Playa, cuerpos esculturales y famosas carreras en cámara lenta frente al mar. Esos son los recuerdos asociados a Baywatch o Guardianes de la bahía, serie que dominó la televisión en los años 90.
A pesar de que NBC la canceló tras su primera temporada por su alto presupuesto y baja audiencia, la ficción fue rescatada por su protagonista David Hasselhoff, quien invirtió de su propio dinero para comprar los derechos y traer de regreso el show.
La intuición del actor fue acertada. El programa se convirtió en un fenómeno global que logró reunir 1,2 mil millones de espectadores semanales y se mantuvo 12 años al aire.
Tres décadas después, el documental After Baywatch: Moment in the Sun, disponible en Hulu, revela las verdades ocultas detrás del brillo de Guardianes de la bahía.
Producido por Nicole Eggert y dirigido por Matt Felker, la docuserie de cuatro partes reúne a más de 35 miembros del elenco original para compartir sus historias personales. “Era hora de levantar el telón y realmente conocer a todos”, dijo Eggert, actriz que dio vida a Summer Quinn.
Las vivencias que recoge la serie de cuatro episodios abarcan desde la abrumadora fama que llegó a los protagonistas de Baywatch, hasta los momentos más duros con los que lidiaban detrás de cámaras.
Las confesiones de Jeremy Jackson y una perturbadora práctica sexual
A medida que la fama de Baywatch alcanzaba su cúspide, Jeremy Jackson comenzó a lidiar con una peligrosa adicción a las metanfetaminas. El actor, que ingresó a la serie en su adolescencia para interpretar a Hobie Buchannan, recordó cómo su padre ficticio casi descubrió su peligroso hábito en el último año de rodaje.
“Recuerdo a David [Hasselhoff] diciendo ‘¿Estás fumando hierba o algo así?’ Y pensé, Jesús, ¿piensan que estoy fumando hierba? Nunca podría decirles la verdad”, mencionó en el documental.
“Cuando no has dormido durante cinco días y has estado fumando cristal meth, que alguien te mire a los ojos y diga ‘Amigo, ¿estás bien?’ es lo peor que puede pasar”.
Sin embargo, el consumo de estupefacientes solo fue el estallido final de muchos conflictos internos. En las entrevistas para el documental, Jackson calificó como “doloroso” el haber atravesado la pubertad mientras grababa la serie.
“Era demasiado joven como para acostarme con las chicas, pero lo suficientemente grande como para querer hacerlo”, relató. En ese contexto, se involucró en prácticas invasivas como oler los trajes de baño de sus compañeras de reparto en secreto, cuando se infiltraba en sus camerinos.
Pamela Anderson evitaba escenas de besos por los celos de su esposo
Otra de las grandes figuras de Guardianes de la Bahía fue Pamela Anderson en el rol de C.J. Parker. La actriz, nombrada sex-symbol de la época, tomó consciencia de su fama cuando viajó a Inglaterra en una gira con el equipo.
“Fuimos a Londres a promover Baywatch y los fotógrafos se estaban cayendo hacia atrás y por las escaleras. Miré hacia atrás y me di cuenta de que me estaban fotografiando a mí”, relató en una entrevista de archivo.
No obstante, este momento de éxito contrastaba con una tormentosa relación sentimental. En 1995, Anderson se casó con el baterista de Mötley Crüe, Tommy Lee, un hombre que se ganó una reputación negativa en la producción por sus ataques de celos.
Según actores y personal entrevistado en la docuserie, Lee alcanzó a “destrozar” el tráiler (camerino) de Anderson cuando ella estaba grabando una escena con David Chokachi, su pareja en la ficción.
Anderson, consciente de los sentimientos de inseguridad de su esposo, intentó mitigar la situación solicitando cambios en el guion.
“Pam vino un día y me dijo: ‘Por favor, reescribe esta escena donde tengo que besar a David. Tommy se está sintiendo realmente inseguro ahora y no es un buen momento”, recordó Michael Berk, co-creador de la serie.
Por su parte, Chokachi expresó pesar por el estrés que vivía su compañera. “Sentí pena por ella porque estaba bajo mucha presión externa. Debería haber sido un momento realmente bueno en su vida, pero en lugar de eso, estaba acorralada”, añadió.
Fingieron ser pareja para proteger su opción sexual
Jaason Simmons, quien interpretaba a Logan Fowler, un atractivo salvavidas australiano conocido por sus conquistas amorosas en la serie, tenía un secreto profundamente guardado al ingresar a la serie en 1994.
