Facundo Garretón: de ser un nerd informático a convertirse en un gurú de las finanzas y terminar cultivando marihuana en Uruguay

Es uno de los emprendedores más exitosos de la Argentina. Nació en Tucumán, tuvo una infancia con “ciertas necesidades” y a su padre preso por la dictadura. Allí, a los 20 años hizo su primer negocio: proveer de internet a la provincia. Después revolucionó el mercado de valores en el país, fue político y ahora se dedica al cannabis. “La vocación ya no existe”, afirma en esta nueva charla con figuras destacadas que presenta Infobae

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El empresario Facundo Garretón en el ciclo Cómo Llegué Hasta Aquí.

“Mi nombre es Facundo Garretón, soy emprendedor, tucumano. Tengo 47 años y mi vida tiene ciclos. Puedo decir que tuve varias vidas, y cada tanto cambio totalmente de rumbo”.

No miente: Facundo Garretón fue primero un emprendedor del mundo web, cuando creó el sitio Invertir Online. Fue también diputado nacional, y ahora es parte de Yvy Life Sciences, una empresa dedicada a la producción de cannabis para uso medicinal.

Su vida, desde su Tucumán natal hasta su actual radicación en Uruguay siempre fue una aventura, y en el ciclo Cómo Llegué Hasta Aquí la cuenta en primera persona, ofreciendo consejos y trucos para emprendedores que, como él, viven inquietos en busca de la próxima idea.

“Pasé por todo, por estudiar informática y ser un tecnológico; luego me involucré con las finanzas y cambié de carrera. En algún momento me involucré con triple impacto, impacto social, impacto ambiental, y cambié de vuelta. Y después eso me llevó a la política. Estuve unos años en la política y después me aburrí, me involucré en el life science. Dentro de ese mundo terminé involucrándome en ciencias de la vida, y en consecuencia en cannabis. Suelo bromear que la política en Argentina me llevó a cultivar marihuana en Uruguay”, dice para comenzar.

“Tuve una infancia con ciertas necesidades. Hablo de mi infancia en Tucumán. Mi padre en la época del Proceso militar fue preso político, por lo cual toda mi infancia, o varios años de mi infancia, lo pasé visitándolo en ‘el parquecito’. Yo no sabía que ‘el parquecito’ era la cárcel, y todos los fines de semana iba a visitarlo a este lugar que me parecía fantástico. Y creo que eso me ayudó a ver hasta las cosas más feas desde otro punto de vista. Yo iba a ver a mi padre a un lugar que era muy lindo y disfrutaba eso. Y creo que en la vida siempre vi las cosas lindas antes que las feas”, cuenta.

Garretón contó que su padre
Garretón contó que su padre fue preso político varios años y que él tenía que visitarlo en la cárcel.

Siempre fui inquieto y muy curioso. Si le tengo que fomentar algo a mi hijo Tobías, que tiene 18 años, lo único que le fomento es que sea curioso y apasionado. Que trate de apasionarse por las cosas que hace. La curiosidad creo que es la base de todo. Y anhelo que él no solo sea curioso sino que se apasione por las cosas y mantenga esa chispa de mirar desde otro punto de vista y maravillarse”, dice.

Cuando era adolescente hizo unos viajes de intercambio a Estados Unidos. Visitó la Universidad de Berkeley, en California, y quedó fascinado. Decidió que quería estudiar ahí en algún momento de su vida, en la zona de Silicon Valley. Ahí vio por primera vez una computadora comunicarse con otra. Era, claro, el nacimiento de internet, y Facundo quedó tan impactado que se dijo que él debía ser quien llevara internet a la Argentina.

“Tenía 18 años, era impensado. Pero a comienzos de los 90 empezaba en Argentina una época de privatizaciones y aparecieron dos empresas privadas, Telecom y Telefónica, que decían que iban a traer internet. Y yo con menos de 20 años dije no puede ser, yo quería traerlo, tengo que traerlo yo. Y empecé a averiguar con un amigo, que también era bastante nerd y curioso como yo, y descubrimos que podíamos traer internet si instalábamos una antena en el techo del edificio y nos conectábamos vía satélite. Y así empezamos: yo vendí mi moto, mi amigo puso el departamento, colocamos la antena y todas las noches nos conectábamos por internet. Bajábamos emails y ofrecíamos el servicio, vendíamos internet, aunque en ese momento nadie sabía qué era”, recuerda.

