El estilo de Anna Wintour, editora en jefe de Vogue desde 1988, es inconfundible: un corte de cabello bob perfectamente definido y sus omnipresentes gafas de sol oscuras. Mucho se ha especulado sobre el accesorio que permanece en el rostro de la periodista incluso cuando está bajo techo.
La propia Wintour respondió escuetamente el misterio de su look durante una entrevista reciente con la BBC.
“Me ayudan a ver y me ayudan a no ver”, explicó la ejecutiva de 75 años de manera enigmática sobre las gafas. “Me ayudan a ser vista y a no ser vista. Son un como un prop de atrezo, diría yo”, añadió.
La conversación tuvo lugar a propósito de VOGUE: Inventing the Runway, una exposición inmersiva que Wintour promociona actualmente en el centro artístico The Lightroom, en Londres.
La muestra, que estará abierta hasta abril de 2025, celebra la historia de los desfiles de moda a través de tecnología de proyección digital, transportando a los visitantes al epicentro de los eventos más célebres de la industria.
En palabras de Wintour para la BBC: “Para alguien que asiste a tantos desfiles, uno puede volverse... no cínico, pero sí acostumbrarse a la experiencia. Queríamos que quienes no han tenido la oportunidad de estar en un desfile sintieran como si estuvieran allí”.
Derribando mitos sobre su carácter
Wintour también abordó su reputación de ser intimidante, una imagen que ha sido alimentada por décadas de especulación y por supuestamente ser la inspiración para Miranda Priestly, el personaje principal de El diablo viste a la moda.
Interpretada por Meryl Streep en la adaptación cinematográfica de 2006, Priestly es una jefa autoritaria y fría que muchos creen fue modelada con base en Wintour. Sin embargo, la editora ha insistido en que esa percepción es errónea.
Cuando la periodista de la BBC, Katie Razzall, le preguntó si consideraba que la gente le tenía miedo, Wintour respondió: “Espero que no”.
Además, negó que nadie se atreviera a contradecirla en la industria de la moda, un mito ampliamente repetido incluso por colegas como Donatella Versace. “Eso es absolutamente falso. A menudo me dicen que no, y eso es algo bueno. ‘No’ es una palabra maravillosa”, aseguró.
Más allá de su estilo icónico y su supuesto carácter “glacial”, el legado de Wintour en la moda es amplio, polémico e indiscutible. Durante más de 35 años, la editora ha liderado Vogue con una visión estratégica que la ha consolidado como una de las figuras más influyentes del sector.
Su labor ha sido documentada en proyectos recientes, como la docuserie In Vogue: The 90s de Disney+, una pieza que viaja a la reinvención de la revista desde finales de los años 80.
Wintour compartió algunas anécdotas sobre sus experiencias en el mundo de los desfiles, desde los espectaculares escenarios creados por Karl Lagerfeld, como la pasarela sobre la Gran Muralla China para Fendi en 2007, hasta los desfiles perfectamente puntuales de Gianni Versace. “No importaba quién hubiera llegado todavía. Podría haber sido el Papa, pero a él no le importaba”, relató.
En contraste, mencionó una anécdota sobre Marc Jacobs, cuyo desfile empezó una hora y media tarde: “Todos le gritamos tanto después de eso que la siguiente temporada no solo comenzó a tiempo, sino cinco minutos antes”.
A sus 75 años, Wintour no muestra señales de abandonar su espacio al frente de Vogue ni su rol como asesora global de contenido en Condé Nast. “No tengo planes de dejar mi trabajo”, aseguró a la BBC.