Con su Eras Tour, la cantante estadounidense Taylor Swift consolidó su influencia en la industria musical y, sobre todo, en el mercado de las presentaciones en vivo. La compositora de 34 años, creadora de una prolífica discografía, lideró la que ha sido descrita como “la gira más grande en la historia del pop” por Variety.
La demanda por los boletos de la artista ha crecido exponencialmente. Aunque su trayectoria en la música abarca casi veinte años —y ha sido una figura reconocida en los Estados Unidos desde el 2010—, lo que vive ahora es un auténtico fenómeno.
El tour, que comenzó en marzo del 2023 y continúa viajando por Europa, cruzó hace unos meses la impresionante marca de los mil millones de dólares en ganancias. Así, dejó atrás al récord establecido previamente por Sir Elton John con su “Farewell Yellow Brick Road” (939.1 millones de dólares).
El dato resulta aún más asombroso considerando que a Swift le tomó menos de un año alcanzar esa cifra. Si se tiene en cuenta que todavía quedan pendientes una veintena de shows en Norteamérica, no sería extraño que se acerque o incluso supere los dos mil millones de dólares en recaudación.
La revista estadounidense estima que las ganancias promedio por cada show de la gira “Eras” son de $14 millones. “Otros creen que esa es una cifra muy conservadora”, indica el informe. “Incluso en algunas noches es posible que ronde los 17 millones de dólares”.
Ese es el impresionante monto que Swift puede traer a sus arcas con tres horas y media de show musical.
La fiebre del Eras Tour
Como los boletos de este concierto llegan a agotarse rápidamente, algunos fans han optado por volar a otros países para no perderse la oportunidad de ser parte del Eras Tour. Esa idea resulta, en ocasiones, incluso más económica que comprar un boleto en reventa en los Estados Unidos, donde los precios pueden llegar a superar las cuatro cifras.
Este desplazamiento también ha impulsado la economía local de las ciudades anfitrionas de la gira. La llegada de una ola de fanáticos impacta en los hoteles, los restaurantes, y otros negocios que surgen en torno al concierto de la artista.
Sin embargo, Variety también reconoce que hay desafíos logísticos a la par de los beneficios económicos, sobre todo en manejo de tráfico, accesibilidad y seguridad para las multitudes en las sedes de los recitales.
Con los resultados observados hasta el momento, la gira de Swift se considera un referente en la producción de eventos en vivo, con nuevos estándares en cuanto al espectáculo, el escenario y acciones que refuerzan la participación de los fans. Indudablemente, contribuyó al resurgir de los shows post-pandemia.
“Es la abanderada de la industria de los conciertos”, dijo el editor de Pollstar, sitio especializado en espectáculos en vivo, a Variety. “No es nada que hayamos visto antes, y pasará mucho tiempo antes de que volvamos a ver algo así. El momento que escogió fue exquisito: La pandemia creó este anhelo y hambre por entretenimiento en vivo como ninguna otra cosa en nuestra historia, por lo que no podría haber elegido un mejor momento para salir de gira”.
En un aplaudido uso de su influencia, Swift también ha hecho frente a las prácticas de reventa inflada por sitios oficiales, como Ticketmaster. Uno de los mecanismos más criticados es el “precio dinámico” que aplica la mencionada plataforma para los eventos con alta demanda. Swift desactivó esa opción en su gira, en un intento de evitar las alzas exageradas de los boletos para sus shows.
Asimismo, el colapso de la web en la preventa de The Eras Tour en 2022 catalizó una demanda antimonopolio contra Live Nation y su subsidiaria Ticketmaster. El Departamento de Justicia de EE.UU tomó acciones legales citando “falta de transparencia y estructura de tarifas, así como su incapacidad para evitar que bots accedan a boletos en los eventos de alta demanda”.