“Yo pensaba: quizás algún día mis amigos sepan qué es internet y puedan tener email. No me imaginaba que muy pocos años después todos iban a tenerlo y que iba a ser indispensable en nuestras vidas”, reflexiona.

Así nació su primer emprendimiento: Tucumán BBS, el primer proveedor del Norte de Argentina, el tercero de todo el país según cuenta. Él estudiaba ingeniería informática. A los pocos años se casó con María José, quien es actualmente su esposa.

"Tucumán BBS" fue su primera
"Tucumán BBS" fue su primera empresa, una proveedora de internet en la época en que internet recién llegaba al país.

Entonces vendí una parte de la empresa y me fui a la Universidad de Berkeley a concretar mi sueño. Y tuve muy buena experiencia en Berkeley, viviendo en esa zona de Silicon Valley donde vi todas las empresas tecnológicas. En ese momento empezaban las punto com, año 98, 99. Era el boom de las web punto com. Creo que tuve la suerte de estar en el lugar indicado en el momento indicado. En ese momento aparecieron las primeras empresas de internet. Apareció Mercado Libre, otra que se llamaba De Remate. Varias nacían ahí. Despegar también. Y a mí se me ocurrió una idea. Me di cuenta de que todos mis amigos invertían en la Bolsa. Chicos de 20 años, 23, 24 años, todos invertían. Y pensé que tenía que empezar a ver de qué se trataba, y abrí mi primera cuenta para invertir en la Bolsa online”, dice, y habla de la idea que lo llevó al camino del éxito.

“Un día hubo un problema en casa, se incendió la cocina, y llamamos a un plomero para que arregle algunas cosas. Y cuando llega ve mi pizarrón donde yo me anotaba las acciones y dijo: ‘Ah, yo estoy siguiendo esta acción, yo creo que va a subir. ¿Cómo la estás viendo?’. Y yo lo miré, sabe de la Bolsa, pensé. Esto pasa en mercados desarrollados, la gente invierte en el mercado de capitales. Eso en América Latina no existía. Y ahí surgió mi segundo emprendimiento, que se llama invertironline.com. Una empresa que se dedica a la compra y venta de acciones a través de internet. Que de alguna forma surge porque un plomero vio en mi departamento de Berkeley algo y yo dije: esto va a pasar en América Latina o en Argentina, la gente va a comprar y vender acciones de forma online. Así surgió eso. Levantamos los primeros fondos y arrancamos”.

Al poco tiempo cambió de carrera y empezó a estudiar finanzas. Invertir Online fue la primera fintech de América Latina y es hoy la que más transacciones canaliza en la Bolsa de Argentina. Hace algunos años la vendió al Grupo Supervielle.

Su segundo emprendimiento fue Invertir
Su segundo emprendimiento fue Invertir Online, un sitio web que llevó el acceso al mercado de valores al público general en América Latina.

El accidente que le cambió la vida

“En un momento hubo algo en mi vida que lo cambió todo. Fue en el 2010. Tuve un accidente en moto cruzando la Cordillera. Me pegué un palo feo, venía rápido, 130, camino angosto de ripio, parado en la moto, y perdí el control y me abrí la pierna. Cuando me quise parar vi que salía un hueso y dije esto está mal. No había nadie. La moto había caído más adelante, no la veía. Salía mucha sangre y pensé que me podía morir. Estaba en el medio de la nada, no había señal de celular, nada. Al tiempo cayó otra moto, me acercaron hasta una camioneta, la camioneta me bajó en un hospital público. Me curé y todo eso. Pero en ese momento, cuando me asusté, empecé a pensar. Me acordé de mi abuelo. Mi abuelo siempre me decía: ‘¿Cuáles son los dos días más importantes de tu vida?’. De chico le contestaba cualquier cosa, pero en ese momento me acordé. Mi abuelo me decía: los dos días más importantes de tu vida son cuando nacés, que tenés una hoja en blanco, podés desarrollar absolutamente todo, y el segundo día más importante es cuando descubrís tu propósito. ¿Cuál es tu propósito, para qué estás acá? Y yo en ese momento venía con la empresa a full, abriendo distintos países, laburaba 12, 14 horas por día. ¿Para qué? Me volvió la pregunta de mi abuelo, para qué, cuál es mi propósito, para qué estoy haciendo esto. ¿Para ganar más guita? ¿Para qué? ¿Para tener más empleados y más…? ¿Para qué? ¿Para estar en distintos países? Y ahí empecé a cambiar”, cuenta.

