La agencia de talentos William Morris Endeavor (WME) ha negado haber recibido presiones de Blake Lively y Ryan Reynolds para desvincular a Justin Baldoni, un día después de que el actor demandara al diario The New York Times por 250 millones de dólares. La demanda incluye la acusación de que la famosa pareja intentó influir en la decisión de la agencia para que dejara de representarlo.
El conflicto comenzó el 31 de diciembre, cuando Baldoni presentó una demanda ante la Corte Superior de Los Ángeles, alegando que Reynolds, de 48 años, exigió a su agente de WME que lo dejara como cliente durante el estreno de Deadpool & Wolverine. Según la denuncia, Baldoni y su compañía, Wayfarer Studios, temían por las acciones de Lively y Reynolds, que consideraban dirigidas a “destruir su carrera y vida personal”.
Sin embargo, en un comunicado emitido el 1 de enero a The Hollywood Reporter, WME desmintió estas acusaciones. La agencia afirmó que el agente de Baldoni no asistió al evento señalado y que no existió ninguna presión por parte de Reynolds o Lively para tomar esa decisión.
El contexto detrás de la controversia
La desvinculación de Baldoni ocurrió el 21 de diciembre, un día después de que Lively, coprotagonista del filme It Ends with Us, presentara una denuncia que lo acusaba de acoso sexual y otras conductas inapropiadas. Según Deadline, la decisión de WME fue influenciada por la gravedad de las acusaciones de Lively, quien sigue siendo representada por la agencia.
Bryan Freedman, abogado de Baldoni, calificó las acusaciones como “falsas, escandalosas e intencionadamente dañinas”. El actor, conocido por su papel en Jane the Virgin, no ha emitido declaraciones públicas hasta ahora.
Demandas cruzadas y nuevos alegatos
El mismo día que Baldoni presentó su demanda contra el New York Times, Lively presentó una denuncia en un tribunal federal del Distrito Sur de Nueva York. En esta acusación, Lively señala que sufrió represalias por parte de Wayfarer Studios tras denunciar acoso sexual y preocupaciones sobre la seguridad en el set.
La denuncia original de Lively, presentada el 20 de diciembre, alega que Baldoni mostró imágenes explícitas sin su consentimiento, cuestionó aspectos de su vida personal y propuso incluir escenas íntimas no acordadas en el guion. Además, lo acusa de criticar su “edad y peso” y de omitir información sobre un brote de COVID-19 en el set que la habría expuesto al virus, afectando también a su hija pequeña.
Por su parte, la demanda de Baldoni contra el New York Times acusa al periódico de usar comunicaciones manipuladas y fuera de contexto en un artículo publicado el 21 de diciembre, el cual respalda las afirmaciones de Lively. Su abogado argumenta que la publicación cedió ante la influencia de Lively y Reynolds, ignorando prácticas periodísticas éticas.
Un caso de alto perfil con implicaciones en Hollywood
Las acusaciones cruzadas entre Baldoni y Lively, sumadas a las demandas contra el New York Times y Wayfarer Studios, han desatado un debate sobre las dinámicas de poder, la seguridad laboral en los sets de filmación y el manejo ético en los medios de comunicación.
Mientras las partes enfrentan el proceso judicial, el caso subraya la necesidad de protocolos claros para abordar denuncias de acoso y represalias en la industria del entretenimiento. El desenlace de esta disputa podría sentar precedentes significativos para la protección de los derechos de los trabajadores en Hollywood.