madrid

Pablo Iglesias, tras anunciar su dimisión el 4 de mayo pasado después de la debacle electoral sufrida en Madrid.

Pablo Iglesias vuelve. Tras el revolcón electoral que sufrió el pasado 4 de mayo, el ex secretario general de Podemos regresa a la actividad pública: lo hará en los medios de comunicación, donde colaborará y participará en tertulias políticas. En una de ellas, en la Cadena Ser, debatirá los lunes por la noche con la socialista Carmen Calvo, ex vicepresidenta del Gobierno con la que compartió mesa en el Consejo de Ministros de Pedro Sánchez. En ese debate, dentro del programa Hora 25, intervendrá también el ex ministro del Partido Popular Juan Manuel García Margallo.

Iglesias, dicen los analistas políticos, va a convertirse en otro ex líder con ganas de manejar los hilos de su formación desde la distancia. Cada vez que habla Felipe González, el PSOE presta atención. Cuando lo hace José María Aznar, quien toma nota es el PP. Ahora, con una formación a la deriva, sin apenas fuerza, en caída libre en las encuestas electorales y con un liderazgo diluido entre lo orgánico (Ione Belarra, la nueva secretaria general) y lo político (Yolanda Díaz, vicepresidenta de Sánchez, militante romántica del Partido Comunista de España pero sin poder en la formación a la que representa), Iglesias aparece para, desde el periodismo, dictar criterio.

Dice el ex secretario general de Podemos que piensa ejercer de ‘periodista crítico’. Ahora, tras descansar. Durante estos meses, el ex vicepresidente ha cobrado un salario de 5.316 euros mensuales. La indemnización le corresponde por ley y podría cobrarla durante poco más de un año (14 meses). “Cuando uno se va”, ha dicho, “no puede en ningún caso eclipsar a los que se quedan o molestar a los que se quedan”. Ese tiempo ya ha pasado, y ahora se siente “muy relajado y con muchas ganas de hacer cosas”, ha explicado el ex secretario general de Unidas Podemos.

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Debacle electoral y dimisión

Iglesias decidió abandonar en abril el Gobierno de Sánchez para enfrentarse en las elecciones autonómicas de Madrid a Isabel Díaz Ayuso, candidata del PP en la Comunidad. El ex líder y aún referente de Podemos consideró entonces -tras recibir el no de algunos posibles candidatos a encabezar la lista de Unidas Podemos- dar un paso al frente pensando que él era el único capaz de arrastrar votos e impedir un Gobierno de la derecha y la ultraderecha en la región que acoge la capital de España.

Su anunció excitó la política española. Nunca se había vivido una campaña electoral tan áspera, dura y bronca en Madrid. Algunos debates -precisamente en la Cadena Ser- se vieron alterados por los ataques de la ultraderecha de Vox a Iglesias, al que acusó de inventarse unas amenazas de muerte. Durante la campaña, Iglesias recibió una carta con dos balas. Nunca se ha sabido su procedencia. Iglesias abandonó las emisora, el debate y el resto de formaciones aguantaron unos minutos más las embestidas de la extrema derecha.

La noche electoral, Isabel Díaz Ayuso barrió en las urnas. Hasta el punto de quedarse a sólo cuatro escaños de la mayoría absoluta. Obtuvo 65 de los 138 parlamentarios en disputa. Podemos creció, pero la debacle del PSOE fue de tal magnitud que la izquierda se quedó lejos del Gobierno. Más aún, Más Madrid, escisión de Podemos creada por el que fuera mano derecha de Iglesias, Íñigo Errejón, se convirtió en primera fuerza de la izquierda. La humillación no podía ser mayor.

Díaz Ayuso, convertida en una de las figuras más fuertes del PP, ironizó cuando Pablo Iglesias decidió abandonar la vicepresidencia para competir con ella, que España le debía uno por sacar al líder de Podemos de La Moncloa. Cuando la misma noche electoral Iglesias dimitió, Díaz Ayuso dijo: “España me debe dos”. Iglesias, de luto, dijo que había fracasado. No sólo por el resultado de la izquierda, sino porque reconoció que su presencia había conseguido el efecto contrario al buscado: movilizar la derecha contra él y sólo contra él.

Desde aquélla noche aciaga, Pablo Iglesias había estado ausente de la vida pública española. Había acordado dar clases en una universidad catalana -la Universidad Oberta de Catalunya (UOC)- y pasar a un segundo plano.

Pablo Iglesias, sin coleta, en una foto que se difundió semanas después de su dimisión y retirada de la primera línea de la vida política.

Críticas a la Ser, donde será tertuliano

Pero en España no hay nada más político que una tertulia… política. Calvo por el PSOE, Margallo por el PP e Iglesias como independiente debatirán en la Ser sobre la actualidad. Y la actualidad es sobre todo política en un nuevo curso que se inaugura esta misma semana y que llega cargado de tensiones, enfrentamientos y crisis abiertas: la inflación, los precios de la electricidad y el gas, la actuación del Gobierno en Afganistán, la política migratoria. Podemos ha sido tan crítico este verano con el Gobierno en estas materias, como lo ha sido el PP. Y ahora Iglesias hablará en la radio -también lo hará en la catalana RAC1- y participará en un medio digital, Ctxt, donde publicará artículos de opinión, además de sumarse a su Consejo Editorial.

Aceptar una tertulia en la Ser tiene, además, una interpretación que va más allá de la política. Iglesias ha sido muy crítico con Prisa, grupo editorial al que pertenece -junto a El País y otros medios- la Cadena Ser. A comienzos de año, Iglesias y Podemos criticaron una campaña publicitaria del grupo. El entonces líder de la formación dejó de seguir a la emisora en Twitter y dijo: “Escuchaba unas cuñas publicitarias en la Cadena Ser que venían a plantear que sería malo que el precio de la vivienda baje en este país (…). No podemos olvidar que los grandes medios de comunicación están financiados por bancos y fondos de inversión”.

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