Desde ese momento empecé a buscar generar impacto de otras características, no solo impacto económico sino impacto social e impacto ambiental. Y empecé de vuelta un proceso de cambio, después de la tecnología, después de las telecomunicaciones, después de las finanzas, empecé a involucrarme en cosas de impacto social y ambiental”, dice frente a los y las jóvenes estudiantes que lo escuchan con atención.

“Yo tengo 25 años de casado y tengo más de veinte mudanzas. Viví en todos lados. Una época viví en Chile y con un grupo de amigos empezamos algo que se llama Social Lab, una plataforma que usa tecnología para generar impacto en la base de las pirámides. Quiere decir: tecnología que ayude a los que más necesitan. Me pareció bueno, empecé a involucrarme, armamos un directorio, y esta organización empezó primero en Chile, después abrimos en Argentina, después Uruguay, México, Colombia, y se transformó en algo que realmente va acorde con mi propósito: contribuir de otra forma”, explica. Así nació Social Lab, otro de sus emprendimientos.

En el 2010 Facundo tuvo
En el 2010 Facundo tuvo un accidente con la moto que le cambió la cabeza. A partir de entonces comenzó a preocuparse por el triple impacto.

En forma paralela se involucró con Sistema B, una organización que fomenta el desarrollo de empresas que no solo busquen ganar plata sino que sean agentes de cambio, que generen impacto social e impacto ambiental además de impacto económico. Fue director de la organización y se interiorizó en la temática ambiental.

“Estuve unos cuantos años muy activo y eso de alguna forma me fue llevando a la política. Alguien, un emprendedor amigo, me dijo: ‘Facundo, si querés generar impacto la única forma es a través de la política. Involucrate, vas a ver’. Y me empezó a insistir con eso. Yo decía que no, la política no. No creía en el sistema, soy muy crítico con el sistema. Y este amigo me organizó una reunión con un grupo de personas y a la semana me llamó Mauricio Macri, yo no lo conocía, para ver si quería ser candidato en Tucumán. Por lo cual yo tenía que dejar una serie de cosas, mudarme a Tucumán, que no vivía hace 20 años ahí, e iniciar una campaña electoral”, cuenta.

Lo hizo, y cuando se armó Cambiemos él fue elegido para encabezar la lista de diputados nacionales. Fue electo y pasó cuatro años como funcionario público.

Luego, se corrió de la política y volvió al mundo emprendedor. Se instaló en Uruguay e intentó -intenta- quedarse un poco quieto. “En los últimos 25 años nunca estuve tanto tiempo en un mismo lugar”, dice. Sin embargo, su estilo de vida contempla el movimiento, cuanto más no sea para tener reuniones.

Sobre el éxito y el fracaso en la vida del emprendedor

“Cuando uno emprende tiene que entender que el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder entusiasmo. Son todas pequeñas batallas las que uno da. Y a mi edad, después de 25 años emprendiendo, podés contar un montón de cosas que te salieron bien, uno no cuenta las que le salieron mal, pero está lleno. Hasta ahora la foto de mi película es muy buena, pero si sacabas fotos en distintas etapas ibas a encontrar un montón de fracasos, de errores costosísimos”, dice.

“Cuando uno emprende tiene que
“Cuando uno emprende tiene que entender que el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder entusiasmo", dice Garretón, citando una frase célebre.

“A los 23 años una empresa americana que cotizaba en Nasdaq nos querían comprar el proveedor de internet. Ahí me di cuenta de que había hecho un montón de cosas mal. Cuando hicieron una auditoría de la empresa vi que había un montón de informalidades. Que no estaban bien armadas un montón de cosas. La parte tecnológica estaba bien pero después muchas cosas estaban muy mal. Eso nos hizo perder muchísimo valor como empresa. Pero eso me sirvió para cuando, tres años después, armé Invertir Online. Ahí la hice toda muy prolija. Con los mejores equipos, con la mejor gente. Todos fueron socios. Muy meticuloso, muy auditado. Todo en economía formal. En Tucumán hay un porcentaje alto de economía informal, pero si querés hacer una empresa seria no podés ir por ese camino. Todo transparente hicimos esa segunda vez. Y entonces ese error de no hacer las cosas bien al comienzo, que nos castigó en el valor de venta, lo capitalicé veinte años después con una empresa que estaba perfecta, donde teníamos varios que la querían comprar y todos querían pagar más de lo que valía. Eso es porque antes hubo un fracaso y aprendí de eso”, cuenta.

