No todo es sensualidad en Babygirl. Según comentó el actor Harris Dickinson a Variety, también hubo momentos vergonzosos en el rodaje del filme que coprotagoniza junto a Nicole Kidman.
El artista de 28 años confesó que uno de los momentos más incómodos fue cuando tuvo que bailar semidesnudo al ritmo de “Father Figure” de George Michael. Fue una improvisación del momento que le solicitó la directora. No hubo ensayo previo, lo que sumaba a la sensación de vulnerabilidad.
“Eso fue solo yo moviéndome”, contó Dickinson entre risas a la publicación estadounidense. “Halina [Reijnm la directora] puso la canción y dijo: ‘Solo baila’. Así que hice un pequeño groove, quizá tomé un poco de whisky antes. Pero fue vergonzoso”, explicó.
La historia de Babygirl, que se estrenará el 25 de diciembre en Estados Unidos, sigue a una poderosa ejecutiva de tecnología (Kidman) que inicia una apasionada y complicada relación con un joven interno, encarnado por Dickinson. La trama también aborda el matrimonio del personaje de Kidman con el de Antonio Banderas, y da especial atención al tema del placer femenino y las dinámicas de poder.
La confianza y los límites en las escenas íntimas
Para garantizar el bienestar de los actores durante las escenas sexuales, Halina Reijn contó con la ayuda de la coordinadora de intimidad Lizzie Talbot, una profesional que también ha trabajado en Bridgerton y Hazme el favor.
Tanto Kidman como Dickinson coincidieron en que trabajar bajo la dirección de Reijn les permitió explorar estos momentos de manera segura y sin presión.
“Establecimos los parámetros de lo que ambos estábamos cómodos haciendo”, explicó Dickinson a Variety. “La coordinadora de intimidad facilitó mucho ese proceso, preguntándonos qué queríamos lograr desde la visión del director y asegurándose de que no nos sintiéramos invadidos durante la escena”.
El actor también comentó que, si en algún momento no se sentían preparados para continuar, la producción pausaba las grabaciones.
Por su parte, Kidman destacó la importancia de la confianza mutua que desarrolló con Dickinson para lograr las secuencias que incluían fetiches de sadomasoquismo y dominación. “Había un salto de fe. Mirábamos al otro y decíamos: ‘Está bien, vamos a hacerlo’”, expresó la actriz durante una sesión de preguntas y respuestas.
La experiencia fue descrita por Kidman como “liberadora” gracias a que Reijn creó un entorno en el que todos los actores se sintieron protegidos y respetados.
Un enfoque diferente al cine erótico
Kidman ha trabajado en varias producciones donde el sexo y la intimidad juegan un papel central, pero aseguró que trabajar en esta propuesta se sintió distinto al ser dirigida por una mujer.
“Cuando hablas con una directora y te dice: ‘Vamos a trabajar juntas en esta escena de orgasmo’, se siente muy diferente. Con un hombre no lo haces de esa manera”, reflexionó la actriz en una conferencia de prensa en el Festival de Venecia. “Lo digo sin rodeos, pero no vas a decir eso con un chico. [Halina] siempre fue muy cariñosa con todos nosotros, con Antonio, con Harris, conmigo, con Sophie, con todos nosotros. Era un ambiente muy cálido para trabajar”.
La visión de Halina Reijn busca no solo mostrar la vulnerabilidad de los personajes, sino también explorar lo que sucede cuando las personas reprimen sus deseos.
Inspirada por thrillers sexuales de los años 90 como Bajos instintos y Atracción fatal, Reijn planteó una narrativa que evita castigar a sus personajes femeninos por sus decisiones. “No quiero que mis personajes sean castigados. Solo quiero que existan tal como son”, declaró la directora en el festival, donde Babygirl tuvo su estreno mundial.