Tras una lesión que lo alejó de su sueño de ser futbolista profesional, Antonio Banderas encontró su camino entre las tablas, los reflectores y las cámaras. Luego de formarse como actor de teatro en España y con el espaldarazo del cineasta Pedro Almódovar, el malagueño se abrió paso en el séptimo arte y quedó consolidado en Hollywood con un heroico personaje de capa y antifaz.
La máscara del zorro, inolvidable estreno de 1998, entra en esa categoría de películas que vieron la luz contra viento y marea.
El personaje original, creación del literato Johnston McClulley en 1919, ya había saltado al cine en oportunidades anteriores con mayor o menor éxito. Sin embargo, antes del cambio de siglo, Steven Spielberg se interesó en producir una nueva versión del relato.
En asociación con TriStar Pictures, el cineasta convocó al guionista Joel Gross (que previamente había adaptado Los tres mosqueteros) para trabajar en la historia. Así, en 1993, iniciaba la preproducción de un largometraje que tendría varios cambios drásticos en camino, incluyendo guion, protagonista y director.
Banderas no fue la primera opción
Mikael Salomon fue el primer realizador que comenzó a trabajar en el largometraje. La búsqueda del elenco estelar también se puso en marcha. En 1994, Sean Connery entró en negociaciones para ser Diego de La Vega y —según reveló el cineasta— Tom Cruise estuvo muy cerca de encarnar al protagonista, Alejandro Murrieta.
En diálogo con Slash Film, Solomon reveló que Spielberg —en su rol de productor ejecutivo— estaba empecinado en contratar a la estrella de Misión Imposible como el sucesor del Zorro y estrella de la ficción.
El cinematógrafo no era muy partidario de la idea, pues prefería trabajar con un actor de habla hispana.
“Mi amigo Bille August había hecho La casa de los espíritus con un reparto de no latinos, y se metió en muchos problemas por ello en Sudamérica. Y le dije a Steven: ‘Probablemente eso no sea una buena idea, solo por esa razón’”, recordó en la entrevista.
Al parecer, Cruise también intuyó que no era un rol para él y decidió contactarse con el director. Ambos se conocían por haber trabajado juntos en Un horizonte lejano. Así, a través de una llamada telefónica, él declinó la oferta y el camino quedó libre para otro actor.
En 1995, Salomon y Sean Connery también dejaron el proyecto y Spielberg buscó a otro director. Aquí entró en escena la dupla que había hecho el filme Pistolero. Antonio Banderas firmó como protagonista y Robert Rodríguez como director.
Sin embargo, meses después, comenzó otra disputa en pre-producción. El nuevo cineasta no llegó a un acuerdo con los productores sobre el presupuesto de la película y dio marcha atrás. Lo relevó Martin Campbell, que había refrescado la franquicia de James Bond con GoldenEye (1995).
Anthony Hopkins también se sumó al reparto como Diego de La Vega, un rol que aceptó “para divertirse”, y Catherine Zeta-Jones quedó seleccionada por Spielberg como la valiente Elena Montero.
Y el guion final terminó siendo elaborado por John Eskow, Ted Elliot y Terry Rossio, basado en una historia creada en colaboración con Randall Jahnson.
La preparación de Banderas
Tras obtener el papel, el actor español comenzó a prepararse físicamente para la exigencia que demandaba el relato. Si algo caracteriza al Zorro, es su talento con la espada. Para perfeccionar su dominio de esta arma, Alejandro se puso a practicar por cuatro meses con el equipo olímpico de esgrima en España. Esa temporada le dio una base sólida para posteriores entrenamientos con sus compañeros de reparto.
Ya en México —lugar donde se instaló el set de rodaje—, Banderas, Hopkins y Zeta-Jones continuaron una ardua instrucción a cargo de Bob Anderson, reconocido maestro espadachín con reputación exigente en los sets de Hollywood, que también formó a los actores de Piratas del Caribe y El Señor de los Anillos.
Por otros dos meses, los sometió a 10 horas de práctica para afinar posturas, ritmo y coreografía. “Lo solíamos llamar ‘Bob, el gruñón’, era muy perfeccionista”, recordó luego Martin Campbell en una entrevista con el New York Times. “Era increíblemente inventivo, y también se negó a tratar a los actores como estrellas”.
El malagueño impresionó a Anderson durante ese tiempo, y se ganó el ser reconocido como “el mejor talento natural con el que había trabajado”.
Un rodaje problemático
La máscara del Zorro aborda el vínculo de Don Diego de la Vega —el Zorro original— y un bandolero al que elige como sucesor luego de pasar 20 años en prisión. Durante su tiempo en la cárcel, su esposa fue asesinada y su hija Elena fue enviada a España. Tras escapar, De la Vega recluta a Alejandro Murrieta y lo entrena para que siga sus pasos como justiciero enmascarado.
El largometraje recaudó $250.288.523 dólares a nivel global y fue nominada a dos premios Oscar. El reconocimiento público y crítico recompensó con creces el problemático rodaje que se realizó en los Estudios Churubusco y otras locaciones mexicanas con un presupuesto inicial de 60 millones de dólares. Imprevistos, retrasos y otros inconvenientes elevaron la inversión por 10 millones de dólares adicionales.
“Todas las grandes secuencias de acción, el final en la mina con las explosiones, y los incendios, y la lucha con espadas, y la muerte del villano, etcétera, requirieron mucho tiempo y fueron extenuantes. Era físicamente agotador. De alguna manera, lo superamos sin muchas lesiones, nada dramático”, recordó George Parra, primer asistente de dirección, en diálogo con SlashFilm.
Las primeras cuatro semanas, los técnicos y staff lidiaron con problemas de salud que iban desde infecciones respiratorias hasta problemas estomacales. Se cuenta que en esta temporada, la gripe comenzó a propagarse entre el equipo y alcanzó al director, quien tuvo que ser hospitalizado por complicaciones en los bronquios y ello llevó a que el rodaje se detuviera por cuatro días.
Otro obstáculo que realmente generó dolores de cabeza al equipo fue la aduana. Objetos de utilería para la filmación fueron retenidos por nueve días, incluyendo la espada del Zorro que era de plástico.
Asimismo, un dato curioso que vale la pena mencionar es el debate por el final de la película.
[Alerta de spoiler] Variety, en un artículo de la época, informó sobre la idea que circulaba entre los productores respecto al personaje de Anthony Hopkins. Que Diego de la Vega muriera en los brazos de su hija les parecía demasiado deprimente. Los espectadores en la proyección de prueba tampoco estaban satisfechos.
A pesar de ello, el desenlace del Zorro veterano no fue modificado. Lo que sí se agregó fue la secuencia en la que Alejandro y Elena viven felices con su hijo, una escena grabada tres meses después de que el rodaje concluyera oficialmente. “Una idea de Spielberg, naturalmente. El adora cerrar sus películas con broche de oro”, acotó Thom Noble, el editor del filme.