La llegada del cannabis

“En el 2017, siendo diputado, nos toca regular el cannabis en Argentina. Yo soy bastante meticuloso y estudioso, y me puse a ver legislación comparada. Qué pasaba en otras partes del mundo. Vi la regulación en Uruguay, en Canadá, cómo está avanzando Colombia. En ciertas partes de Europa. Y vi que se estaba armando como una burbuja donde un montón de gente quería invertir pero no había claridad. Muy parecido al año 98, 99 con las punto com. Cuando empezaron un montón de punto com había una oportunidad, pero pocos sabían cómo capitalizarla. Los que lo hicieron bien ahí están, Mercado Libre, Despegar, Inversión Online… todos los grandes. Los que lo hicieron mal desaparecieron. Y desaparecieron millones de empresas”, dice.

Su última apuesta la realizó
Su última apuesta la realizó en Uruguay, en una empresa de cannabis medicinal para la cual recaudó 1.5 millones de dólares de inversión e invirtió de su bolsillo otros U$D 500.000.

“En la industria del cannabis veía algo similar: mucha gente invirtiendo, poca claridad. Yo estuve dos años siguiendo la industria hasta que vi cómo eso se empezaba a desarmar. A fines del 2018, 2019 empezó a caer y ahí fue el momento de empezar a invertir. Entendiendo ya la industria, no antes. ¿A qué voy con esto? Que es fundamental prepararse, estudiar. Y el estudio no hay que entenderlo como un proceso de: estudié, me recibí, ya está. No, es constante. Todo el tiempo hay que estudiar, todo el tiempo hay que estar formándose. Yo cada dos años me dedico un buen tiempo a irme a algún lugar a estudiar. En este mundo que es tan volátil, tan incierto, tan complejo y tan ambiguo es necesario estar preparado todo el tiempo”, cuenta.

Preguntas para Garretón

Como en cada charla, sobre el final los estudiantes le pudieron hacer algunas preguntas a Facundo, que respondió todas con mucha predisposición. La vocación, el éxito, el factor emprendedor… algunas de las claves que más quisieron saber los y las jóvenes presentes.

-¿Siempre quisiste ser emprendedor? ¿Te pensabas con esa palabra?

-Cuando empecé este proveedor de internet no existía ser emprendedor. La palabra emprendedor realmente no existía. Bah, yo no la conocía al menos. Hoy es popular y está buenísimo que sea popular y que la gente quiera ser emprendedora. Pero en ese momento no existía. De alguna u otra forma mi padre es emprendedor también. Mi mamá es psicóloga, mi papá es contador. Y después de todo ese proceso que conté de ser preso político durante varios años, salió y fue emprendedor. Con el tiempo empezó con su estudio contable, después una cosa, otra cosa. Y después en la época que aparecían los primeros cables, los primeros videocables, con un grupo de amigos empezó el primer videocable, o uno de los primeros del Norte de Argentina. Yo de alguna forma mamé toda esa experiencia emprendedora y veía cómo él empezaba. A mí siempre me gustaron los modelos disruptivos, hacer cosas totalmente distintas. Y cuando alguien aparece haciendo algo digo: a ver de qué se trata. Entonces vengo de eso, de haber mamado cómo emprender, cómo comenzar, cómo ver oportunidades y ese tipo de cosas.

-¿Cuál dirías que es tu vocación?

-Mi hijo Tobías tiene 18 años. Él va a tener por lo menos una docena de trabajos en su vida. Mi padre tuvo dos, tres. Mi abuelo tuvo uno. Yo tuve ya cinco, seis trabajos de distinto tipo. Mi hijo va a tener doce trabajos. Y la mayoría de esos trabajos que va a tener, aún no se inventaron, no existen. De vuelta, cuando yo empecé con el proveedor de internet, ¿ustedes se creen que había desarrolladores de apps? No existían las apps, no existían los celulares. Entonces con los cambios que se están produciendo no te queda otra que estar todo el tiempo aprendiendo y adaptándote, y ser resiliente. El concepto de vocación que había antes para mí ya no existe, cambia todo tan rápido que no te queda otra que estar actualizándote y viendo ciertas cosas. Y la vocación creo que es algo que va cambiando.

