El actor Jeremy Strong, conocido por su icónica interpretación de Kendall Roy en la aclamada serie Succession, comentó que ha experimentado un notable viaje emocional y profesional en los últimos años. En una reciente entrevista con The Sunday Times, el intérprete reflexionó sobre su papel como Kendall en la aclamada producción de HBO, en la que dio vida a un personaje trágico y complejo que lo absorbió durante siete años.
“Kendall fue el regalo incalculable de un material que era un banquete”, compartió Strong. Sin embargo, a pesar de lo enriquecedor de su experiencia, reconoció que “la lucha de Kendall era difícil de llevar”. A lo largo de la historia que desarrolla el show, el actor se sumergió tan profundamente en el papel que, en su momento, tuvo que imaginar cosas terribles sucediendo en su propia vida para prepararse mentalmente: “Me jodió”, confesó.
A medida que Jeremy dejó atrás a Kendall, se dio cuenta de que había “redescubierto el juego” y que a veces había perdido de vista la alegría. Esta transformación personal se hizo más evidente tras un retiro de meditación silenciosa que realizó recientemente: “Hay tanto ruido y ajetreo ahora. Necesitaba esto”. Con una nueva perspectiva, Strong expresó que está emocionado por lo que vendrá en su carrera, diciendo: “Hay tanto más que quiero hacer”.
Dentro de la historia de la serie, Kendall Roy es un personaje complejo y multifacético que ha pasado su vida preparándose para ser el heredero de su padre, Logan Roy. A pesar de su asertividad y confianza exterior, está plagado de ansiedad y dudas internas, lo que lo lleva a abusar de sustancias y a comportamientos erráticos en un intento por encontrar consuelo. Su lucha con la adicción le genera un distanciamiento de su esposa e hijos, y a menudo se siente atrapado en el deseo de emular la despiadada naturaleza de su padre.
Antes de conseguir el papel de Kendall en Succession, Strong tuvo una carrera notable en teatro y cine, aunque muchos no lo conocían. Hizo su debut en Broadway en 2008 con A Man for All Seasons, donde fue elogiado por su interpretación de Sir Richard Rich. Su trayectoria incluyó papeles en importantes películas como Lincoln, Zero Dark Thirty y The Big Short; sin embargo, su carrera dio un giro decisivo cuando fue seleccionado para Succession tras haber trabajado previamente con el director Adam McKay.
Strong inicialmente estaba interesado en interpretar a Roman Roy, el hijo menor de la familia, pero cuando ese papel fue asignado a Kieran Culkin, se presentó para el papel de Kendall. Esta audición resultó ser un gran avance en su carrera, permitiéndole explorar la complejidad del personaje, que capturó la atención de críticos y audiencias por igual.
La interpretación de Strong no solo le valió aclamación, sino que también le otorgó un Primetime Emmy Award por su actuación, consolidándolo como uno de los actores más destacados de su generación.
De CEO frustrado a un aprendiz
Mientras Strong cierra el capítulo de Succession, se embarca en un nuevo desafío: El aprendiz (The Apprentice), una película que explora los orígenes de Donald Trump a través de su relación con el abogado Roy Cohn, interpretado por Strong. La película se sitúa entre la década de 1970 y 1980, retratando la transformación de Trump de un joven empresario a un magnate ostentoso. El actor describe su papel como “una triunfante, retorcida y cómica actuación”, llevando la complejidad que tuvo con Kendall a un nuevo nivel.
El film ha sido objeto de controversia, lo que la estrella considera como un cumplido. El portavoz de campaña de Trump, Steven Cheung, lo calificó de “difamación maliciosa”, a lo que Strong comentó: “Eso me hizo reír, porque es exactamente lo que Cohn les hubiera aconsejado hacer. Atacar, negar todo, nunca admitir derrota”.
A pesar de la reacción negativa, Strong defiende que la película se basa en hechos concretos y reales que no se han sacado de debajo de la manga: “Es un registro histórico”, argumenta, refiriéndose a las acusaciones sobre Trump que se mencionan en el largometraje. “Fue dado en un testimonio bajo juramento”.
A pesar de haber sido presentado en Cannes, The Apprentice no logró distribución en EEUU durante meses, lo que Strong considera un “oscuro presagio de lo que vendrá”. “Todos en Hollywood lo rechazaron porque temían litigios o repercusiones. Eso fue decepcionante”, confesó.
Strong también explicó que la película no descalifica o juzga a Trump ni a Cohn; en cambio, busca “comprender a estas personas” y se esfuerza por presentar a los personajes con “veracidad periodística”, argumentando que la demonización de la otra parte es parte del problema actual. “No está mal ganar comprensión y empatía”, añadió.