Matthew Perry tenía 54 años cuando fue encontrado flotando boca abajo en el jacuzzi de su casa en Los Ángeles. La noticia dejó desconsolados a miles de espectadores que, a través de varias generaciones, habían reído y disfrutado su fino sentido del humor en Friends. Su partida dejó con el corazón roto, principalmente, a Jennifer Aniston, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc y David Schwimmer, su segunda familia.
Ese aciago 28 de octubre del año pasado, el mundo lloró su deceso, el cual inicialmente fue descrito como un ahogamiento accidental. Según los oficiales, los servicios de emergencias llegaron a la residencia de Perry a las 4 p.m. de ese sábado tras recibir la llamada de un empleado. Los paramédicos no pudieron hacer más que confirmar que estaba muerto.
“La causa no se conocerá hasta dentro de algún tiempo, pero en este momento no se sospecha de un hecho delictivo”, dijo el capitán Scot Williams, quien dirige la División de Homicidios de LAPD, el 31 de octubre.
Casi un año después, y tras siete meses de investigación oficial por parte de las autoridades, se descubrió que el recordado Chandler había perdido la vida inducido por un sistema que tomó ventaja de su debilidad más grande: la adicción a las drogas.
¿Qué se sabía de Matthew Perry antes de su muerte?
Luego de Friends, la famosa sitcom de los noventas, Matthew participó en varios proyectos televisivos y cinematográficos. También incursionó en la producción, con las series de comedia Mr. Sunshine de ABC y The Odd Couple de CBS.
En el 2021, Perry participó en el emotivo reencuentro del elenco de Friends en un especial de HBO. Sería la última vez que se le vería en pantalla.
Un año después publicó su libro de memorias, “Friends, Lovers and the Big Terrible Thing”, un texto en el que había detallado el claroscuro de su vida, ese contraste entre el éxito y la soledad. Confesó que su abuso de sustancias y alcohol empezó a los 14 años y esas cuerdas de dependencia se hicieron más fuertes cuando su fama despegó.
En su historial, admitió haber probado Vicodin, Xanax y Oxicodona. “Fingía lesiones, migrañas, iba a ocho doctores al mismo tiempo”, contó al New York Times en 2022, pero aseguró que ya había dejado ese estilo de vida.
Dijo que llevaba al menos “18 meses sobrio” y había decidido rehabilitarse tras un complicado episodio de salud (neumonía y ruptura del colon) que lo llevó a pasar dos semanas en coma y nueve meses con una bolsa de colostomía en 2018.
“Sigue siendo un proceso diario de mejora. Todos los días. El que haya hecho esto no significa que [la lucha] haya terminado”, compartió con el diario.
Los últimos momentos de Matthew Perry
El 15 de diciembre de 2023, el Departamento Médico Forense del Condado de Los Ángeles reveló los resultados de la autopsia al cuerpo de Matthew Perry. Su muerte fue atribuida a los efectos agudos de la ketamina, un potente anestésico con propiedades psicodélicas que a veces es usado en terapia alternativa para problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad.
Según el informe citado por Los Angeles Times, los altos niveles de este fármaco en la sangre de Perry causaron sobreestimulación cardiovascular y depresión respiratoria. El ahogamiento y los efectos de otro opiode, la buprenorfina, también fueron acuñados como factores que contribuyeron al deceso.
La cuestión que debía esclarecerse es cómo llegó tanta ketamina al organismo de Perry. El actor sí había recibido terapias con esa sustancia; sin embargo, el informe médico resaltó que los restos del fármaco no podrían ser atribuidos a su última sesión de infusiones realizada aproximadamente una semana y media antes del incidente fatal.
En mayo, se confirmó que la DEA se había sumado a una investigación conjunta con la Policía de Los Angeles. Las pesquisas concluyeron hace poco y el pasado jueves 15 de agosto se reveló el arresto de al menos cinco personas: el asistente personal de Matthew Perry, dos médicos, un intermediario y una mujer conocida como “la reina de la ketamina”.
“Estos acusados se aprovecharon de los problemas de adicción del Sr. Perry para enriquecerse”, declaró Martin Estrada, fiscal del Distrito Central de California.
“Sabían que lo que hacían suponía un gran peligro para el señor Perry. Pero lo hicieron de todos modos. Al final, los acusados estaban más interesados en lucrarse a costa del Sr. Perry que en preocuparse por su bienestar”, dijo el letrado en una rueda de prensa.
En los acuerdos de culpabilidad firmados por tres de los cinco sospechosos, se relata la espiral que terminó con la vida del actor. Kenneth Iwamasa, su asistente, dijo que Perry le pidió buscar fuentes alternativas de ketamina en septiembre del 2023, luego de que la clínica donde se atendía se negara a subirle la dosis.
Así, el hombre entró en contacto con el Dr. Salvador Plasencia y su colega, el Dr. Mark Chavez. “Me pregunto cuánto pagará este imbécil”, le habría escrito con total frialdad el primer galeno a su amigo, según mensajes de texto obtenidos por la policía.
Ese mes, ambos doctores habrían comenzado a enviar viales y pastillas al actor por un valor de 55.000 dólares empleando recetas fraudulentas.
Sin embargo, no sería la única fuente de la droga. Iwamasa también hizo tratos con Erik Fleming, un hombre que lo enlazó con Jasveen Sangha, una mujer que se jactaba de proveer de “material excelente” para clientes de alto perfil.
Pero el organismo de Perry había dado varias alarmas de que estaba llegando al límite. El propio Iwamasa fue testigo de un episodio en que Perry “quedó paralizado, sin poder hablar ni moverse, además de sufrir un aumento de la tensión arterial” luego de que el le administrara “una gran dosis”.
El asistente también admitió haberlo encontrado inconsciente en al menos dos ocasiones durante los días previos a su muerte. En ese entonces, Perry estaba recibiendo inyecciones de ketamina entre seis y ocho veces al día, viales administrados por Iwamasa a pesar de no tener ningún entrenamiento médico.
El fatídico 28 de octubre, Matthew Perry recibió la droga en tres ocasiones. El último pedido lo hizo solo cuarenta minutos después de su segunda dosis. “Inyéctame uno grande”, le dijo el actor a su asistente y le solicitó que preparara su jacuzzi.
Tras proveerle la droga, Iwamasa salió de la residencia para hacer unos recados. Cuando volvió, Perry ya estaba muerto. El informe de la autopsia señalaba que el nivel de ketamina en su sangre era equivalente a la cantidad que se usa para anestesia general.
En sus últimos años de vida, Matthew Perry se esforzó por librarse de las garras de la adicción. Su compromiso había alcanzado incluso a financiar apoyo a tres miembros de Alcohólicos Anónimos.
Su padrastro Keith Morrison recuerda que lo había visto de buen ánimo tras depurar su cuerpo y mente. “Era feliz, y lo dijo. Y hacía mucho tiempo que no lo decía”, aseguró en un podcast después de la tragedia.
El actor también había hablado de la ketamina en sus memorias, aunque había descrito la terapia con infusiones de la sustancia como algo que “no era para él”. por la “dura resaca” que superaba sus aparentes beneficios.
Por eso resulta desconcertante que este fármaco fuese el arma letal que hiciese flaquear su fuerza de voluntad. Quizá cometió el error de darle la espalda al enemigo, un verdugo que estaba aliado con quienes tenían la labor de protegerlo.