-¿Cómo fue la experiencia en la universidad de Estados Unidos? ¿Era difícil estar a nivel?

-Cuando empecé la Universidad me di cuenta de que tenía que estar con los mejores. Entonces lo que hice es en el cursillo de ingreso ver quiénes eran los mejores. Las preguntas que hacían, cómo interactuaban, y armé un grupo y los invité... a los mejores. Y ese grupo estudiaba siempre junto. Y eran híper competitivos entre ellos, uno medalla de oro, el otro de plata, el otro de bronce, y yo abajo, lejos. Ellos sacaban 9,80, 9,75 y se peleaban por eso, y yo un glorioso 7, pero venía bien. Porque hacía otras cosas que me divertían más. Por lo cual no era el nerd ese, extraño. Tenía bastante vida social.

Facundo Garretón en la Usina
Facundo Garretón en la Usina del Arte tras la charla en el auditorio.

-¿Cómo fue su experiencia con la política? O su experiencia en el Congreso en particular.

-Yo soy muy inquieto, soy curioso, me gusta vincularme, me gusta conocer gente, me gusta conocer gente que piensa totalmente distinto. Si piensan muy similar a mí no me entusiasma. Me gusta hablar con la gente que piensa diferente, de hecho este concepto de la grieta que hay en la política... yo estando en el Congreso me llevaba bien con todos, porque entendía el otro punto de vista y me enriquecía también. Yo no necesito convencerlo al otro, yo le doy mi punto de vista y el otro me da su punto de vista y está bueno. Y respetamos nuestras ideas… Y eso está buenísimo, pero creo que cada vez falta más ¿no?

-¿Cuál es la clave para conseguir fondos para desarrollar una idea?

-Yo creo que en el fondo todo emprendedor cuando busca fondos, en realidad un emprendedor tiene que ser un vendedor también, porque todo el tiempo tenés que estar convenciendo a alguien. Tenés que convencer a inversores para que inviertan en tu empresa. Tenés que convencer a colegas o empleados para que trabajen en tu empresa quizás por menos guita al comienzo. Tenés que convencer a los clientes de que tu producto o servicio es muy bueno. Entonces todo el tiempo es convencer. Y para convencer tenés que estar totalmente convencido. Si vos no estás convencido de lo que estás haciendo es muy difícil que convenzas a un tercero. Por lo cual yo creo que mucho del trabajo de emprendedor es mostrar que lo que uno vio es realmente una oportunidad. Y si yo estoy convencido los inversores te aparecen solos.

-¿Cuál es tu relación con los sueños? ¿Son lo mismo que los objetivos?

-Los emprendedores somos personas que todo el tiempo tenemos ideas. Pero una vez que tenés la idea o ves la oportunidad, tenés que ejecutar. Y hay una frase que a mí me gusta mucho que dice visión sin ejecución es alucinación. Y es verdad. Si no ejecutás te quedás solamente en la locura. Las ideas valen centavos, la ejecución vale millones. Las ideas no valen realmente mucho. Todo el mundo tiene ideas, o está lleno de potenciales ideas. La clave es quiénes son las personas que tienen la capacidad para ejecutar esas ideas, para convertirlas en realidad.

-¿Si pudieras volver a ver al Facundo que iba a visitar al padre al campito, qué consejo le darías para la vida?

-Le diría que la vida es corta, muy corta. Mucho más corta que lo que nos imaginamos. Por lo cual hay que disfrutarla. Y para disfrutarla hay que poder observar los lindos momentos. Ver siempre el vaso medio lleno. Entender que está lleno de desafíos, pero no volverse loco ni estresarse. Y diferenciar los deseos de los objetivos, porque los objetivos te los pone muchas veces el contexto: la sociedad, tu familia, el sistema educativo... Y capaz que los objetivos distan mucho de lo que eran tus deseos. Tus deseos tenés que conocerlos muy bien vos, conocerte a vos mismo muy bien e interpretar adentro tuyo qué es lo que realmente deseás, y seguir más los deseos que los objetivos. Yo creo que si uno sigue los deseos, todo fluye.

Por: Joaquín Sánchez Mariño. Fotos: Gustavo Gavotti

Agradecimiento: Usina del Arte y Susana Mitchell, Coordinadora Laboratorio de Comunicación y Medios-FCS-UCA y Fontenla (Furniture Design)

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