En una entrevista con la revista People, Sean Ono Lennon confesó que tuvo algunas discusiones con su madre, Yoko Ono, porque ven las cosas de diferente manera. Por un lado, la japonesa es fiel creyente de disciplinas como la astrología, la numerología y el tarot, mientras que su hijo se inclinó por las ciencias exactas y el pensamiento racional.
“Estaba más interesado en la ciencia y el pensamiento racional. Al crecer, parecía que todo tenía que girar siempre en torno a los números y al cálculo de fechas para la astrología. (Yo decía) ‘Mamá, ¿podemos hacer algo sin preocuparnos por lo que dicen las cartas del tarot?’”, recordó.
El artista de 49 años, dijo que está sorprendido por la forma en la que su mamá está tan inmersa en estos temas: “Está profundamente interesada en las cosas cósmicas, a un nivel que nunca he visto en nadie más. Se podría decir que es una bruja buena. Me crie con tantas cosas cósmicas que me rebelé contra ellas”, indicó.
Asimismo, el músico explicó que las diferentes perspectivas han dado lugar a algunos debates filosóficos entre ellos y contó que hace unos años la cuestionó sobre su forma de pensar y le dijo: “Mamá, ¡no creo que el universo pueda funcionar de esta manera! No hay forma de que el número de algo importe, ya sea un siete o un nueve”. Sin embargo, ella solo respondió: “Pero así es como funciona”.
A pesar de estos debates con su mamá, Sean Ono Lennon afirmó que no todo es el pensamiento racional para él, ya que todavía siente una atracción hacia lo místico y describo este sentimiento como su versión de la culpa católica.
“No importa cuánto intente rechazar lo que yo llamaría pensamiento sobrenatural, o pensamiento supersticioso, no puedo sacarlo de mi ser. Todavía me preocupa cuando hay coincidencias o si veo el número ‘equivocado’ en una habitación de hotel. No importa cuán racional pretenda ser, todavía lo tengo dentro de mí. Tal vez sea genético, o tal vez sea simplemente porque fui criado de esa manera. Pero la verdad es que, en secreto, creo que todo eso podría ser real”, explicó.
Asimismo, el artista comentó que con la edad ha empezado a aceptar el enfoque metafísico de su madre sobre la vida y el concepto del “más allá”, pues aunque intenta ser racional y científico en su visión del mundo, indicó que “a veces suceden cosas que parecen estar más allá del ámbito de lo cognoscible”.
De hecho, recordó que durante unas vacaciones en Jamaica, el se encontraba abordo de un Jeep alquilado y cuando lo encendió para dar un paseo, la radio también lo hizo y escuchó el desvanecimiento del tema “Beautiful Boy (Darling Boy)”, la canción de cuna con tintes tropicales que John Lennon grabó para él meses antes de su asesinato en 1980.
“En el momento en que se puso en marcha, escuché ‘Darling, darling, darling... darling Sean’. Fue muy extraño. Solo dice mi nombre una vez, al final de la canción. ¿Cuáles son las probabilidades? Nunca lo olvidaré. De nuevo, lucho con mi propia superstición. Obviamente admito que probablemente no sea mágico... pero realmente se sintió como si lo fuera”, relató.
Todo este pensamiento, hizo que Sean Ono Lennon lo reflejara en una nueva y extensa colección que reexamina el álbum Mind Games de Lennon, grabado en 1973. Dicha reedición ofrece una visión fascinante de la vida cotidiana en una casa dirigida por sus padres.
Según el hijo de Yoko Ono, la caja de edición limitada, “Ultimate Collection Super Deluxe”, es en parte arte fino y en parte cápsula del tiempo. Cuenta con remezclas reveladoras producidas por el propio Sean, además de un tesoro de rompecabezas, mapas, réplicas de piezas de arte y un libro de mesa de café, todo contenido en un cubo que pesa 18 kilos y mide 33 centímetros.
La pieza es una réplica de una escultura minimalista que la artista japonesa construyó inicialmente en 1966: un cubo de plexiglás transparente llamado “Danger Box”, la cual está etiquetada con una placa sobre un pequeño orificio.
Una segunda placa debajo está grabada con el aviso humorísticamente ominoso: Advertencia: La administración no garantiza que una mano que se introduzca en este orificio salga en las mismas condiciones que antes de entrar . Sean afirmó que se tomaba ese aviso muy en serio cuando era niño. “Teníamos [una Danger Box] en casa. Es solo una caja de plexiglás en la que metes la mano, ¡pero tenía un poco de miedo de que se convirtiera en algo así como una mano de mono o algo así!”, comentó.