En la vida real, Simmons era gay, pero mantuvo su orientación sexual en secreto debido a las presiones y el estigma que enfrentaban los actores homosexuales en la industria en ese momento.
Simmons experimentó una gran ansiedad relacionada con su situación, algo que afectó profundamente su vida profesional y personal. “Fue tanta ansiedad que [Alexandra] tuvo que llevarme a terapia dos veces a la semana durante mi primera temporada en el show solo para lidiar con todo lo que no era actuar”, recordó Simmons.
En esas circunstancias, surgió una estrecha amistad entre Simmons y Alexandra Paul, quien se convirtió en una de sus principales fuentes de apoyo. Y así surgió la idea de fingir una relación romántica para proteger a Jaason de las especulaciones de los paparazzi.
“Era tan peligroso que un hombre saliera del closet, especialmente cuando quieres ser un atractivo protagonista masculino, porque los productores ya no te contratarían como un tipo hetero que consigue chicas, y ese era el personaje que él estaba interpretando”, argumentó Alexandra.
Paul y Simmons llevaron su actuación al público. Participaron en sesiones de fotos y eventos diseñados para desviar la atención de los rumores sobre la sexualidad de Simmons.
“Hay fotos de él y de mí en el National Enquirer sosteniéndonos de la mano y besándonos porque necesitaba una ‘novia’. Incluso hicimos una sesión de fotos desnudos que apareció en la portada de un periódico británico”, detalló la actriz.
¿Qué pasaba con los salarios en Baywatch?
A pesar de su éxito en la televisión, los actores enfrentaron una notable discrepancia en los salarios comparados con otras series populares. Nicole Eggert explicó que el pago por episodio era de “unos $3,500″, lo cual contrastaba marcadamente con los $1 millón por episodio que ganaban los actores de Friends en esa época.
“Recuerdo haberme asustado al ver mi primer cheque después de que se descontaran los impuestos. ¿Cómo voy a vivir con este dinero?”, añadió Erika Eleniak en la docuserie.
Billy Warlock, quien interpretó a Eddie Kramer, también expresó su descontento, afirmando que no había “ni un solo actor rico en Baywatch” y criticó la falta de una compensación económica adecuada.
Carmen Electra y las exigencias de la producción para que pierda peso
Durante su tiempo en Baywatch, Carmen Electra enfrentó presiones relacionadas con su imagen corporal. La actriz que dio vida a Lani McKenzie reveló que, aunque no se realizaban pesajes formales, los productores constantemente le sugerían reducir sus curvas.
“Nunca me pesé, pero a veces me decían que pesaba demasiado y ahora he echado la vista atrás y creo que no era así”, dijo la estrella durante el estreno del documental.
Previamente, en 2013, algunos integrantes del reparto habían mencionado una supuesta cláusula en sus contratos que restringía su peso. “Si hacías algo para ganar o perder kilos [fuera de lo establecido], estabas en problemas”, recordó Traci Bingham, quien dio vida a Jordan Tate.
En el documental, Nicole Eggert volvió a destacar dicha clausula que prohibía una fluctuación de más de cinco libras. Su compañera Alicia Bridges (Taylor Walsh en la ficción) además mencionó que había una presión constante para evitar la celulitis.
Gregory Alan Williams se sintió discriminado por la producción
Gregory Alan William, actor que encarnó al oficial Garner Ellerbee, guarda recuerdos agridulces de su paso por Guardianes de la bahía, ya que experimentó una forma sutil pero dolorosa de discriminación racial durante su tiempo en el programa.
Ante las cámaras del documental, Williams recordó que al ser el único actor negro en un elenco predominantemente caucásico, su personaje era relegado a ser “el tipo cómico”.
Cuando quiso ponerse en forma y lucir atlético como sus pares, se le dejó en claro que su trabajo “no era ser atractivo”. “Debía ser un payaso. Todo lo que era estético o mi apariencia no era celebrada”, contó.
Una anécdota especialmente dura se produjo en la primera temporada, cuando fue invitado a una sesión de fotos promocional en la playa, solo para ser informado al llegar que ya no lo necesitaban.
“Esa caminata de regreso a través de la arena fue la más larga que he hecho en mi vida”, dijo Williams, quien concluyó: “Baywatch era un programa que celebraba la belleza europea. Yo no era lo que estaban vendiendo”.
En su contexto, la serie caía en clichés raciales con decisiones muy específicas sobre los personajes. Alexandra Paul, quien interpretaba a Stephanie Holden, también expresó su frustración al intentar convencer a los productores de darle un novio de color a su personaje. Aunque accedieron por insistencia, decidieron presentar al personaje latino como un ex miembro de una pandilla.