Un niño de siete años con síndrome de Down fue expulsado de un concierto de Pink tras negarse a mantenerse en su asiento, generando indignación entre los asistentes y en redes sociales. El incidente ocurrió en el reciente espectáculo de la cantante en el Tottenham Hotspur Stadium en Londres, durante su gira “Summer Carnival World Tour”.
La madre del menor, Vanessa Vasey, quien había gastado más de 600 libras esterlinas en entradas (aproximadamente 750 dólares), expresó su frustración y tristeza por el tratamiento recibido. “Nosotros no podíamos esperar, iba a ser un momento muy especial para vivir juntos”, contó la mujer.
Vasey también detalló que normalmente habría traído un instrumento de apoyo para su hijo, pero que dicho aparato no estaba permitido. “El día del concierto no llevé su carrito especial porque el boleto decía que no había lugar para guardarlo”, dijo Vasey al medio The Daily Mail.
La madre afectada, explicó que su menor, quien además de síndrome de Down padece trastornos sensoriales, encontraba difícil permanecer en su asiento debido a su propia condición. Antes del inicio del concierto, el niño estaba bailando cerca de los asientos, con la supervisión de Kirsty, una amiga de Vanessa que también estaba presente.
Sin embargo, según un artículo publicado en Metro, un grupo de guardias de seguridad se acercó a ellos pidiéndoles que regresaran a sus asientos o que abandonaran el recinto. A pesar de que Vasey explicó la situación, los guardias insistieron en que debía seguirse el reglamento.
“Nos ofrecieron acceso a una sala sensorial insonorizada, pero lo rechazamos porque implicaría que Jesse viese el concierto en una pantalla y sin escuchar nada del escenario”, detalló Vasey, que luego tuvo que verse frente a más guardias de seguridad. “No causábamos problemas. Jesse mide apenas un metro y estaba entreteniendo a todos”, comentó.
Vanessa continuó: “Entonces llegaron seis guardias de seguridad diciéndonos que debíamos movernos. Cuando expliqué sobre sus discapacidades, dijeron que no había nada que pudieran hacer: o nos sentábamos o debíamos irnos”.
“La experiencia dejó a mi hijo molesto. Fuimos intimidados y para cuando decidimos irnos, había 10 personas rodeándonos —incluyendo guardias de seguridad, personas con trajes, otros empleados— y literalmente nos escoltaron fuera del edificio como si fuéramos criminales”, expresó con indignación la madre de Jesse.
Vasey recalcó la consecuencias de este incidente: “Lo único que Jesse recordará ahora es verme llorar, estar molesta y el trato intimidante y poco amable que recibimos. Creo que Pink estaría disgustada si supiera lo que pasó”. La madre afectada también expresó su deseo de que el personal del estadio “tuviera mayor conocimiento y comprensión para apoyar de manera equitativa a todas las personas”.
En respuesta a Metro, un portavoz del Tottenham Hotspur Stadium afirmó: “Somos conscientes de la queja publicada en Facebook, que no ha sido recibida directamente. Como un lugar que se enorgullece de proporcionar instalaciones totalmente inclusivas para todos, lamentamos profundamente que Jesse no haya tenido una experiencia positiva en el concierto del sábado por la noche”.
El resto de las declaración continuó así: “Tras una mayor investigación, podemos confirmar que la Sra. Vasey recibió asistencia de nuestros equipos de Protección y Bienestar durante toda la noche para proporcionar a Jesse una experiencia de visualización cómoda, incluida la oferta de acceso a nuestra Sala Sensorial dedicada”.
El portavoz añadió al final que las opciones de ayuda fueron declinadas y el grupo optó por abandonar el evento. Asimismo, señaló que a pesar de que los boletos fueron adquiridos a través de Ticketmaster, el estadio se comunicaría directamente con ella.
Los concierto de P!nk han sido sede de varios momentos poco convencionales. A principios de este año, la cantante se vio obligada a pausar un concierto en Australia después de que una fan entrara en labor de parto en medio de una canción. La cantante estaba interpretando su balada de 2023 “Our Song” en el Allianz Stadium de Sídney cuando notó un grupo pidiendo ayuda desde la multitud.